La crisis de las renovables congela el potencial generador de Granada
Desde el año 2000 la potencia en energías limpias de la provincia se ha multiplicado por diez, pero a partir de 2012 el crecimiento ha sido testimonial
La eólica es la que mayor peso tiene
20 parques eólicos, 23 centrales hidroeléctricas, dos plantas termosolares y dos de biogás. Con este despliegue renovable, Granada tiene una capacidad de generación de energía limpia de 1.008 megavatios, que se traduce en una potencia eléctrica renovable (en este indicador queda excluida la biomasa térmica) de 744 megavatios. Con estos datos, Granada se erige como la tercera provincia andaluza con mejor situación en energías 'verdes', solo por detrás de Cádiz, que cuenta con 1.544,6 MW instalados, y Sevilla, con 1.096 MW. Granada aporta el 12% de los megavatios de energía limpia de Andalucía (que alcanza los 7.867,4).
Sin embargo, la situación dista mucho de la que podría ser si la crisis no hubiera irrumpido en la economía española, frenando en seco la evolución de las energías limpias. La infraestructura y la capacidad de estas fuentes alternativas apenas han cambiado en los últimos cinco años, en los que Granada se ha estancado como generadora de renovables. En 2012, la capacidad de generación de energía limpia de la provincia era de 976,3 megavatios, lo que significa que desde entonces apenas se han instalado 31,7, que suponen un crecimiento mínimo del 3,2%.
Mínimo, sobre todo, por la evolución que había tenido el sector en los años anteriores. Según los datos recogido por la Agencia Andaluza de la Energía, el boom de las renovables comenzó en Granada en el año 2007, cuando se elevó un 75,7% la capacidad de generación, pasando de los 309,7 megavatios con los que se cerró 2006 a los 543,3 del año siguiente. A partir de 2007, Granada registró crecimientos de dos dígitos ejercicio tras ejercicio, incorporando 667 megavatios en el periodo 2006-2012. Es decir, en apenas seis años consiguió triplicar su capacidad para generar energía 'verde'.
Buena parte de este crecimiento se debe a la incorporación de nuevas tecnologías. Los datos del portal Info-Energía revelan, por ejemplo, que hasta el año 2003 no se incorporó a la infraestructura energética granadina la tecnología eólica, cuya capacidad se ha multiplicado por once en los últimos catorce años. La eólica, de hecho, es ahora la energía renovable con mayor presencia en la provincia, con 399,8 megavatios de potencia eléctrica instalada, que representan un 40% del total de capacidad renovable de la provincia.
En 2005 también entró en juego la biomasa térmica, que en la actualidad cuenta con 263,5 megavatios, que la convierten en la segunda fuente energética renovable (aunque en este caso no eléctrica). Y ya en 2008 hizo aparición la energía termosolar, la tercera con mayor presencia en la provincia con 149,7 megavatios.
A mayor distancia se sitúa la energía solar fotovoltaica, con 97,2 megavatios; la hidráulica, con 96,1 megavatios; y sin apenas incidencia el biogás, con 1,2 megavatios.
Las tres principales fuentes de energía renovable (eólica, biomasa térmica y termosolar) han experimentado un importante crecimiento desde el año 2008, cuando se incorporaron todas estas tecnologías limpias. Si la eólica ha crecido un 9,7% (su verdadero impulso llegó entre 2006 y 2007), la biomasa térmica ha elevado su potencia un 77,2% y la termosolar se ha triplicado. Pero todas, sin excepción, se han estancado o incluso reducido su capacidad desde la crisis.
El director del Claner, el Clúster Andaluz de Energías Renovables y Eficiencia Energética, Carlos Rojo, asegura que el sector ha sufrido "unos años de políticas de ajuste durísimas", que han supuesto un frenazo sin precedentes al crecimiento en renovables. Aunque en 2017 se ha producido un importante cambio -un nuevo sistema mediante a subasta, que ha sacado 3.000 megavatios al mejor postor-, desde el clúster andaluz aseguran que es necesario poner en marcha "políticas de largo recorrido" y con previsión, en lugar de medidas "apresuradas". "Queremos que el crecimiento sea más ordenado, previsible y con mayor seguridad jurídica", indica Rojo, que en todo caso asegura que los empresarios del sector son "optimistas" ante la nueva coyuntura de las renovables. "Al menos ha habido una reactivación, eso es muy importante para nosotros".
Entre los retos que tiene por delante el sector, además de dejar atrás los malos años de la crisis, está en potenciar la biomasa eléctrica, que no térmica. Granada, según un reciente informe de Claner, no posee ninguna instalación de producción de este tipo de energía, pese al enorme potencial que tiene. "En Andalucía hay muchos elementos para que sea un importantísimo motor de atracción de inversiones y de empresas", señala Rojo, que recuerda que este tipo de fuente genera un elevado nivel de empleo, ya que requiere una extensa industria auxiliar que, además, beneficia fundamentalmente a zonas rurales.
Según Claner, la industria de sector de la biomasa, tanto de generación eléctrica como de abastecimiento térmico, concentra actualmente más de la mitad de los empleos relacionados con las energías renovables. En la provincia, el sector de la biomasa (en este caso térmico, ya sea industrial o residencial), emplea a 1.593 personas (un 6,5% del total andaluz).
La autopista eléctrica, una garantía de desarrollo para la zona Norte
La reciente subasta eléctrica de 3.000 megavatios 'verdes' ha abierto una nueva vía de desarrollo para proyectos renovables, y aunque es difícil aventurar dónde acabarán instalándose, lo cierto es que ya hay constancia de empresas adjudicatarias que tienen la vista puesta en Granada. Sin embargo, esas inversiones en renovables pueden verse paralizadas por la exclusión de la Planificación Eléctrica del Gobierno central de la línea Caparacena-Baza-La Ribina, un proyecto que no ha conseguido colarse entre los prioritarios para los próximos años. La empresa Capital Energy, por ejemplo, ya tiene desarrollados y autorizados 363 megavatios para conectar en el eje eléctrico, adjudicados en la última subasta del Ministerio de Energía. La construcción de esta infraestructura, que se traduciría en diez parques eólicos, permitiría generar alrededor de 400 puestos de trabajo directos y unos 50 tras su puesta en marcha, además de mover una inversión total de 400 millones de euros. El caso es que la exclusión de la línea eléctrica de la zona Norte no solo supone un frenazo al desarrollo renovable, sino también un obstáculo en muchos casos insalvables para el desarrollo industrial y económico de toda la comarca. Según un informe elaborado por la Junta de Andalucía, la 'fuga' de proyectos por el déficit eléctrico afecta al 60% de los municipios de la zona Norte. De ahí la ofensiva institucional que la Junta, la Diputación y la mayoría de los ayuntamientos afectados han puesto en marcha para forzar al Gobierno central que recapacite y vuelva a incluir entre las prioridades este eje eléctrico estratégico para la provincia de Granada.
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