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Misterios de la Alhambra

  • La editorial Al-Med publica 'La Alhambra', un estudio del arabista británico Robert Irwin en el que echa abajo muchos de los mitos del recinto monumental y constata las continuas transformaciones estéticas a lo largo de los siglos

"Un soleado mar lleno de misterios". Ésa es la definición que de la Alhambra ofrece el arabista e historiador británico Robert Irwin, ex profesor de Historia Medieval de la Universidad de St. Andrews. Irwin es, además, autor del libro La Alhambra, en el que echa abajo muchos de los mitos que corren, incluso en las guías turísticas, en torno al recinto monumental granadino. La editorial Al-Med acaba de publicar la versión española de esta obra, que desvela muchos misterios y aporta algunos más: los misterios de la Alhambra.

"La Alhambra no es un monumento congelado en el tiempo; está en constante construcción y reconstrucción", escribe Irwin. "El aspecto que tiene hoy la Alhambra se debe más a las restauraciones efectuadas que a la construcción medieval".

"Robert Irwin es un gran arabista y orientalista", explica el responsable de la editorial Al-Med, Jerónimo Páez. "También es de los más originales. Cuando leí el libro vi que era bastante provocativo y decidí publicarlo. Tiene un alto nivel intelectual y le gusta tener un mayor conocimiento de las cosas. Se trata de una obra muy amena y desmitificadora de algunos aspectos de la Alhambra".

Entre lo que más llama la atención a Irwin se encuentra el gran emblema de la Alhambra, el Patio de los Leones. "En la época nazarí", señala, "el Palacio de los Leones era un edificio separado completamente, y sólo se podía acceder a él desde la calle". "En el siglo XIV", añade, "piedra, madera y estuco fueron artificiosamente pintados en dorado y azul y en otros colores, había colgados rutilantes alfombras y tapices por todo el patio, y en lugar de la superficie de guijarros que hoy presenta, algunos creen que en el centro del Patio de los Leones había un jardín repleto de flores y naranjos. Era un jardín hundido, de modo que la alfombra de flores no obstaculizara la visión de la fuente". Irwin recoge, sin embargo, otros testimonios que apuntan a que todo el patio estaba hecho de puro mármol.

El historiador arremete contra todos los mitos. El libro comienza, precisamente, con toda una retahíla de mitos y tópicos que se han mantenido a lo largo del tiempo, como lo de la famosa matanza de los Abencerrajes, un clan granadino que fue exterminado junto al Patio de los Leones tras una suculenta cena. En realidad, sólo hubo dos muertos.

También descabeza la creencia de que la Alhambra es un palacio. "Las murallas de la Alhambra encerraban no uno, sino puede que seis palacios, una alcazaba, una mezquita y una pequeña ciudad, así como un zoo, una pajarera y talleres industriales". Irwin apunta, además: "se estima que podía albergar a unas 40.000 personas. Éste es el motivo por el que las fuentes árabes se referían a la zona no como un qsar (palacio), sino como una madina (ciudad), ya que era una ciudad en toda regla".

Irwin relata que la Alhambra fue construida especialmente para ser vivida de noche y que, en su tiempo, debía albergar centenares de velas que realzarían su belleza. También que los diseñadores originales, auténticos de la Alhambra, no serían arquitectos, sino filósofos y pensadores. "Mi opinión personal es que las piezas clave de la Alhambra fueron diseñadas y construidas bajo la dirección de Ibn al-Jatib y otros intelectuales y místicos", apunta. Los artesanos, analfabetos, se limitaban a seguir sus indicaciones. De ahí los juegos con las proporciones geométricas y los casi jeroglíficos basados en operaciones matemáticas que tienen como elementos esenciales el número 1 (Dios), el 4 (el misterio del Universo) y el 7 (número cósmico).

Irwin también añade: "Cuando uno pasea por la Alhambra se encuentra por todas partes cuadrículas rectangulares que han sido generadas por las raíces cuadradas de 2, 3 y 5". "La Alhambra es, al igual que muchos monumentos islámicos, una obra maestra de las matemáticas".

Ese prodigio de talento y perfección no sobrevivió a los siglos por su hermosura, a juicio del historiador. "La Alhambra se conservó bajo el dominio cristiano porque fue considerada como un monumento que conmemoraba la victoria de la Reconquista". De ahí el abandono que sufrió el monumento en los siglos posteriores, abandono del que sería rescatado gracias a los viajeros románticos.

Aquel abandono hizo que se produjesen verdaderas barbaridades. Hasta el arquitecto Leopoldo Torres Balbás, considerado el salvador de la Alhambra, cometió "pifias" y tomó "decisiones osadas y erróneas para restaurar partes de la Alhambra". "Hay cosas que en una época eran una cosa y en otras, otra, pero hoy no son ni una ni otra", dice Irwin.

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