música

Manuel Lorente, la 'jondura' hecha arte

  • El cantaor granadino presenta su nuevo trabajo el jueves en el Teatro Isabel la Católica

  • Dice alcanzar "la madurez" a sus 60 años con 'Flamenco sin misterio', donde firma todas las letras

El cantaor granadino, en una fotografía promocional.

El cantaor granadino, en una fotografía promocional. / manuel montaño

"No hay artista que no dependa de su infancia", dijo el escritor Gabriel Miró. La de Manuel Lorente (Granada, 1956) estuvo marcada por la gran afición de su padre al flamenco. "Me transmitió el amor hacia Manolo Caracol y al cante, sobre todo al de Jerez, al que yo me dedico", recuerda. Aquella estrella que se cruzó en su camino cuando era un niño le ha guiado desde entonces, y no le ha ido nada mal. El jueves presentará su sexto trabajo, Flamenco sin misterio, a las 21:00 en el Teatro Isabel la Católica. "Es mi primer disco de madurez, de hecho he cumplido 60 años trabajando en él", reconoce entre risas. Le acompañarán para la ocasión "la flor y nata del arte jondo": el guitarrista Manuel Parrilla -de Jerez, como no- y los palmeros Rafael Junquera y Gregorio Fernández.

Flamenco sin misteriose apoya en un repertorio de "cante flamenco jondo", en el que caben seguiriyas, soleares, fandangos, malagueñas, cañas y cantiñas. Lorente destaca además que es la primera vez que compone todas las letras. " Toda la vida estamos aprendiendo y llega un momento que te sale, que te atreves", afirma. Para él, ha sido "un reto enorme, algo bastante complicado", pues una buena letrilla flamenca "tiene que conectar con las emociones básicas y universales del ser humano, como lo son las pérdidas irreparables; la vida y la muerte en definitiva".

Lorente además de flamenco es Doctor en Antropología social y cultural por la Universidad de Granada desde 1999. Se le nota por cómo habla y cómo explica las cosas. Vuelve a reflexionar sobre las letras en el flamenco y esta vez da una auténtica clase: "En el flamenco hace unas décadas se pasó de la repetición de equis letras tradicionales o folclóricas a la poesía cultu letrada. Se dio un bandazo. Quizá buscando lo comercial o el prestigio de esta poesía. Me he dado cuenta con mis investigaciones que el flamenco tiene una especificidad poética. Casi un año he estado investigando para lograr todo un repertorio, una letra en consonancia con este arte. Estos señores no pensaron en el flamenco a la hora de hacer poesía, y tienen que tener en cuenta que entre la seguiriya y el fandango hay una diferencia enorme. Son dos mundos diferentes".

Aún así, su condición de estudioso del flamenco no le impide disfrutarlo. "El título -Flamenco sin misterio- tiene su origen en una reflexión mía. Por más vueltas que le demos siempre hay un misterio en el flamenco, en esta música oral sin autor, con mucha complejidad que por muchos estudios que hagamos no damos con la tecla. En Málaga entienden una cosa por flamenco. Aquí otra. Cada uno tiene su propia versión", explica este pionero de la fusión flamenca. Tres de sus seis álbumes tiene que ver con la hibridación, "una época que ya pasó", señala. "En el año 98 me atreví a fusionar flamenco y música electrónica -se refiere a su disco Melisma- con el grupo Intro", detalla.

A colación de la fusión entre música electrónica y arte jondo, le pregunto por el Niño de Elche, Rosalía y Silvia Pérez Cruz, artistas que han experimentado con el flamenco estos años. "Sí, los he escuchado, pero con todos mis respetos, son vinos de añada, muy recientes. En la juventud es muy difícil decir algo con el flamenco. Requiere años y madurez", comenta con un tono de voz amable. "¿Ha envejecido bien el flamenco?", disparo otra vez. "El flamenco es planetario. Claro que ha envejecido bien", responde sin dudar.

El cantaor granadino arrancó su carrera profesional rodeado de maestros como Pepe Habichuela, Juan Moneo El Torta, Camarón de la Isla, con quien trabajo cinco años, y Enrique Morente. "Los últimos dos aportaron cosas muy importantes. Tenemos que volver a la basureros de la historia, a lo que los modernos dejaron en los años 80. Hay que volver a revisar el sentimiento, antes el canto era muy sentimental y se tenía muy en cuenta la emotividad. La innovación tuvieron su importancia. La afinación, la medida, la atención a la musicalidad. El flamenco es planetario y dialogamos con otras culturas", reflexiona el veterano cantaor, que no es otra cosa que la jondura y la madurez hecha arte.

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