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Impresionante final del ciclo de Tomás Luis de Victoria

  • La obra '18 Responsorios de Tinieblas' puso ayer el broche de oro en el Monasterio de San Jerónimo a los conciertos matinales dedicados al compositor

Con una impresionante y larga ovación del público terminaba ayer en el Monasterio de San Jerónimo el ciclo que se ha venido dedicando en los conciertos matinales a Tomás Luis de Victoria, el gran polifonista español de cuya muerte se cumplen 400 años en 2011. Ha sido, aunque resulte tópico, un broche de oro, ya que la obra elegida era probablemente la más conocida del compositor y una de las más perfectas de su catálogo: 18 Responsorios de Tinieblas del Oficio de Semana Santa. Se ha dicho de estos Responsorios que son el corpus más importante de música para la Semana Santa jamás concebido por un compositor español, y de ahí su fama universal. Publicados por Victoria en 1585, son las piezas que durante la Semana Santa se cantaban en los maitines, antes del amanecer, el jueves, viernes y sábado santos, y por eso su simbología se basa en la luz, la sombra y las tinieblas, a partir de textos bíblicos a los que estas plegarias responden, motivo por el que se llaman responsorios. Musicalmente, sonaron ayer como una de las cumbres compositivas de Victoria, y de la música religiosa universal. La iglesia del Monasterio no podía ser más adecuada como escenario para esta actuación, y en mitad de esos muros pintados, frente a ese altar impresionante, le parecía a uno estar sumergido plásticamente en la bellísima música de Victoria. Completó el programa una obra desconocida del patrimonio local que el Festival ha recuperado para este concierto. Dada la costumbre en la época de que otros muchos polifonistas escribieran estas mismas obras, se localizaron en el archivo de la Catedral granadina las Lamentaciones de Ambrosio Cotes, maestro de la Capilla Real entre 1581 y 1596, pertenecientes a dos días distintos del triduo sacro, jueves y viernes santos, que también sonaron ayer maravillosamente.

Los encargados de ese maravilloso sonido que se mantuvo durante la hora y cuarto de actuación fueron los miembros de Musica Reservata, que dirige Paul Hillier, que revalidaron en este concierto el nivel de excelencia que hace del conjunto uno de los más reputados en la interpretación de música antigua. La actuación cerró el imprescindible ciclo dedicado a Tomás Luis de Victoria organizado por el Festival de Música y Danza con la colaboración de la agencia estatal Acción Cultural Española, con el que se ha querido recordar desde Granada a una de las figuras esenciales de la historia de nuestra música y del arte universal.

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