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Entre la historiografía y la memoria

  • Juan Carlos Martín Galván analiza tres libros sobre la Guerra Civil de Muñoz Molina, Javier Cercas y Andrés Trapiello

En la isla de La Palma, en la fachada de una iglesia, existe una placa con una lista de caídos "por Dios y por la Patria" del bando nacional. En último lugar figura el nombre de Arsenio Triana. Hace pocos años se descubrió que el 'héroe' de guerra, que en realidad era de izquierdas, había desertado y vivía plácidamente en la República Dominicana. Ahora, la placa está a punto de desaparecer para cumplir la Ley de Memoria Histórica. "Si eliminamos por completo esos símbolos, de alguna manera hacemos que esa memoria histórica sea incompleta", explica Juan Carlos Martín Galván, que esta tarde presenta en la Fundación Euroárabe Voces silenciadas. La memoria histórica en el realismo documental de la narrativa española del siglo XXI .

Se trata de un libro de crítica literaria sobre tres novelas ambientadas en la Guerra Civil: Soldados de Salamina, de Javier Cercas; Sefarad, de Antonio Muñoz Molina; y La noche de los cuatro caminos, de Andrés Trapiello, que habla del maquis, de la guerrilla antifranquista urbana en Madrid. "Por una lado es curioso que estas novelas se convierten en un lugar donde poder reencontrarnos con el pasado, y por otro lado está la ambivalencia, quieren restituir esa memoria pero se encuentran con carencias para reconstruirla", explica. En su opinión, se trata de novelas "muy híbridas". "A la misma vez son novelas contradictorias, cuestionan el papel de la historia oficial para reivindicar la memoria a la hora de construir un imaginario colectivo, son novelas que luchan entre la ficción y la realidad, entre historiografía y memoria".

El investigador eligió estas tres obras entre el aluvión de publicaciones sobre este periodo por diversas razones. "Tienen una voz narrativa que se identifica con el autor extratextual, es decir, la voz narrativa se identifica con el autor", argumenta. Además, estos libros se hacen eco de otros textos que construyen a su vez la novela. "Otras novelas no incorporan tanto material documental". De esta manera, Voces Silenciadas calibra la función de la literatura como "antídoto a una reconstrucción de un imaginario colectivo nacional contemporáneo que está obligado a dar vigencia a lo que ha sido históricamente reprimido". Al tiempo examina la "notoriedad y el impacto" de una estética realista documental en la narrativa española del siglo XXI. La portada del libro resume su visión de la Ley de la Memoria Histórica. En primer plano aparece un grupo de maquis, al fondo una fosa común y en una esquina, la lista de caídos del bando nacional junto a una goma de borrar que ha hecho desaparecer algunos nombres por obra y gracia del photoshop. "Está la idea de un legado franquista fantasmagórico que no desaparece y también la idea de que esta ideología franquista sigue presente", explica el escritor. Además, la novela de Andrés Trapiello abre otra vía: "Pide la responsabilidad histórica del Partido Comunista en su política represiva para acabar con los grupos de maquis por discrepancias dentro del propio partido". "Trapiello reivindica el maquis, su función como guerrilleros y grupo de choque contra el franquismo", defiende. Respecto a Sefarad de Muñoz Molina, destaca que muestra "claramente" la relación entre el holocausto judío y el franquismo".

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