Provincia

Un trabajo referente contra el fuego

  • Con la mirada puesta aún en el incendio que a principios del pasado mes de julio calcinó unas 2.000 hectáreas de terreno en la Sierra de Lújar, cabe hacer un poco de memoria y recordar otro de los fuegos más devastadores que se han originado en la provincia

"Hacer de la necesidad una virtud", de esta forma resume Javier Sánchez, director del Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada, el trabajo de regeneración vegetal que se ha llevado a cabo en una parte de este espacio natural después de que hace justo una década el fuego destruyera varias miles de hectáreas de terreno. El humo y las cenizas se han convertido 10 años después en una zona verde que poco a poco va recuperando su funcionalidad, pero lo más importante es que ese trabajo de restauración está sirviendo de modelo para otras zonas. Casi medio millón de ejemplares han hecho falta para dotar de arbolado y revitalizar la cubierta vegetal. 

 

Con la mirada puesta aún en el incendio que a principios del pasado mes de julio calcinó unas 2.000 hectáreas de terreno en la Sierra de Lújar, cabe hacer un poco de memoria y recordar otro de los fuegos más devastadores que se han originado en la provincia.

 

El 22 de septiembre de 2005 se inició en el término municipal de Lanjarón un incendio que dejó calcinadas 3.425 hectáreas de terreno, afectando tanto al Parque Nacional (32% de la superficie incendiada) como a una parte Parque Natural de Sierra Nevada (un 63% del perímetro), perteneciente en su mayor parte a los municipios de Lanjarón, Lecrín y Nigüelas, así como a Dúrcal y Cáñar. 

 

La causa del incendio fue una negligencia protagonizada por una pareja de extranjeros que realizaba una excursión por la Alpujarra. Se perdieron entre los municipios de Acequias y Lanjarón y, tras llamar al 112 alertando de su desaparición, prendieron una hoguera -que se descontroló- para facilitar su localización.

 

Para su extinción fue necesario emplear a un total de 277 personas, además de un gran número de medios aéreos y terrestres. La Junta cuantificó en 10,6 millones de euros el coste de la extinción del fuego, por los gastos ocasionados por la actuación y demás trabajos.

 

Actuaciones de emergencia

 

Dada la gravedad de la situación debido a que el terreno afectado tocó de llenó a esta zona conocida como la de mayor reserva de la biodiversidad de Europa, tras la extinción del fuego se acometieron diferentes actuaciones de emergencia para la restauración de la vegetación y protección del suelo frente a los procesos erosivos.

Por otro lado, se llevó a cabo la atención a los casi medio millar de propietarios afectados por el incendio (472) cuya pérdida de sus terrenos fue de unas 1.300 hectáreas. La construcción de hidrotecnias, el mantenimiento de caminos forestales y otras infraestructuras, la reparación de acequias tradicionales y de muros de mampostería en piedra, así como el manejo de la vegetación quemada, fueron algunas actuaciones.

 

Un suceso difícil de olvidar y que continúa en la memoria no sólo de los propietarios de los terrenos afectados (el 50% ha firmado convenios de colaboración para restaurar sus fincas), si no de quienes a diario disfrutan de lo que ofrece este maravilloso entorno.

 

Proyecto Monte Mediterráneo

 

Desde que se abordó la recuperación de la zona quemada se apostó por la definición de un proyecto orientado a la creación de un modelo de monte mediterráneo para el siglo XXI, más abierto, con discontinuidades, más heterogéneo y diverso, más resistente a los agentes agresivos y con mayor capacidad de ofrecer bienes y servicios a la sociedad. Se trató de aprovechar el desgraciado desastre natural para elaborar un proyecto que ha sido considerado pionero desde múltiples instancias por la filosofía con la que se ha diseñado y por la metodología empleada. Caracterizado por la colaboración estrecha entre científicos y gestores desde la propia redacción del proyecto, esta modalidad se ha extendido después al seguimiento de la ejecución de las actuaciones desarrolladas. Esta positiva experiencia servirá a las diferentes administraciones para la definición de modelos de restauración en grandes áreas calcinadas.

 

Javier Navarro, ingeniero de Montes del Parque y director de obra de la reparación, señala que "lo que se ha querido hacer es una restauración para que en el futuro hubiera un monte más adaptado a las circunstancias ecológicas y socioeconómicas actuales. Se ha intentando hacer un monte más diverso, más resistente a los propios incendios". 

 

Un proyecto que, según señala el director del Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada, Javier Sánchez, "marcó un antes y un después en la gestión del territorio y de este tipo de iniciativas de restauración, haciendo de la necesidad una virtud y sirviendo de ejemplos para otras zonas. Esta iniciativa ha marcado el inicio de los proyectos de gestión para construir capacidad de adaptación en el seno de la iniciativa del Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada. Eso supuso un trabajo conjunto muy importante entre científicos y técnicos que se ha aderezado con labores educativas. Además, Aguas de Lanjarón participó en un proyecto interesante". 

Para la implantación de este nuevo modelo de monte se ha contado con la colaboración de la Agencia de Medio Ambiente y Agua y diferentes equipos de investigadores pertenecientes al Grupo de Ecología Terrestre de la Facultad de Ciencias de la UGR, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Centro de Investigación y Formación Agraria de la Consejería de Agricultura. El plan de restauración tiene como objetivo básico la realización de un cambio de los modelos de vegetación, para crear un mosaico de vegetación y usos que aumenten la biodiversidad de la zona.

 

También se busca una masa arbolada que en el futuro prácticamente no precise de la mano humana para su conservación y que sea capaz de evolucionar sin costosos tratamientos. El mantenimiento futuro de estos montes se espera sea suficiente con una buena gestión ganadera. Eso ayudará a mantener el matorral invasor y extremadamente pirófito bajo control y las áreas cortafuego sin vegetación. 

