Semana Santa

Vía Crucis por las 'calles' del Sagrado Corazón

  • El Señor de la Paciencia protagoniza las 14 estaciones en un rezo muy participativo y arropado por los padres

Ninguna carrera oficial contará con tantos 'personajes' como la que montó ayer el colegio Sagrado Corazón para el paso de su Vía Crucis. Con dos hileras de sillas para los alumnos de 3 y 4 años, que portaban una vela de cartulina confeccionada días atrás en clase, la imagen del Señor de la Paciencia y Humildad pasó por tribuna con total solemnidad y recogimiento en el mismo espacio que es a diario el epicentro de la algarabía infantil en el recreo. Con la música de dos violines, dos clarinetes y un trombón interpretando La Saeta de Serrat, el también llamado Señor del Pretorio se dirigía así a su cuarta estación de penitencia precedido por una cohorte de alumnos con sus velas encendidas, en un ambiente de total recogimiento y con un inconfundible olor a incienso.

Es un momento que han vivido generaciones y generaciones de granadinos desde que, en torno a 1907 , las religiosas del Sagrado Corazón llegaron a su nueva casa después de abandonar el Realejo. Poco después de instalarse se presentó un sacerdote de la Diócesis para pedir a la superiora que recibiera en la ermita de la Virgen una antigua imagen, muy hermosa y venerada por los fieles bajo el nombre de Señor del Pretorio o Señor de la Paciencia y Humildad. El motivo se debía a que, varios siglos atrás, la imagen había sido venerada en esta ermita. De hecho un manuscrito de 1765 confirma que, en el mismo lugar donde actualmente se ubica el colegio, existía por el año 1616 un monasterio llamado de San Basilio que marcaba el inicio de un Vía Crucis donde se encontraba el Santo Cristo de la Humildad y Trabajo.

Parece ser que cuando los religiosos dejaron el monasterio y fue vendida la propiedad, la estatua del Señor se llevó a la Capilla Real de la Catedral. Y el traslado se hizo bajo la condición de que, si un día se establecía alguna comunidad religiosa en la propiedad, se devolvería la imagen a su primitivo lugar. Así que con gran alegría recibieron las religiosas al Cristo que volvía a su casa y que fue colocado en la misma Capilla de la Virgen.

Y allí permanece desde entonces una talla con muchos siglos a sus espaldas que ha visto como miles y miles de alumnos se iniciaban a su sombra en el sentimiento religioso y cofrade.

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