crítica cine

Fuerza y belleza al violín

Xiv ciclo de música contemporáneaHHHHH

Programa: Igor Stravinsky, Élégie; Jesús Torres, Chacona; Juan de Dios García Aguilera, Al hombre solitario que arrastra un violín; Francisco Guerrero, Zayin VI. Intérprete: Atsuko Neriishi (violín). Lugar y fecha: Centro José Guerrero, 28 de noviembre de 2016

El XIV Ciclo de Música Contemporánea del Centro José Guerrero se cerró el pasado lunes con el concierto que ofreció la violinista Atsuko Neriishi. Bajo el título Monólogo la solista repasó algunas de las piezas más destacadas del repertorio contemporáneo para violín, centrándose sobre todo en la producción española.

El Ciclo de Música Contemporánea, organizado por el Centro José Guerrero en colaboración con la Asociación Amigos de la Orquesta Ciudad de Granada, se ha convertido en una de las tribunas de música contemporánea más importantes de toda la comunidad autónoma. Por ella han pasado algunos de los nombres y compositores más importantes del momento, a la vez que año tras año se rinde homenaje a los grandes nombres del siglo XX, como es el caso de Francisco Guerrero en la presente edición.

Élégie de Stravinsky fue la obra que abrió el programa, es la única concesión que se hizo al repertorio extrapeninsular en el programa. Esta obra, pieza de referencia para el violín contemporáneo, presenta un único movimiento con una estructura ABA, en la que la sección inicial y final A está concebida como un himno funerario de escritura sencilla y estilo arcaico, mientras que la sección central B es un movimiento fugado con una escritura más compleja de carácter contrapuntístico. Atsuko Neriishi demostró tener un perfecto dominio del instrumento en los fragmentos de dobles cuerdas que caracterizan el discurso de toda la pieza, constituyendo un alarde compositivo e interpretativo digno de mención.

La segunda obra, Chacona, del compositor zaragozano Jesús Torres, traduce a la línea única del canto de violín los patrones rítmicos de esta danza antigua. Se inicia con un pasaje de notas armónicas de gran sutileza y dificultad, para después evolucionar hacia un frenético perpetuum mobile de amplia gama que exige del intérprete el dominio y equilibrio del arco para compensar pasajes arpegiados a gran velocidad entre las cuatro cuerdas. La destreza de la violinista y su profundo sentido musical se hicieron evidentes en esta pieza.

Otro representante de la creación contemporánea en España lo encontramos en Juan de Dios García Aguilera, compositor afincado en Andalucía. Al hombre solitario que arrastra un violín, para violín solo, debe su nombre a una fotografía del autor norteamericano Peter Moore Violín para ser arrastrado por la calle (1961); los sentimientos de abatimiento, perplejidad y tristeza que le sugirió la foto predominan sobre los eufóricos espasmos, fugaces y atropellados, que representan ciertos pasajes de la obra. De valores más largos y un discurso melódico más prolongado, la evolución de la línea melódica refleja la tristeza de la imagen sugerida a la vez que, a modo descriptivo, evoca el sonido del instrumento arrastrado por la calle.

El programa se cerró con Zayin VI de Francisco Guerrero, uno de los compositores andaluces más internacionales que contribuyó a definir el panorama contemporáneo en España, explorando la dimensión científica de la música y el fenómeno físico acústico natural, como es el caso de la serie Zayin. La obra con la que se le rindió homenaje, Zayin VI, es la única parte de la serie para violín solo. Sin duda, fue la obra más exigente del programa; la variedad de discursos e impresiones constituyen una mutación continua que exige del intérprete la utilización de técnicas interpretativas poco convencionales. Atsuko Neriishi demostró no sólo su habilidad para traducir en sonido las múltiples indicaciones de la partitura (de gran precisión y complejidad), sino que además demostró un profundo conocimiento del repertorio contemporáneo, siendo hasta el momento la tercera violinista en enfrentarse a este reto. Su dominio de las dobles cuerdas se hizo evidente en su precisión en los cambios de golpe de arco, del staccato al detaché, del sforzando en la cuerda grave de sol a los sutiles armónicos en la cuerda aguda, viajando continuamente a diferentes técnicas interpretativas exigidas en la escritura del compositor (legato, spiccato, picado-ligado, etc.). En definitiva, fue toda una lección de buena interpretación, realizando una recreación magistral de una de las obras más emblemáticas de Francisco Guerrero.

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