"Es muy difícil pensar lo local sin lo global en un contexto internacional donde las fronteras se cierran de forma constante, donde la estigmatización del extranjero está candente. Habría que hablar de movilidad más que de extranjería porque todos somos extranjeros en potencia. Únicamente hay que cruzar una frontera para convertirse en extranjero, por lo que pensar desde la movilidad es pensar desde la acción, pensar que podemos ser nosotros los inmigrantes es lo que nos da una posibilidad de abordaje nueva. El mito de la escasez permanente que rodea las culturas, el narcisismo de las pequeñas diferencias en los grupos y respecto a las minorías, todo está candente en todo el mundo y en Argentina se está viviendo una regresión de derechos. Durante el último año se ha llevado a cabo una ley de extranjería muy lograda y progresista, en la que se declara el derecho a emigrar como un derecho humano esencial. No son coherentes estas exclamaciones con unas reformas de febrero de este año que plantean una "criminalización" del inmigrante. Hay que sacar líneas de acción y planificaciones concretas para sacar nuevas soluciones".