 

El modelo forestal obtenido permitirá el mejor control de los incendios forestales, potenciará el uso múltiple y aumentará el valor ecológico y económico del ecosistema al presentar una elevada diversidad de formaciones vegetales y una gran variedad de ecotonos. 

 

Actuaciones realizadas hasta la fecha

 

Las actuaciones realizadas hasta la fecha están delimitadas en siete grandes zonas que se han enfocado en función de dos grandes finalidades: objetivo de protección y diversificación, dependiendo del grado de regeneración y de la orografía del terreno. Cabe mencionar las actuaciones diseñadas por el Grupo de Ecología Terrestre de la UGR para la Zona 3 consistentes en la implantación de Núcleos de Dispersión a modo de experimento para el estudio de la viabilidad de esta propuesta de restauración de grandes áreas incendiadas.

 

Entre las especies que se han usado hay pinos silvestres, agracejos, encinas, cerezos, sauces o arces granadinos, entre otras muchas. La reforestación han generado una gran cantidad de jornales en los pueblos afectados. 

 

Otras actuaciones complementarias 

 

Otra de las medidas puestas en marcha ha sido el arreglo de la Acequia de Praos Coloraos. Las acequias de careo, además de ser muy importantes por el gran valor tradicional que representan en Sierra Nevada, contribuyen muy positivamente en el desarrollo de un gran número de especies vegetales de gran interés asociadas a ellas que sirven de soporte a una fauna particular y colaboran a regular el ciclo hidrológico de la zona.

 

En la búsqueda de multiplicidad de usos y del mantenimiento del monte mediante el ganado se ha construido un aprisco, necesario para que se pueda instalar la cabaña ganadera, dada la gran distancia existente con otras infraestructuras ganaderas similares. De esta forma, añade Javier Navarro, un "ganadero de Lanjarón, por ejemplo, podrá tener sus ovejas en invierno en una nave particular para que hagan una gran zona de pasto cortafuegos y evitar que puedan subir otros incendios". Mediante la creación de zonas de pastizal de tipo adehesado a la que se tiende permitirá la compatibilidad entre la ganadería extensiva y la prevención de los incendios forestales. La recuperación de la acequia de careo favorece a los pastizales. 

 

Campañas de sensibilización y divulgación

 

Este proyecto de restauración vegetal también ha servido para concienciar a la población haciéndola partícipe a través de campañas de educación ambiental para escolares en las zonas afectadas, con repoblaciones participativas con vecinos y voluntarios ambientales, campañas de sensibilización y concienciación sobre problemática de los incendios y gestión ambiental. 

 

Inversiones y conclusiones científicas

 

Traducido en números, el proceso de restauración de esta zona ha supuesto un desembolso económico importante. Se distingue un primer capítulo en el que se incluyen las actuaciones de emergencia y primeras acciones de restauración. Los diferentes trabajos de emergencia ascendieron a casi 5,76 millones, de los que 700.000 correspondieron a actuaciones del Ministerio de Medio Ambiente y el resto a la Junta. Por otra parte ,hubo una actuación complementaria de 346.500 euros para los primeros tratamientos selvícolas necesarios los meses posteriores a la catástrofe. En cuanto a las inversiones del Plan de Restauración, hay que incluir los 5,08 millones de las actuaciones en montes públicos, más los 921.300 euros para la restauración de fincas particulares.

 

A estas cantidades hay que añadirles el convenio de colaboración entre la Consejería de Medio Ambiente y Aguas Font Vella y Lanjarón SA. Los trabajos objeto del convenio consisten en la repoblación de una superficie aproximada de 105 hectáreas empleando 105.000 plantas, repartidas en los parajes de Peña Caballera-Ventura y Cortijo Quemado, con una inversión total de 210.000 euros. 

 

A punto de publicarse los resultados de seguimiento y evaluación del proyecto de restauración del incendio de Lanjarón por un equipo de investigadores de la UGR coordinado por Regino Zamora, catedrático de Ecología y coordinador científico del Observatorio de Cambio Global, los expertos adelantan "la importancia de las labores de emergencia post-incendio, así como la necesidad de realizar un tratamiento diseccionado por parcelas en función de las características ecológicas y la historia de manejo de cada zona". En general, apunta el doctor Zamora, "han funcionado bien las plantaciones en bosquetes irregulares y heterogéneos en la composición de especies, que funcionan como núcleos de dispersión que favorecen la regeneración natural". 

 

En todo caso una de las conclusiones que destacan es "el interés y eficacia de las plantaciones de especies arbustivas frente a las arbóreas ya que las primeras son facilitadoras de otras especies y suponen un apoyo a la recuperación de la fauna al proporcionar alimento a diversos animales, lo que a su vez favorece la recuperación de otras zonas más o menos próximas".

 

En definitiva, quien hoy se pasee por aquella zona se encontrará con "la sensación de estar en un monte abierto, con árboles diversos, matorral y pastizal. Un monte que no tiene aspecto degradado, en general, con un aspecto bastante naturalizado". No obstante, habría que hablar de nuevo de decenas de años para que la zona devastada recuperara realmente su funcionalidad. El director del Parque, sin embargo, asegura que "se han dado pasos muy importantes, y no sólo para volver a la situación anterior", sino que también se ha proyectado una visión "a largo plazo" teniendo en cuenta las condiciones que el cambio climático está generando en estos ecosistemas. "Hemos avanzado en un monte más diverso que de alguna manera no sólo recuperará la zona que fue quemada, sino que la mejorará". 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios