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El Eshavira mantiene las constantes vitales

  • Músicos de toda España protagonizan el 31 de marzo un concierto a beneficio del club de jazz que lleva año y medio cerrado

Enrique Morente fue el protagonista de un episodio de Séptimo de caballería, el programa de TVE que dirigió Miguel Bosé. Preguntado sobre sus hábitos nocturnos, el cantaor no dudó en confesar que se dejaba caer cada noche desde su casa en el Albaicín hasta el Eshavira, el club que desde 1989 dirige Juan Santos y que lleva cerrado desde hace un año y medio. Ubicado en la calle Póstigo de la Cuna, en una casa de más de tres siglos, los achaques del edificio han contrastado en estos años con la vitalidad del local de puertas para adentro. Ahora, buena parte de los músicos de jazz y flamenco que han compartido música y copas en las interminables veladas del club, se reúnen el próximo 31 de marzo en el teatro Isabel la Católica.

El concierto tiene el doble objetivo de recaudar fondos para su reapertura y agradecer a Juan Santos su hospitalidad de décadas, hacer de su local una segunda casa para artistas todavía sin nombre y para otros con nombres en mayúscula como Enrique Morente, Juan Habichuela, Mario Maya, Yehudi Menuhin o Jorge Pardo. "Todos ellos decían que el Eshavira era un lugar indispensable para que los músicos estuvieran en contacto", señala Juan Santos, propietario del local y mirada inquieta pero comprensiva cuando las noches se alargaban más de lo permitido.

Sobre el escenario del Isabel la Católica desfilarán, entre otros, Jorge Pardo y Rubem Dantas -integrantes del mítico sexteto de Paco de Lucía-, el tocaor Pepe Habichuela o el cantaor Jaime El Parrón. También artistas más jóvenes que iban a los conciertos del Eshavira con los ojos como platos y que encontraron aventuras musicales en su escenario, caso de Juan Habichuela Nieto, Julián Heredia, Ana Cali o El Moreno. "En alguna ocasión he dicho en broma que soy como Maimónides porque he armonizado en el Eshavira todas las culturas y todas las músicas", explica Juan Santos sobre un local que, a día de hoy, está cerrado a cal y canto. "Acordé verbalmente con la Junta que, cuando acabasen las obras en el edificio, tendría una subvención para poder reabrir el local porque con las reformas he perdido parte de la barra, la instalación eléctrica, las salidas de emergencia y la zona donde estaba los servicios", lamenta. Este proyecto, ahora en el aire, suponía que el Eshavira iba a pasar de los 100 metros cuadrados de la actualidad a cerca de 300. Estas obras estaban previstas para finales de 2012 aunque la reapertura del Eshavira sigue siendo una incógnita.

Después de un año y medio, Juan Santos ha llegado en pensar en mudarse de la calle Póstigo de la Cuna, pero son los propios artistas los que no quieren echar al cierre a un club al que Enrique Morente solía acudir para sentarse discretamente en un rincón a escuchar a los jóvenes. Después, en una mesita, cantaba y charlaba sobre flamenco hasta que él quisiera, sabiendo que Juan Santos no iba a echar jamás la persiana mientras estuviese dentro. "Hoy en día -comenta el dueño- todos los portavoces del flamenco de Granada se han criado en el Eshavira, caso de Marina Heredia, Estrella Morente o Ana Cali". Es más, "el acercamiento entre el flamenco y el jazz en esta ciudad se ha gestado aquí y los resultados se han visto en el último concierto de Sergio Pamies, donde los jóvenes flamencos salidos de aquí tocaron sin problema temas de Duke Ellington", continúa.

Casi 23 años después de su apertura, el Eshavira se mantiene vivo como si más que un lugar físico fuese un territorio mítico de la memoria, como un estado mental. Con este espíritu afrontan el concierto del próximo 31 de marzo.

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