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Jugando a ser nazaríes

  • Los deportes y juegos que practicaba la sociedad nazarí tenían un marcado carácter público Elaboraban miniaturas en barro vidriado para regalar a los niños

Estando Yusuf preso en la alcazaba de Salobreña tras haber sido traicionado por su hermano Mohamed VII, éste enfermó y ordenó que lo matasen para que su hijo pudiera heredar el trono. El condenado rogó que le permitieran terminar la partida de ajedrez que estaba jugando con el alcaide de la prisión, deseo que le fue concedido. La partida se prolongó tanto que antes de terminarla su hermano falleció y fue proclamado rey con el nombre de Yusuf III.

El ajedrez, llegó desde la India pasando por Persia, es uno de los juegos que practicaron los nazaríes que reinaron en Granada durante más de 250 años entre los siglos XIII y XV, según explica Lourdes Ruiz, voluntaria del Museo de la Alhambra y la encargada de la visita temática titulada Deportes, juego y diversión en la Granada nazarí que se desarrolla en el Museo dos domingos de septiembre -mañana y el día 21- a mediodía de forma gratuita.

En este recorrido por las formas de entretenimiento de los habitantes de la ciudad de hace cientos de años, en las vitrinas del museo se pueden ver también pequeños objetos que se regalaban a los niños en la fiesta del Nayruz, que coincidía con el comienzo del año y la epifanía, más o menos la celebración actual de los Reyes Magos. Si ahora los más pequeños piden coches, muñecas o aparatos electrónicos, entonces se les regalaba figuritas hechas de cerámica vidriada, caballitos a los niños y pequeñas vajillas a escala a las niñas porque, por lo que sabemos, aún no se hablaba de juguetes no sexistas.

Pero si estas pueden considerarse diversiones de puertas hacia adentro, las que tenían más importancia en el periodo eran las que se desarrollaban al aire libre de forma colectiva y en las que los plebeyos participaban como espectadores. Lidias de toros con animales, torneos, juegos de cañas, música y baile formaban parte de la vida del sultanato, aunque en la mayoría de las ocasiones "eran más una forma de exhibición personal y galanteo de los señores, que además les servía para entretener a la plebe y tenerla más controlada", según explica Ruiz, quien añade que la cetrería y las partidas de caza eran una de las principales actividades del sultán y hay constancia documental de que en ellas se abatían osos pardos, jabalíes y ciervos.

De igual manera se llevaban a cabo lidias entre animales, fundamentalmente toros y perros alanos, aunque es conocido que tuvo lugar una en 1351 entre un toro y un león.

La actual plaza Bib-Rambla, la zona de Bibataubín y una explanada entre la Puerta de la Justicia de la Alhambra y la Torre de los Siete Suelos eran algunos de los escenarios de los torneos, en los que el sultán y los nobles se enfrentaban en una batalla simulada entre dos equipos en la que el objetivo era herir y derribar al mayor número de adversarios, desarrollo similar a los juegos de cañas. Estas actividades, concreta Lourdes Ruiz, podían considerarse tanto un entrenamiento para la guerra como un deporte, si bien el concepto de deporte "es diferente a como lo conocemos en la actualidad, ya que ellos incluían por ejemplo los juegos amorosos".

Otra de las actividades de esparcimiento eran las fiestas populares, en las que la participación del pueblo era mayor. Entre ellas estaba la del nacimiento del profeta o Mawlid y la Pascua de los Alaceres o Fiesta de la Vendimia. En esta celebración se hacían hogueras y comidas comunitarias y se cantaba y bailaba, por lo que se considera el antecedente de las actuales zambras.

Pero sin duda el verdadero "club social" de los nazaríes era el hammam. Los baños eran en realidad un lugar de encuentro y relación, de hacer amistades y enemistades y también un centro cultural. Las mujeres sólo podían ir por la tarde y se entretenían en lo que ahora llamaríamos "el cotilleo" y el "culto al cuerpo": peluquería, depilación, masajes, pedicura, perfumes... eran algunas de las actividades que podían solicitarse a las mujeres especialmente contratadas para ello. Los hombres, sin embargo, iban por la mañana y por la noche y se dedicaban más a relacionarse y hacer tratos. Es como si nosotros negociáramos con el director de nuestra sucursal bancaria las condiciones de la hipoteca metidos en una piscina a la temperatura perfecta, rodeados de relajante música y con agradables aromas a nuestro alrededor. En los baños específicos para la familia real había también unas esclavas dedicadas a la música, llamadas qyan, que eran cantoras, bailarinas y tocaban diferentes instrumentos.

Entre las actividades culturales también se cultivaba la poesía, como así hizo Yusuf III, que dedicó gran parte de su cautiverio de 16 años a escribir poemas, muchos de ellos dedicados a su padre y otros a lamentar la traición de su propio hermano. Una vez salió de prisión y fue nombrado sultán, concertó una tregua con los cristianos buscando la paz y reinó en Granada mejorando la vida de su pueblo. Quizá aquella partida de ajedrez cambió el curso de la historia.

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