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Pilar Albarracín, la mirada irreverente y 'typical spanish' del arte contemporáneo

  • La nueva exposición en el Palacio de la Madraza ofrece un interesante recorrido por la obra de la creadora sevillana de fama internacional

  • Se podrá ver hasta el 15 de noviembre

La artista sevillana posa delante de 'Bailaré sobre tu tumba', un video-'performance' que denuncia la desigualdad de género.

La artista sevillana posa delante de 'Bailaré sobre tu tumba', un video-'performance' que denuncia la desigualdad de género. / reportaje gráfico: maría de la cruz

Pilar Albarracín (Sevilla, 1968) es esa artista capaz de hablar de la lucha diaria a la que se enfrentan las féminas en un mundo machista retratándose a sí misma vestida con traje de luces, tacones rojos -un color inherente a su obra- y una olla exprés como complemento. Pilar Albarracín es esa creadora capaz de reivindicar la libertad de expresión y la represión a la que se ve sometida la mujer amordaza y en traje de flamenca, debajo de una cabeza de toro disecado. Su obra es irreverente y typical spanish, como el propio carácter de la creadora sevillana. La nueva exposición en el Palacio de la Madraza da cuenta de ello hasta el próximo 15 de noviembre.

Extractos de fuego y de veneno concentra, contó en la presentación Albarracín, una selección de sus piezas "más interesantes desde el año 2000 hasta ahora". Prohibido el cante, una imponente fotografía en blanco y negro donde aparece amordaza y en traje de lunares, preside la muestra. Justo al lado, en un espacio anexo a la sala, se proyecta el vídeo-performanceBailaré sobre tu tumba, en el que se ve taconear a un hombre de manera precisa y austera, mientras que la mujer lo hace de forma visceral y salvaje. Albarracín trata de denunciar así "la desigualdad de género que se acentúa en contextos sociales en los que la tradición ha relegado a la mujer a un lugar secundario", explican en el libro Feminismo e interculturalidad. Rosa Martínez dice al respecto: "Esta obra habla de cómo es preferible hundirte a estar sometida".

"Me han colgado el letrero de provocadora, pero sólo pongo el dedo en la llaga", reflexionó

"Me han colgado el letrerito de provocadora, sí, pero sólo pongo el dedo en la llaga. Es curioso que la gente te critique cuando se ven expuestos a todo tipo de violencias diariamente. Es más, forma parte de nuestra cotidianidad", reflexionó la artista, que justo ayer cumplía 49 años. Albarracín reconoció estar "mayor" para algunas cosas, como aquellas performances que hacía en los 90 donde se tendía en el suelo, manchada de sangre, para ofrecer al espectador la imagen de un cadáver fruto de la violencia de género. "Lo interesante es que no nos de miedo enfrentarnos a un medio nuevo, pero hay que hacerlo con respeto", reconoció.

Menos impactante, pero igual de simbólico, resulta la serie Bordados en Guerra, en la que aparecen unos exuberantes dibujos de aves exóticas de un figurado paraíso que recuerdan a tapices orientalistas. "Es una clara metáfora de la violencia, y denuncia el mundo -"gobernado por locos", dice la artista- de conflicto en el que vivimos actualmente", explicó la comisaria de la exposición, Concha Hermano. Con un colorido preciosista y unos códigos estéticos en clave de ironía -un elemento visible en la obra de la sevillana-, la serie de finos bordados en seda bajo el título Paraísos Artificiales también representa, en palabras de Hermano, "la metáfora de un universo de perversión camuflado en un espacio de felicidad".

La comisaria comenta que "por encima del impacto estético de la obra de Albarracín esta la llamada a la reflexión sobre temas de actualidad" como la desigualdad, la posición de desamparo de la mujer en una sociedad patriarcal y machista o la libertad del ser. "Los artistas tiene la función de movilizar, agitar, de decir "oye, mirad lo que pasa en el mundo", opina la artista, que piensa que la cultura "es la única parcela que nos queda desde la que podemos intentar movilizar al resto del mundo". Y lo hace, sensibilizar sobre distintas problemáticas, "desde el respeto", recalcó la comisaria.

Así lo hace con Lunares, otro vídeo-performance donde vuelve a denunciar la violencia de género. Esta vez, vestida con una bata de cola blanca, baila una expresionista danza -al ritmo del pasodoble En er mundo- mientras clava alfileres en su cuerpo, que van configurando amplios lunares de sangre: los mismos lunares que suelen aparecer en los vestidos flamencos. Albarracín se sirve de elementos propios del folklore andaluz para visibilizar de manera irónica, a veces histriónica, problemáticas y tópicos de la cultura española. Una mirada typical spanish del arte contemporáneo patrio imprescindible, como los chorizos falsos que cuelgan en la instalación Rompimiento de Gloria.

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