Crítica de Música

Gloriosas armonías

Los conciertos de este fin de semana despidieron la temporada de la OCG.

Los conciertos de este fin de semana despidieron la temporada de la OCG.

Andrea Marcon despedía la temporada de este año con una gloriosa interpretación de la Misa en Si menor de Johann Sebastian Bach. El director italiano, que recibía el pasado viernes el Premio Alla Italianitá 2017 concedido por el Comité de Italianos en el Exterior, sólo tenía palabras para ensalzar la labor interpretativa de la OCG y de su coro. Y no se trata de palabras vacías, pues este fin de semana han hecho vibrar el Auditorio Manuel de Falla con la mejor música barroca en una interpretación de la Misa en Si menor de Johann Sebastian Bach dentro de estilo y plena de buen gusto.

La Misa en Si menor es considerada por muchos estudiosos como el testamento musical de Bach. No en vano, en su composición ocupó las últimas dos décadas de su vida, y para su elaboración reutilizó material de algunas de sus grandes obras, práctica habitual en la época. El resultado es sencillamente impactante: casi dos horas del mejor contrapunto barroco en una partitura en la que el peso musical descansa sobremanera en los números corales.

Quede dicho, antes de cualquier análisis pormenorizado, que la interpretación del Coro y la Orquesta Ciudad de Granada bajo la dirección de Andrea Marcon fue sublime. Ambas formaciones se fusionaron en un perfecto empaste, con una interpretación equilibrada de cada parte y una dicción por parte del coro limpia y cuidada. Es de recibo destacar la labor de Héctor Márquez, director del Coro de la OCG, y sobre todo de Lluís Vilamajó, principal director invitado; su labor ha conseguido redondear el sonido del coro y destacar todas las cualidades vocales de sus cuerdas, que son muchas y merecedoras de la felicitación de quien escribe.

Dentro de la compleja escritura vocal de esta obra, plagada de fugas y pasajes imitativos, episodios homofónicos y secciones concertantes, cada cuerda aparecía oportunamente destacando los motivos de imitación, y luego descendía a un discreto segundo plano para ceder el protagonismo a otra de las voces que tomaba el relevo. Resultaron de gran belleza los números de conjunto en que la interpretación homofónica nos dio la oportunidad de escuchar el perfecto empaste de todas las voces, y muy acertado el cambio de distribución a mitad del concierto para los números finales. Enhorabuena al coro de la OCG y a su dirección, pues desde el Kyrie hasta el Dona nobis pacem estuvo magnífico en todas y cada una de sus intervenciones, siendo el verdadero artífice de la magia ocurrida en el escenario este fin de semana.

En el plano solista hay que destacar dos voces de las que constituyeron el quinteto solista, por otra parte bastante equilibrado. En primer lugar, la belleza y proyección del lirismo de Carlos Mena resultó tremendamente emotivo en cada una de sus intervenciones, haciendo vibrar la fibra sensible de los oyentes con el verso "Qui sedes ad dexteram patris" del Gloria junto al bello canto de oboe d'amore o en el Agnus Dei, cuyo inicio dedicó Bach por entero a esta bella tesitura. La estilización de Carlos Mena en sus intervenciones lo destacaron por encima de sus compañeros solistas como una gran voz, digna de ser considerada una de las mejores del panorama nacional.

También brilló por su dulzura y limpieza la interpretación de la soprano australiana Bryony Dwyer. Desde el "Christe eleison" inicial su timbre claro y su fuerza contenida, muy apropiados para esta partitura, hicieron de cada una de sus intervenciones un momento deslumbrante y cálido dentro de este monumento de la música religiosa. Precioso fue igualmente el dúo concertante del Gloria "Domine Deus", junto con el tenor Juan Antonio Sanabria y el bello canto de la flauta de Juan Carlos Chornet, o el encantador dúo junto a Carlos Mena "Et in unum dominum" del Credo, secundado por un espectacular dúo concertante de oboes a cargo de Eduardo Martínez y José Antonio Masmano.

El elenco se completó con las voces de una discreta pero eficiente Isabel Monar, que tuvo que hacer frente a una obra no del todo adecuada a su tesitura, y del ya mencionado Juan Antonio Sanabria, cuyo timbre potente fue en ocasiones excesivo para la piedad contenida de algunos números. Igualmente acertada estuvo la voz del barítono José Antonio López, quien realizó un bello dúo concertante con Óscar Sala a la trompa en el verso "Quoniam tu solus sanctus" del Gloria.

Todas estas partes fueron magníficamente ensambladas por Andrea Marcon con el preciso y a menudo imprescindible fondo orquestal, pues la OCG de este fin de semana destacó en innumerables ocasiones, ya sea realizando el oportuno bajo continuo (en el que merece especial mención el buen gusto del organista Andrés Cea), ya ofreciendo la respuesta instrumental a las voces en los concertantes. Fue un concierto maravilloso y un gran cierre de temporada.

Andrea Marcon, en nombre del Coro y Orquesta Ciudad de Granada, dedicó el concierto a la memoria de Miguel Villoslada Cazenave, vicepresidente y anteriormente secretario de la Asociación Amigos de la OCG y un gran amante de la música. Los muchos amigos de Miguel, entre los que me siento horado de haber estado, le deseamos un descanso eterno.

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