Celebración

La Passio venció a la lluvia

  • La Semana Santa de Granada ha hecho historia con la celebración del Entierro Magno, que aunque estuvo a punto de suspenderse por lluvia, finalmente se desarrolló impecable aunque con un paso menos

La Semana Santa de Granada ha escrito un nuevo capítulo de su historia con la celebración de la Passio Granatensis, el centenario del primer entierro magno antológico celebrado en la ciudad en 1909.  Y pese a un inicio accidentado por la lluvia –como ocurriera en 1909 pero en este caso en el regreso de los pasos, que quedó deslucido–, finalmente se pudo celebrar con el esplendor que merecía el acontecimiento aunque sin la participación en último momento del Cristo de la Misericordia, que se quedó en la Catedral por decisión de la hermandad para preservar la imagen, original de José de Mora, de las inclemencias meteorológicas. Por tanto, fueron 21 los pasos que participaron en el Entierro Magno de 2009, un año para el recuerdo.

Desde primera hora de la mañana se notaba el ambiente festivo en la ciudad. Numeroso público acudió a la Catedral para ver primero la entrada de los pasos y después observar la disposición de los veintidós en las naves catedralicias, aunque su colocación impedía la visión de casi la mitad de los pasos participantes.

A las 16:30, puntual, salió el cortejo de la Passio Granatensis bajo un cielo nublado y con una temperatura mucho más baja que días anteriores. En el ambiente estaba el miedo a que comenzara a llover, y no tardó mucho. Antes de la media hora del inicio de la salida de los pasos la lluvia hizo acto de presencia de forma insistente. En ese momento estaban ya fuera la ‘Borriquilla’, la Santa Cena, el Huerto de los Olivos y Jesús Cautivo. Tras unos minutos de incertidumbre, el paso del Cautivo subió de nuevo la rampa de la Catedral para internarse en la seo granadina y ponerse a resguardo. El paso del Huerto, al final de Marqués de Gerona se cubrió con un plástico y también regresó a Catedral. Los otros dos pasos, cubiertos con plásticos, permanecieron en calle Mesones.

Desde ese momento el nerviosismo se apoderó de los organizadores, participantes y público, miles de personas que esperaban desde el mediodía el paso del cortejo.

La Federación y los hermanos mayores de las cofradías participantes se reunieron en el interior de la Catedral para decidir qué hacer. Si se suspendía la Passio, se interrumpía temporalmente o continuaba pese a la lluvia. Y finalmente se decidió, por unanimidad y tras consultar partes meteorológicos, continuar con la celebración. Durante dos horas más la lluvia fue intermitente aunque no tan intensa como el primer chaparrón de las 17:00 horas, lo que obligó a todos los pasos a ir cubiertos con plásticos hasta la zona de Puerta Real.

Así, volvió a salir el paso del Huerto de los Olivos, el del Cautivo y así todos los previstos. Hasta que llegó el paso del Cristo de la Misericordia de la cofradía del Silencio. En ese momento caían unas tímidas gotas que hicieron a la junta de gobierno de la hermandad pensarse su salida. Tras unos minutos decidieron que el Cristo de José de Mora no participara finalmente en la Passio para preservarlo. Una decisión meditada pues este año procesionaba la imagen original de Mora que no lo hacía desde 1975 y que este año tenía autorización por el Entierro Magno conmemorativo. Por contra, la imagen original de Jesús del Perdón de Diego de Siloé, también una participación extraordinaria por la Passio, y el resto de imágenes titulares  de gran valía artística y de escultores insignes como el propio Mora, Pablo de Rojas, Siloé o Torcuato Ruiz del Peral, participaron sin problema en el cortejo aunque bien protegidas por las cofradías.

Por la interrupción de la lluvia, que dejó estampas tristes no deseadas por los cofrades y visitantes como ver los pasos tapados con plásticos y que impidió disfrutar de la totalidad del cortejo con buen tiempo y sol, se generó un retraso que en algún punto del recorrido oficial fue de una hora. Las salidas se retrasaron sólo cinco minutos del horario previsto pero el paso por Plaza del Carmen se inició a las 18:40 en lugar de a las 17:40 como estaba señalado por Federación. La celeridad de los pasos y la organización hizo que se recuperara tiempo y al final se terminó el paso por la plaza del Ayuntamiento con menos de treinta minutos de retraso.

Cuando se tranquilizaron los ánimos y se despejó el cielo se pudo disfrutar de los detalles  que incluía cada paso para esta celebración especial. Jesús de la Entrada en Jerusalén lucía túnica burdeos y no la blanca del Domingo de Ramos; el romano del paso de Jesús del Perdón lucía plumas negras y no blancas; el Cristo del Rescate llevaba la túnica persa; Jesús de las Tres Caídas lucía nimbo y  corona de espinas en plata y el romano iba con plumas negras cedidas por la cofradía de la Macarena de Sevilla; el Cristo de la Expiración llevaba corona de espinas y potencias y en el paso de la Lanzada Longinos iba con plumas y capa negras y una carabela figuraba al pie de la Cruz.

Además, casi todos los pasos lucían un exorno floral distinto al de su salida penitencial y acorde con el protocolo luctuoso de la Passio, que recrea iconográficamente la pasión y muerte de Cristo. Cardos, clavel rojo, hiedra y en general un ornamento más serio por el carácter de la procesión especial.

Con la ausencia del Cristo de la Misericordia el cortejo lo cerraban, tras el paso de la Lanzada, la Virgen de la Alhambra, el Descendimiento, el Santo Sepulcro, la Soledad de Mora y la Soledad de San Jerónimo.

Todo el cortejo fue en silencio menos el paso del Santo Sepulcro, con capilla musical, y el de la Soledad de San Jerónimo, que iba acompañado por la banda municipal de Granada, que interpretó la marcha especial conmemorativa del acto, Passio Granatensis, de Ángel López, al paso de esta dolorosa por la Plaza de las Pasiegas.

El ambiente no decayó en toda la tarde. Una vez olvidados los paraguas, las miles de personas que abarrotaron el centro de la ciudad (visibles sobre todo en Puerta Real, Reyes Católicos y Gran Vía) dieron empaque al acto.

El arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, acompañó al cortejo desde la salida de la Catedral, donde hizo una oración y una reflexión de lo histórico del acontecimiento. A la llegada a la Plaza del Carmen, se unió a la presidencia oficial con el presidente de la Federación de Cofradías, Gerardo Sabador, y miembros de la corporación municipal.

Una vez terminado el recorrido oficial en Gran Vía esquina con Cárcel Baja, las hermandades iniciaron sus regresos hacia sus sedes canónicas. En ese punto, se unían más hermanos y bandas de música para acompañarlos. Con todo, algunos pasos decidieron regresar en silencio y con paso rápido a sus templos.

En definitiva, un día histórico que el tiempo finalmente permitió disfrutar, que nadie había vivido antes por ser el centenario y que no se sabe cuándo se repetirá.

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