La concejal de Urbanismo de Granada, Isabel Nieto, afirmó recientemente, refiriéndose a la proyectada estación de Granada, que iba a ser un aparcamiento de trenes. Al alcalde, José Torres Hurtado, tampoco le entusiasma el proyecto y criticó su coste, a su juicio excesivo.

El PP, el partido de ambos, difunde muy a menudo que Granada es víctima de un agravio comparativo en relación con otras provincias cercanas, y la que más sale a colación es siempre Málaga. Critican lo muchísimo que el gobierno socialista ha invertido en el aeropuerto o en la llamada hiperronda de circunvalación, mientras que aquí se eterniza la obra de la autovía A-7.

Pero hablando de agravios, ¿cómo les sentaría que el Gobierno dijera ahora que renuncia a la estación que ha proyectado y la cambia por otra más modesta?

La estación María Zambrano de Málaga tiene cuatro vías y ocho andenes. También las de Valencia, Valladolid y Córdoba. Y eso es justo lo que se pretende para Granada. Si Málaga tuviera ocho andenes y Granada sólo cuatro, ¿habría agravio comparativo?

"Es una estación diseñada para el futuro. Debemos prever el tráfico a largo plazo", cuenta Manuel Pezzi, diputado socialista.

Cuando el AVE llegue a Granada, la ciudad estará conectada por alta velocidad con Madrid, pero el objetivo no es sólo llevar y traer a la gente desde ese punto A al punto B; ni siquiera es el objetivo fundamental. Granada también tendrá conexión rápida con Sevilla, Málaga, Córdoba, Cádiz y Huelva, y más a largo plazo con Jaén y Almería. Y seguirán llegando trenes convencionales como los regionales, que conectan a Granada con Almería, Linares, Ronda o Algeciras, los de mercancías y, si prospera la idea, los de cercanías que podrían acortar distancias con Loja o Iznalloz.

"Necesitamos todas esas vías", prosigue Pezzi, que tiene clarísimo que si Fomento propusiera una estación de sólo cuatro vías "el PP diría de inmediato que es de segunda categoría".

Tampoco entiende que la llegada del AVE sea tan cara. "El soterramiento en La Chana cuesta 137 millones, pero es la única forma de que el barrio no se parta en dos. El Ayuntamiento propone hacer una trinchera de cuatro metros que dejaría el tren en superficie, porque sumando la plataforma, la vía y demás mide siete metros de alto. El soterramiento que nosotros proponemos es de diez metros".

"¿Por qué -prosigue- el Ayuntamiento ha cambiado de opinión? Supongo que porque no tiene dinero para afrontar su parte de la financiación. Descontado lo que pone Fomento y las plusvalías de los terrenos que se liberan, quedarían por pagar 166 millones. ¿Por qué no negocia con la Junta para que ellos paguen algo más? Ahora el alcalde pide una reunión con José Blanco, pero lo hace días después de acusar al Ministerio de reírse de los granadinos. Es una forma de negociar un poco rara...", concluye.