María José Sierra Calle nació en Madrid, aunque un dato así la define más figurada que realmente. Desde los catorce años vive en Granada, ciudad en la que comenzó su relación con el sur, al que declara su amor en su obra. Comenzó a escribir poesía hace casi diez años: Al sur de las palabras es la síntesis de todo este tiempo. Sus poemas se basan en lo vivido y experimentado, en el uso de la intuición para cantar a la vida cotidiana. De verso espontáneo y directo, María José Sierra se mueve por impresiones, por la traducción lírica de su emotividad. En Al sur de las palabras abre una ventana hacia su interior, sin temor a ser descubierta.

-¿Qué se va a encontrar el lector de 'Al sur de las palabras'?

-Va a encontrarse conmigo. Y con mi visión de lo que es el amor, no sólo el romántico, sino el amor en todas sus vertientes. Leer este libro es asomarse a una forma de sentir, de ver, de encontrarse con el mar, los colores o la música. Se trata también de una poesía sencilla y coloquial, pues rehuyo ser rebuscada. También encontrará un canto al sur, de donde es este libro. Entiendo el sur como una dirección, no ya espacial, sino de la misma vida. También lo entiendo como una forma de sentir.

-¿Cómo se estructura el poemario?

-En el libro intento contar una historia de amor, dividida en cuatro partes. La primera se llama Preludios, que representa el inicio del enamoramiento. En ella muestro más aspectos acerca de mí: sobre todo cómo escribo y cómo siento. Trata de ser un comienzo de algo. La segunda parte, Silencios, simboliza el proceso de dudas e inseguridades que se produce al inicio de toda relación. La tercera parte se llama Instantes, y se centra en la pasión y el erotismo vivido. Ausencias, por último, se centra en lo que ocurre cuando todo termina. Es una despedida.

-¿Cómo fue concebido este libro? ¿Nació con una intención ?

-Al sur de las palabras es una selección de los poemas que llevo escribiendo desde 2005. Lo concibo como un recorrido, un paseo a través de los años. Inicialmente no lo pensé como una historia de amor: fue algo que descubrí al seleccionar los poemas. De alguna manera el orden vino después: inconscientemente todo se colocó en su sitio. Más que la disposición cronológica, me interesaba que los poemas contaran algo. Mi intención principal era evitar que lo que había escrito se perdiera: lo que ha venido después han sido todo sorpresas.

-¿De qué hablan, qué temática desarrollan tus poemas?

-El libro es esencialmente un canto al amor. Algunos poemas, sin embargo, tienen cierto carácter revolucionario y reivindicativo, quizá relacionado con mi propia impulsividad. No me oculto en mis poemas: soy reconocible en cada palabra. Es incluso posible saber cuál escribí en una habitación cerrada o a los pies del mar. En sí mismo, cada poema contiene su propia historia. Quizá se debe a que escribo mucho sobre imágenes y fotografías, como es el caso de la portada del libro, en la que se basa el poema principal de la obra: Voy a pintarte un cuadro, dedicado a mi padre. En el poemario también se desarrollan temas como el tiempo, el silencio o la muerte.

-¿Cuál es tu relación con la poesía? ¿Qué te aporta?

-La poesía es una parte fundamental de mí, es la posibilidad de crear magia a través de palabras y giros. Me permite encontrar significado en cualquier cosa, darle sentido. Resuelve la insuficiencia de la vida terrenal, y la incapacidad para expresar determinadas cosas: te permite contar lo que sientes a un nivel superior. Cuando comienzas a escribir, resulta imposible dejar de buscarla. Creo que uno de sus objetivos principales es el de emocionar: de hecho, conmover al otro es la mayor satisfacción del poeta. También pienso que la poesía debe crecer, y crece siempre. Es como el amor: si crece en ti, crecerá en el otro.

-¿Qué motivación le impulsa a crear? ¿Qué le inspira?

-La cuestión de la inspiración es complicada. No creo que pueda buscarse, sino que viene. Lo entiendo como una llamada: algo que ocurre involuntariamente y en cualquier momento. Cualquier cosa es susceptible de inspirarme. La mayoría de poetas hablan de esto y es así. En mi obra, por ejemplo, el mar es un punto de referencia. A él vuelvo cada vez que quiero regenerarme. Lo mismo me ocurre con los colores: el azul es un símbolo recurrente en este libro. Lo sensible es un componente muy fuerte de mi poesía: necesito, no ya vivir, sino sentir las cosas, para poder expresarlas.

-¿Cuáles son tus referentes literarios? ¿Algún poemario de cabecera?

-Me gustan autores como Ángel González, Alejandra Pizarnik, Antonio Machado, Walt Whitman, Juan Ramón Jiménez... De casi todos ellos incluyo citas al comienzo de cada parte del libro. Hay un poema de Juan Ramón que me persigue desde mi adolescencia, pues con él comparto mi pasión por el mar. También sigo mucho la trayectoria de poetas jóvenes granadinos.