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Cómo reconstruir el pasado

  • El libro 'La investigación experimental aplicada a la arqueología' reúne 60 monografías de trabajos que abordan la reproducción de construcciones de la antigüedad

Un dolmen, un menhir o un brazalete de piedra. Hay pocas cosas que la arqueología experimental no pueda reconstruir. Por falta de gente y de tiempo, si acaso, una pirámide, pero no es imposible. "Si tienes los medios, todo puede ser". Hace unos tres meses el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada sorprendió en el Parque de las Ciencias con una curiosa propuesta: mover una enorme piedra de trece toneladas de la forma en que lo hicieron en el Neolítico. Ayer varios profesores presentaron en el museo La investigación experimental aplicada a la arqueología, un libro que contiene algunas de esas fascinantes reproducciones del pasado. Es la segunda monografía sobre arqueología experimental que se ha publicado en España y reúne más de 60 de trabajos nacionales e internacionales que abordan desde la tecnología lítica a la tecnologías prehistóricas como la fabricación de la cerámica, la metalurgia o el megalitismo.

Los arqueólogos del futuro deben saber mirar atrás. El director del Departamento de Arqueología, Francisco Contreras, explica que la arqueología experimental "consiste en reconstruir el pasado pero partiendo de la experiencia del presente. Intentamos reproducir en la actualidad construcciones que se asemejen a las de la antigüedad". Es básico conocer la metodología de la Prehistoria, "averiguar cómo los antiguos producían metales o producían cerámica".

Algo a simple vista tan sencillo como un brazalete hecho de piedra, por ejemplo, necesitó todo un proceso de elaboración. "Son piezas hechas a partir de una pieza única de piedra -pizarra, mármol o caliza-, pero con una tecnología muy específica". Subraya Contreras que hoy nos han llegado algunos de esos brazaletes y lo que intentan los arqueólogos es "demostrar cómo pudieron hacerlos a partir de esas piedras y con una tecnología muy rudimentaria". Era necesario romper todo el interior de la piedra y pulir muy bien el borde para hacer un brazalete. Se han encontrado bastantes elementos de adorno de este tipo en contextos neolíticos del Sur y del Levante Peninsular.

La arqueología experimental estudia "casos muy evidentes como los arquitectónicos" pero también la actividad experimental relacionada con la tecnología de la piedra lítica o las huellas del uso que quedan en los objetos para poder definir su funcionalidad: "En el presente se reproducen acciones con objetos de piedra como hicieron hace muchísimos años para cortar los cereales, la carne o la madera... Se estudian las huellas que dejan y se comparan con objetos arqueológicos para ver los patrones de esas huellas".

Además de Contreras, ayer participaron en la presentación del libro Javier Baena, que habló sobre la Variabilidad del método experimental en Arqueología. Antonio Morgado, sobre Arqueología experimental. Entre la experiencia del pasado y el experimento. Francisco Carrión, sobre Megalitismo y sociedad. David García, sobre La experimentación arqueológica como método didáctico. Y Francisco Martínez-Sevilla, que expuso Un ejemplo de aplicación experimental: la producción de brazaletes neolíticos.

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