Torre Cardela observa la comarca
La granada del siglo XXI
El pueblo, situado entre las provincias de Granada y Jaén, tiene en el olivar su principal motor económico
A 1.200 metros de altitud, en la comarca de los Montes Orientales y a casi setenta kilómetros de la capital, se encuentra un municipio de poco más de un millar de habitantes en la frontera entre las provincias de Granada y Jaén: Torre Cardela. Su situación fronteriza ha sido protagonista de su evolución, especialmente durante la época de dominación islámica. Los campos de olivares rodean el pueblo y son los protagonistas del camino hacia la localidad, que tiene precisamente en el campo su principal fuente de ingresos, uniendo a los olivos, los cerezos, y marcando la forma de vida tanto en lo que se refiere a desarrollo económico como a costumbres y gastronomía. El aceite de sus tierras es conocido por su calidad, como sucede con los de casi toda la comarca.
Para los visitantes Torre Cardela cuenta con numerosos atractivos como la iglesia de San José, aunque sin duda su patrimonio más importante es el Torreón árabe, situado en el Cerro del Molino. La torre vigía se construyó por la posición estratégica de la localidad y es que desde allí se controlaba el paso desde Guadix a Guadahortuna y Huelma. Ahora sus restos son uno de los puntos de obligada visita para aquellos viajeros que eligen el pueblo como lugar de destino, y lo que antes era un lugar ideal para el control, es en la actualidad un magnífico mirador de la comarca.
El municipio ha ido avanzando a lo largo de los años, aunque la poca población infantil se presenta como uno de sus problemas, por lo que los esfuerzos se centran en lograr activar el empleo para lograr que la población no se estanque, más aún en la situación económica actual. Además el municipio trata de que las actividades enfocadas a los sectores de población juvenil estén presentes para que los jóvenes encuentren en su pueblo posibilidades de entretenimiento. No obstante, precisamente esta coyuntura económica ha provocado también que algunos vecinos vuelvan a la localidad para trabajar de nuevo en el campo.
La tranquilidad se vive en sus calles, una estructura urbana en la que se mezclan construcciones nuevas, con las tradicionales casas de rejas negras y paredes blancas. Las cuestas se convierten en protagonistas de los paseos de los vecinos. En su paisaje se respira el aire limpio y eso es algo de los que los cardeleños están orgullosos.
Las mejoras en los servicios públicos son ahora uno de los principales objetivos del Consistorio de la localidad, que ha invertido gran parte de las subvenciones recibidas en los últimos meses para mejorar el colegio de la localidad así como un centro para actividades culturales, así los vecinos pueden disfrutar de mejores servicios sin necesidad de salir de su pueblo. En este sentido se puede destacar que el centro escolar ha sufrido diversas mejoras, nuevas instalaciones en los baños o renovación de ventanas para que los más pequeños puedan disfrutar de todas las comodidades.
Su historia le ha dado una identidad propia y hace que conserven tradiciones muy arraigadas entre las que los cardeleños, como la romería de San Isidro Labrador o la matanza del cerdo, que deriva de los inviernos secos y fríos, que permiten que sus jamones y embutidos sean conocidos por su calidad.
También te puede interesar