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'Tartessos', de Romero Esteo, Premio Andalucía de la Crítica

  • El jurado, reunido en Granada, otorga el galardón en la modalidad de teatro al autor cordobés

"Soy un autor teatral inexistente; España sólo promociona a mediocres". Esta bomba dialéctica la soltó Miguel Romero Esteo (Córdoba, 1930) al ganar en 2008 el Premio Nacional de Literatura Dramática por una obra que había escrito 43 años antes, pero que se reeditó en 2007. La historia se repitió ayer y el dramaturgo se hizo con el Premio Andalucía de la Crítica 2013 por su obra Tartessos, reeditada en 2012 pero que fue presentada en 1983. "Las bases del premio son esas, premiar una obra editada o reeditada el año anterior", explicó ayer en rueda de prensa Francisco Morales Lomas, profesor de la Universidad de Málaga y presidente del jurado de la Asociación Andaluza de Dramaturgos, Investigadores y Críticos Teatrales, que se reunió ayer en el Palacio de los Condes de Gabia. "La obra de Romero Esteo es muy extensa y muy conocida desde los años 80", comentó Morales. "Es un autor de 83 años que tiene una salud delicada, pero este premio coincide con que Tartessos se está llevando en este momento al cine y se está rodando en las costas de Málaga y Cádiz", continuó el presidente del jurado.

En cuanto al lugar de Romero Esteo en la historia del teatro, Morales resaltó que "es la persona que más ha revolucionado" la escena contemporánea. "Cualquiera que se adentre en su obra verá que cualquier fragmento de Shakespeare o Sófocles, pienso en Antígona, está presente también en su obra".

Así que, aunque es un autor vivo, Romero Esteo es ya "un clásico" que ha revolucionado la escena contemporánea". En su opinión, Tartessos "es una ópera del teatro andaluz contemporáneo en esa recreación y esa arqueología del mundo del siglo XI a. C. y en la forma de llevar la vida los actores, esas liturgias permanentes", señala.

La obra premiada está dividida en dos apartados, el primero con el sol como protagonista y el segundo con la luna y la lluvia en primer plano, "con una fuerza y un carácter de gran trascendencia hoy en día porque, aunque reproduce un acontecimiento de hace 3.000 años, el teatro siempre intenta hablar de lo mismo: la dignidad, la vida, la muerte, qué frente a la existencia".

Y aunque hay muchas frases "conmovedoras" en el texto que quedarían "para la historia del teatro", Morales resalta un diálogo en pleno debate sobre la conveniencia de dejar pasar tropas a la Lusitania: "¿Qué es la vida sino resistir contra la herida secreta de la muerte?", escribió Romero Esteo. "Una frase magistral que si se lleva al teatro con medios será uno de los grandes revulsivos de la escena contemporánea", señaló el presidente del jurado. Miguel Romero Esteo Comenzó su carrera literaria en 1963, escribiendo poesía, novela y obras de teatro que fueron sistemáticamente prohibidas por la censura. Con sus grotescomaquias durante la década de los sesenta y setenta y siempre en el ámbito de la vanguardia teatral, Romero Esteo es considerado un excéntrico y enfant terrible a consecuencia de los escándalos que provocaron sus obras.

Su segunda obra, Pontifical, que envió al Festival del Nuevo Teatro de Sitges, en 1966, provocó en el jurado una enconada lucha entre fieles al régimen y neoliberales. En la década de los ochenta compaginó su tarea de profesor universitario en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Málaga, con la de autor teatral y director escénico. Con la representación de El vodevil de la pálida, pálida, pálida rosa Romero Esteo estrenó por primera vez en un teatro comercial español, en el Teatro Jacinto Benavente en marzo de 1981.

En 1985, desde Estrasburgo le otorgaron el Premio Europa precisamente por Tartessos. En 2001, durante una ponencia del XV Congreso de literatura española contemporánea titulada Teatro y antiteatro. La vanguardia del drama experimental, confirmó un rumor que le perseguía: fue una vez propuesto para el Premio Nobel de Literatura, apostillando con ironía que "a mayores cretinos le habían entregado ese premio".

El 20 de octubre de 2008 lograría el Premio Nacional de Literatura Dramática otorgado por el Ministerio de Cultura de España por su obra Pontifical, cuarenta y dos años después de enviarla a aquel Festival de Nuevo Teatro en 1966. Igual que Tartessos, que recibe un inesperado premio treinta años después de su publicación.

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