La próxima edición del Festival de Música y Danza llevará el sello de Diego Martínez, actual responsable del certamen que acaba su vinculación el próximo mes de julio. Pero las instituciones que integran el Consejo Rector ya trabajan para elegir al nuevo responsable para que comience a trabajar cuanto antes en la edición de 2018, toda vez que Martínez, como ya adelantó en una entrevista el pasado verano, no iba a cerrar ningún compromiso más allá de este edición para no hipotecar al nuevo director. En este momento, el gran objetivo es el director de orquesta granadino Pablo Heras-Casado, responsable titular de la Orchestra of St. Luke's de Nueva York desde 2012 y principal director invitado del Teatro Real de Madrid. El nombramiento de Heras-Casado, el músico español más internacional de la actualidad y Director del Año por Musical America en 2014, supondría instalar en el Festival un modelo de gestión parecido al de la Orquesta Ciudad de Granada, que cuenta con Andrea Marcon como director artístico y Alicia Pire en la gerencia. De esta manera, Heras-Casado podría compatibilizar su apretada agenda profesional con la coordinación de la gran cita cultural de su ciudad.

Además, el Consejo Rector del Festival de Granada también tiene perfiles como el de Félix Palomero, director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música entre 2009 y 2012 y colaborador en medios de comunicación de información general y especializada en música. Otra candidatura que se ha puesto sobre la mesa es la de Antonio Moral, asiduo visitante del Festival y actual director del Auditorio Nacional de Madrid, donde ha llevado a cabo una labor de dinamización que ha hecho que las cifras de espectadores hayan aumentado notablemente. Moral, que fue jurado en el reciente concurso de ópera organizado por la OCG, tiene un currículum interminable y ha sido director del Teatro Real de Madrid entre 2005 y 2010 y fue el fundador de la prestigiosa revista musical Scherzo.

La intención de vincular a Pablo Heras-Casado a la agenda cultural de la ciudad es una vieja aspiración de las instituciones. Cuando se decidió no renovar el contrato de Salvador Mas como responsable de la OCG, su nombre estaba en el primer lugar de la lista de preferencias, aunque finalmente su candidatura se diluyó por la imposibilidad de compatibilizar su agenda internacional.

En 2014 se anunció a bombo y platillo que Heras-Casado se convertía en el nuevo director residente del Festival de Música y Danza, un acuerdo que se quedó en un emotivo acto en la sede de la Asociación de la Prensa y que finalmente no se materializó. Ninguna de las dos partes quiso en su momento explicar las razones de este divorcio, aunque Heras-Casado avanzó que traería en 2015 a Granada una producción escénica en torno a El sombrero de tres picos, de Manuel de Falla, en un concierto en el que iba a contar con la Mahler Chamber Orchestra y la cantaora granadina Marina Heredia.

También estaba previsto que en la edición de 2016 volvería al mando de alguna de las orquestas de prestigio con las que viene colaborando en los últimos tiempos y para 2017 abordaría un programa en torno a la figura del compositor Claudio Monteverdi. El ambicioso proyecto quedó en suspenso aunque ahora, si las instituciones consiguen convencerle para asumir la dirección, es posible que regrese como nuevo director del certamen.

En todo caso, las instituciones que integran el Consejo Rector del Festival aún no han anunciado la fórmula para elegir al nuevo responsable. Diego Martínez resultó elegido después de un concurso público, aunque el anterior responsable, Enrique Gámez, llegó al cargo después de que se hiciera una preselección de seis candidatos en la que al final se impuso su candidatura.

En todo caso, el nombre de Pablo Heras-Casado cuenta con todos los parabienes a nivel político y musical ya que colocaría al Festival de Granada, aún más, en el escaparate mundial. Además, el director cuenta con un reconocido prestigio y acceso directo a las grandes figuras y orquestas del momento, lo que sería un reclamo para dar ese paso hacia delante que reclaman las instituciones. Es una decisión que no puede eternizarse en el tiempo porque las grandes figuras y las mejores orquestas trabajan con agendas a largo plazo y cierran sus actuaciones con años de antelación.