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Un lugar para reencontrarse

  • El Centro José Guerrero acoge hasta el 22 de enero 'Cabañas para pensar', una atípica exposición de fotografías, planos, maquetas y vídeos de los espacios que artistas y escritores dedicaron a su trabajol Cabañas para pensar se podrá ver en el Centro José Guerrero hasta el 22 de enero. Horario: de martes a sábados de 10.30 a 14.00 y de 16.30 a 21.00 horas; domingos y festivos de 10.30 a 14.00 horas.

Músicos, escritores, artistas y filósofos han buscado siempre un lugar, a medio camino entre lo mágico y lo espiritual, que propiciase la creación y que les permitiese entrar en contacto con su yo más íntimo. Esa idea, vinculada esencialmente al ascetismo de los grandes pensadores, llevó a muchos de ellos a convertir pequeñas cabañas construidas en ocasiones por ellos mismos en espacios en los que encontrarse con la soledad y volver a lo más primitivo y rústico para, a partir de ahí, crear.

En Centro José Guerrero retoma su actividad expositiva con Cabañas para pensar, una propuesta insólita que reúne fotografías, planos, maquetas y vídeos de las cabañas que once creadores de finales del siglo XIX y principios del XX eligieron como lugar de trabajo. Son los filósofos Ludwig Wittgenstein y Martin Heidegger; los compositores Ervard Grieg y Gustav Mahler; el dramaturgo August Strindberg; los escritores Knut Hamsun, George Bernard Shaw y Virginia Woolf; el poeta Dylan Thomas; el cineasta Derek Jarman y el explorador y el escritor Thomas Edward Lawrence (Lawrence de Arabia) y, aunque cada una de ellas da muestra del mundo tan peculiar de quien la habitó, todas se asemejan en "un afán de impenetrabilidad y en su gran austeridad", según explicó ayer el comisario de la muestra, Alberto Ruiz Samaniego.

"El primer ímpetu con el que uno se instala en una cabaña es por encontrar la soledad, como esa vuelta a la naturaleza desde las urbes. Casi todos estos personajes tuvieron en común una voluntad de severidad, de enfrentarse desde su cabaña a un rigor máximo. Además, su otra intención pasaba por la búsqueda de una transformación interior, como una purgación de su verdadero yo, una cura de sí mismos para la adquisición de un yo más auténtico", apuntó Ruiz Samaniego.

Una sencilla exploración de las cabañas de cada uno de estos autores permite conocer mucho de la persona que había tras de ellas. Así, la de Dylan Thomas en Laugharne (Gales) estaba abarrotada de libros y con fotografías de escritores salpicadas por sus paredes. Mahler repartía su estancia en tres cabañas que alquilaba durante los meses de verano -en invierno no tenía tiempo para componer debido a sus compromisos como director de orquesta-, Bernard Shaw construyó su pequeñísima cabaña en Hertfordshire (Inglaterra) encima de una plataforma giratoria con la intención de aprovechar al máximo las horas de sol; mientras que la de Heidegger en Todtnauberg (Alemania) era tan austera que ni tenía electricidad ni agua y era conocida la imagen del filósofo ya casi anciano andando hasta un pozo cercano en busca de agua potable.

La exposición se completa con un catálogo que recoge, además de las fotografías de las cabañas de todos estos autores, textos en los que filósofos, poetas y artistas reflexionan sobre las cabañas como espacio para la creación.

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