Editorial

Un cese que deja en pie el conflicto

EL Gobierno andaluz ha destituido al secretario general de Administración Pública, José Ortiz Mallol, el padre del polémico decreto de reordenación del sector público de la comunidad autónoma. Aunque la consejera de Presidencia y portavoz de la Junta se propuso desvincular el cese de Ortiz del malestar y rechazo que el decreto ha generado entre los funcionarios, es imposible desligar una y otra circunstancia. Precisamente ahora que, según dicha portavoz, Mar Moreno, se trata de impulsar y desarrollar el decreto, no tiene mucho sentido prescindir de quien lo ha diseñado. Da la impresión de que el ya ex secretario general ha sido sacrificado -un chivo expiatorio, como lo ha descrito el coordinador de Izquierda Unida- tras las protestas contra la reestructuración de la función pública, que lejos de reducirse se amplían y agravan por días. La verdad es que nunca en la historia de la autonomía se había producido un movimiento reivindicativo tan amplio y ruidoso entre el funcionariado, tradicionalmente sumiso, cuyos líderes anuncian que las manifestaciones continuarán hasta que se modifique el decreto. Los funcionarios temen que la reducción y agrupación de empresas y otros organismos públicos y su mezcla con veinte mil interinos y laborales termine afectando a sus propias condiciones de trabajo y posibilidades de promoción, dirigiendo sus iras sobre todo a los sectores de este amplio colectivo que han podido acceder a sus empleos por designación política y prácticas clientelares. Es de destacar, por otra parte, que el decreto de reordenación que está en el origen de este conflicto apenas cumple el objetivo que políticamente se anunció cuando fue propuesto: lograr un adelgazamiento de una Administración que ha engordado demasiado a base de crear órganos, agencias y fundaciones más allá de lo razonable y, especialmente, más allá de la eficiencia debida por quienes ejercen el poder y están obligados a la austeridad y el rigor. La renegociación del decreto con los interlocutores representativos de todos los sectores afectados aparece como la única vía de salida a un conflicto que se encona y se agrava conforme pasa el tiempo.

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