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Bienvenido Mr. Pasolini

Entre los trabajos más estimulantes que se han visto hasta ahora en Cines del Sur hay que contar este Esperando a Pasolini. Al espectador español le acudirá a la mente de forma inevitable el recuerdo de Bienvenido Mr. Marshall, porque como el clásico de Berlanga, esta película marroquí habla de la esperanza en el maná que ha de caer del cielo. Aquí es el cine esa ambrosía que traerá trabajo, dinero y prosperidad al pueblecito cercano a Ouazarzate donde en 1966 Pier Paolo Pasolini rodó su Edipo Rey. El protagonista, Thami, que recrea con talento el veterano actor Mohamed Majd, hizo amistad con el director italiano durante aquel rodaje y conserva como un tesoro la corona de conchas que llevaba cuando fue figurante para él. Thami repara teléfonos y parabólicas y ha participado en diversos rodajes en ese pequeño Hollywood marroquí, escenario de películas de época. Cuarenta años después de aquel Edipo Rey, los italianos vuelven a rodar en la zona, y por hacerse con el respeto de sus vecinos Thami les hace creer que, gracias a su amistad con Passolini, conseguirá trabajo para todos.

La producción es un peplum de baja estofa y Pasolini lleva treinta años muerto y, aunque un amigo le cuenta a Thami que su amigo italiano ya no está -magistral es el relato que hace del asesinato del director-, no se pueden romper las ilusiones de todo un pueblo, y la farsa continúa. El sueño del cine hace aflorar ambiciones y pequeñas miserias, con personajes tan contradictorios como el jefe de la mezquita, que gusta ejercer de autoridad local.

Esta comedia brilla como retrato del mundo de la figuración y los extras en los rodajes que la industria europea realiza en países del Sur pero sobre todo reflexiona sobre cómo se puede jugar con las esperanzas de los pobres. Thami se debatirá todo el tiempo entre la ética y su orgullo, duda si decirle la verdad a sus vecinos o mantener la farsa. En un momento culminante le grita al retrato de Pasolini ¿Por qué te has muerto? Tiene Esperando a Pasolini otros muchos matices sobresalientes: el cambio de discurso en la noche y el día, las contradicciones de unos musulmanes devotos dispuestos a ceder a muchas tentaciones, el berlanguiano cortejo fúnebre de extras vestidos de romanos... demasiados para esta breve reseña.

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