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Torres Balbás vuelve 90 años después... pero justo a tiempo

  • El Palacio de Carlos V inaugura una exposición sobre el arquitecto conservador de la Alhambra durante más de una década, un hombre que devolvió al monumento sus señas de identidad

Cuando estalló la Guerra Civil Leopoldo Torres Balbás (1880-1960) era el arquitecto conservador de la Alhambra. El Golpe de Estado le pilló fuera de Granada y, cuando estaba pensando en regresar, recibió un telegrama: "No vuelvas, que tu vida peligro". ¿Les suena la historia? Al contrario que Federico García Lorca, el arquitecto hizo caso a los consejos de los amigos y, aunque represaliado, pudo vivir hasta 1960. Es una de las historias que narra la exposición Leopoldo Torres Balbás y la restauración científica, en la que se repasa la vida del responsable del monumento nazarí durante más de una década (1923-1936). La muestra del Palacio de Carlos V se articula a través de planos originales de sus principales obras, fotografías inéditas con 23 positivados de sus negativos en vidrio originales, 24 piezas arqueológicas procedentes de compras y excavaciones realizadas durante su gestión, cuadros y dibujos incluyendo un retrato inédito de sus últimos años, cuatro diarios personales y varios audiovisuales creados expresamente para esta exposición.

El conjunto nazarí es un caso particular donde el nombre de quien restauró el monumento es de sobra conocido mientras que los arquitectos permanecen en el anonimato. "La Alhambra que visitan millones de turistas es la Alhambra de Torres Balbás", señaló ayer la directora del Patronato del monumento, María del Mar Villafranca, sobre el hombre que le devolvió parte de su esplendor -y de su verdad- a comienzos del siglo XX. En el acto de presentación estuvo presente el hijo del protagonista de la muestra, Rafael Torres, quien se mostró "profundamente" agradecido a Granada por considerar a su padre -que nació en Madrid- como un granadino más. "Van a hacer 59 años desde que desapareció y me gustaría que dentro de 80 años se celebre una reunión como esta para celebrar que el patrimonio de los españoles sigue intacto", señaló. En esta misma línea se pronunció el consejero de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Luciano Alonso, quien defendió que sin Torres Balbás "no podríamos disfrutar de la Alhambra tal y como lo hacemos ahora". De hecho, algunas de sus intervenciones en el monumento nazarí, como la del Patio de los Leones, donde desmontó templetes, fueron criticadas en la ciudad por algunos sectores que su opusieron a su labor y, en este caso, su amigo Manuel de Falla tuvo incluso que mediar. Según explicó José Javier Rivera en representación del comité de expertos que ha comisariado la muestra, Torres Balbás tuvo que deshacer los entuertos que dejó su predecesor, Modesto Cendoya, con una visión radicalmente opuesta. Pasados los años, el recuerdo de Cendoya se limita a una calle en la Zona Norte mientras el prestigio y el recuerdo de Torres Balbás permanece intacto.

La exposición del Palacio de Carlos V está dividida en cuatro secciones. La primera, Leopoldo Torres Balbás en el recuerdo, está dedicada a la parte más biográfica y personal del arquitecto; y la segunda, La Alhambra de Torres Balbás, un periodo decisivo para la historia del conjunto, expone los principales trabajos de conservación realizados en el monumento entre 1923 y 1936.

La tercera parte, Construyendo y restaurando. Otras obras, aborda el trabajo que realizó como inspector de la Sexta Zona de Monumentos, que comprendía desde Málaga a Alicante, así como su participación en las exposiciones universales de Sevilla y Barcelona en 1929, y su colaboración con una de las actividades arquitectónicas más trascendentales de los años 20: la promoción constructiva de grupos escolares por parte de la Institución Libre de Enseñanza.

Por último, la cuarta sección, La guerra y el exilio interior, retrata el desarraigo sufrido por Torres Balbás tras la Guerra Civil y su aislamiento del mundo de la restauración de monumentos por su vinculación a la Institución Libre de Enseñanza (fue sometido a tres depuraciones por su pensamiento progresista). Igual que Federico García Lorca, Torres Balbás pensó en regresar a Granada cuando estalló la Guerra Civil pero, según explicó José Javier Rivera, sus amigos le alertaron del peligro que corría.

A partir de ese momento, reorienta su dedicación al mundo de la investigación y la docencia para convertirse en un referente de la cultura española, también como historiador.

Con el objetivo de ampliar conocimientos acerca de la figura de Torres Balbás, la exposición cuenta con una sección de consulta, que permitirá comprender y contextualizar los trabajos del arquitecto y sus principales aportaciones al mundo de la cultura, además de tener acceso a la versión digital de algunos de los documentos de la muestra y otros materiales complementarios, como su libro de croquis, y diarios, planos y recortes de prensa.

La muestra, que se clausurará el próximo 9 de junio, llegará en septiembre a la Residencia de Estudiantes de Madrid como un homenaje paralelo a la Institución Libre de Enseñanza de la que fue uno de los grandes defensores. "Hizo mucho por este lugar, lo dio todo, y ahora nos reencontramos con él más allá del tiempo", explicó Villafranca. "Esta exposición nos acercará a su obra, a los trabajos que desarrolló a lo largo de su vida profesional, pero sobre todo conoceremos mejor a este hombre combativo y modesto que presumía de defender la verdad por encima de todo".

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