Granada

La autopsia descarta que Juan Ramón fuera agredido antes de morir ahogado

  • El informe forense revela que el joven de 19 años falleció por inmersión en el pantano de Colomera, de modo que estaba vivo antes de caer o ser lanzado al agua · La Policía Judicial prosigue la investigación

Juan Ramón Lafuente, el joven de 19 años que desapareció en la noche del pasado viernes día 20 tras bajarse supuestamente del coche de sus amigos después de que abandonaran juntos la discoteca de Benalúa de las Villas, estaba vivo antes de caer o de ser lanzado al pantano de Colomera, donde el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil halló su cadáver el pasado sábado.

Fuentes de la investigación explicaron que la autopsia, que le fue practicada en la mañana de ayer revela que la muerte se produjo por inmersión, de modo que estaba vivo cuando entró en contacto con el agua. Las mismas fuentes precisaron que la autopsia ha revelado que no se produjeron lesiones, ya que el cadáver no presenta signos de violencia. De esta forma, indicaron que a pesar de que no se descarta ninguna hipótesis, la muerte "es compatible con una posible caída o con que se haya tirado al agua". No obstante, la Policía Judicial prosigue su investigación.

El joven era vecino de Tiena, un anejo del municipio de Moclín ubicado a unos veinte kilómetros de la zona en la que la madrugada del viernes al sábado de la semana pasada bajó supuestamente del coche de sus amigos, después de que abandonaran juntos la discoteca de Benalúa de las Villas y se desencadenara supuestamente una discusión. Desde el sábado día 21, cuando sus familiares denunciaron la desaparición, un gran dispositivo formado por más de un centenar de efectivos de Bomberos, Protección Civil, Guardia Civil y amigos y familiares han buscado de forma incansable al joven.

En esta búsqueda fue decisiva la actuación de la perra Yara, un can que dio con el paradero de un anciano con alzhéimer desaparecido en Charches el pasado marzo.

En la mañana del miércoles, el bombero accitano, Miguel Pérez, propietario de la perra, recibió una llamada de un compañero de Bomberos de Granada para ver si tenían información del joven. Pérez se puso en contacto con la Policía Local y la Guardia Civil de allí, quienes le indicaron que llevaban buscando al muchacho varios días.

"Como tenemos un perro de rastro, nos dijeron que si nos queríamos desplazar a la zona, cuenta Miguel, quien puso el asunto en conocimiento del jefe del Parque de Bomberos de Guadix, Miguel Ángel Puertas; del alcalde de la ciudad, Santiago Pérez; y del edil de Seguridad, José Antonio González Alcalá. Ellos autorizaron la expedición accitana con Yara a la cabeza y compuesta por tres bomberos: Antonio Manuel Martínez, Daniel Maldonado y Miguel Pérez.

Hasta las inmediaciones del lugar donde se le perdió el rastro a Juan Manuel se desplazaron el miércoles por la tarde con Yara los tres bomberos accitanos, junto con dos bomberos de Granada y un vehículo especial del Parque de Bomberos Granada. "Allí nos esperaba un Policía Local y un familiar con ropa del chico y nos fuimos donde se le perdió la pista. Dejamos allí a la perra y nos llevó al mismo sitio. Por lo tanto, nos dirigimos a un segundo punto a cuatro kilómetros de Benalúa de las Villas, donde marcamos con ropa la carretera a la perra, ya que el chico había ido andando desde el primer punto hasta el segundo por la carretera", explicó el bombero.

Según su relato, tras enseñarle de nuevo la ropa, Yara "comenzó a rastrear y nos bajó hasta el pantano, situado aproximadamente a unos 500 o 600 metros. "Empezó a meterse en el agua y de allí no quería salir. Ladraba, miraba hacia adentro… Le repetimos otra vez la prueba para ver qué hacía y nos volvía a indicar lo mismo. Por tercera vez volvimos a repartir lo mismo una hora después, lo que nos hizo pensar que el cuerpo podía estar en el pantano", señaló.

Ante este resultado, el jueves por la mañana retomaron la búsqueda "para hacer un rastreo del sitio donde marcó la perra", si bien "no encontraron nada porque entraron hasta once metros de profundidad y ya no pudieron bajar más". Fue en la tarde del sábado cuando "el cuerpo salió a flote", algo que no ocurrió antes porque, según Miguel Pérez, "el chico no tenía comida en el estómago, de modo que no había descomposición previa del organismo".

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