Opinión

Agradecimiento a un buen maestro

Hace ya casi diez años que tuve la oportunidad de conocer a los profesores Luis García Montero y Juan Antonio Fortes. El año 99 iniciaba los estudios de Filología Hispánica y como estudiante inexperta cogí mis asignaturas optativas sin mucha idea de quien las impartía o las materias que iban a tratar. Entre ellas, cogí dos que impartía el profesor Fortes: Sociología de la Literatura y Literatura Española desde 1939: Dictadura, Exilio y Democracia. Tuve la suerte de que fueran cuatrimestrales y que pertenecieran a cuatrimestres distintos porque después de sufrir la primera pude darme de baja en la siguiente. El primer día de clase todos los alumnos esperábamos que el profesor nos hablara de la literatura como realidad y de las obras literarias en relación con sus creadores, con la sociedad en que se escribieron y con el momento histórico y cultural en que se originaron; sin embargo cuál fue mi sorpresa cuando las primeras palabras del profesor Fortes fueron las de definir la literatura como "un aparato ideológico del estado" y tachar al poeta García Lorca de "señorito andaluz y fascista" en una actitud casi colérica entre gritos a los alumnos que se atrevían a poner en duda sus afirmaciones. Entre otras muchas barbaridades transcurrió el cuatrimestre con cada vez menos asistencia de alumnos, porque una clase tras otra repetía las mismas ideas sin desarrollar en ningún momento el temario de la asignatura de la que nos habíamos matriculado. Otra de las tareas que nos encomendó fue buscar en la Diputación, Ayuntamientos y demás instituciones locales y provinciales en horas lectivas, facturas y documentación de publicaciones o eventos organizados en torno a García Lorca, documentos que fotocopiamos y entregamos al profesor sin saber nada más de ellos, ni para qué servían, pero que luego hemos ido viendo publicados en trabajos del profesor Fortes. De igual modo, me matriculé en la asignatura del profesor García Montero, Federico García Lorca y la Generación del 27. Este profesor mantuvo un desarrollo impecable y transmitía un amor por la materia como pocas veces he visto y con su buen hacer me hizo decantarme por lo que ahora es materia de mi tesis doctoral: la Generación del 27. Posteriormente tuve la suerte de asistir a un curso de Doctorado sobre Rafael Alberti que también impartió García Montero con la misma profesionalidad. Por eso, después de las noticias publicadas ayer en la prensa local sobre la condena a García Montero y su proposición de abandono de la labor académica, me parece como poco una gran pérdida. Y si entiendo que la ley tiene que condenarlo por las formas que usó en su discurso, también entiendo que los alumnos lo apoyen, que sus compañeros de profesión deberían apoyarlo y que la Universidad no debería quedarse de brazos cruzados ante esta situación puesto que nada tiene que ver la docencia de uno y otro profesor. Yo, como antigua alumna, defiendo al profesor García Montero y su enseñanza, como investigadora en literatura defiendo su labor en esta materia y las aportaciones que ha hecho con su trabajo y por eso manifiesto mi apoyo y animo a otros a que lo hagan.

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