pablo alborÁn. cantante y compositor

"Ya no hay conflicto entre el músico que soy y cualquier otro que pudiera ser"

  • El malagueño lanzó ayer su nuevo disco, 'Prometo', y anunció para el año que viene una gira que, tras su comienzo en América Latina en febrero, llegará a España en mayo

Pablo Alborán (Málaga, 1989), ayer, en la presentación de 'Prometo' en Madrid.

Pablo Alborán (Málaga, 1989), ayer, en la presentación de 'Prometo' en Madrid. / paco campos / efe

Atiende Pablo Alborán (Málaga, 1989) al teléfono desde Madrid en una jornada maratoniana de presentaciones y entrevistas con tanta atención como eficacia. Después de varios adelantos, el cantante lanzó ayer su cuarto disco de estudio, Prometo, nuevo órdago a las listas de ventas, y de paso anunció una gira para el año que viene que comenzará en América Latina en febrero y llegará a España en mayo (sin que haya, por el momento, mayor concreción en cuanto a fechas y plazas). Medio mundo hispanohablante está a sus pies, pero en la afable conversación nadie lo diría.

-Afirmaba usted hace unos días que Prometo "tiene las puertas abiertas, aunque no sabría decir hacia dónde". ¿Le aterra imaginar a dónde le podría conducir?

He hecho canciones con las que ya no me siento identificado y tengo claro que no volveré a cantarlas"

-No, diría que al revés. Las puertas están ahora mismo más abiertas que cerradas y eso me da mucha tranquilidad. Yo mismo cerré las puertas hace un par de años porque necesitaba abrirlas hacia dentro, quedarme en silencio. Así que pasé un tiempo en Málaga, con mi familia y mis amigos, escuchándome, sin prisas, atesorando otras cosas. Ahora ha llegado el momento de volver a abrir las puertas y mostrar eso que he atesorado en forma de canciones.

-¿Le gusta pensar que se trata de un trabajo de madurez?

-Eso tendrán que decirlo otros. Lo que sí puedo asegurar es que para mí es un trabajo muy importante. Tenía muy claro que no quería hacer un copia y pega de otros discos, porque lo peor que puede hacer un músico es copiarse a sí mismo. Y creo, para ser honesto, que lo he conseguido. Curiosamente, el proceso ha sido muy natural. A veces tenía la absoluta determinación de romper esquemas, pero otras simplemente me dejaba llevar por lo que sentía. Y ha funcionado, en gran parte porque he contado con un equipo fabuloso. Si le decía al productor del álbum, Julio Reyes, que quería hacer una bossa nova, él me respondía "de acuerdo, pero no podemos hacer una bossa nova a medias, hay que hacerla bien". Gracias a todo esto, Prometo es exactamente el disco que quería presentar ahora.

-¿Cómo fue la química con Julio Reyes en el estudio?

-Inmediata. Ha sido muy fácil. Desde hacía mucho tiempo quería trabajar con él, así que cuando se lo propuse y aceptó fue como cuando pides una cita y te dicen que sí. Reyes ha sido productor de artistas como Marc Anthony y Jennifer Lopez, y fíjate que hubo quien tenía dudas de que fuera el productor idóneo para Prometo al haber trabajado con gente a priori tan distinta a mí. Pero yo estaba convencido de que sería el idóneo.

-A menudo habla usted de su miedo a encasillarse en la imagen de cantante romántico que el público mayoritario tiene de Pablo Alborán. ¿Hay algún conflicto entre el músico que es usted y el músico que otros esperan, o que tal vez han construido?

-No, ya no. Ya no hay ninguna lucha entre el músico que soy y cualquier otro que pudiera ser. Y esto es así gracias a este disco. No me preocupan las marcas. Si decidí lanzar dos singles de una vez en lugar de uno, Saturno y No vaya a ser, fue precisamente porque son dos canciones muy distintas, una tiene una atmósfera electrónica y la otra aspira a un sonido más natural. Para colmo, después presentamos Prometo en su versión a piano y cuerdas, que tampoco tenía nada que ver con las otras dos. No vivo ni trabajo a la moda, no pienso en qué registro o qué estilo puede resultar más apropiado según los tiempos. Evidentemente, no puedo dejar de sonar como un cantante contemporáneo, pero es que tampoco pretendo evitarlo. Sólo me guío por lo que siento.

-A la hora de componer, ¿han cambiado mucho sus referentes en sus últimos años?

-He tenido tiempo de conocer con más profundidad la obra de músicos a los que por diversas razones no había prestado antes mucha atención, y sí, alguna huella queda. Pero tal vez ha sido más importante el hecho de que, durante la temporada que he pasado en Málaga, he tenido más ocasiones para reunirme con mis amigos de aquí, con Pablo López, con Vanesa [Martín], con María [Villalón] y con otros. Nos juntábamos, nos llevábamos las guitarras y me encantaba escucharlos cantar canciones de Silvio Rodríguez, de Pablo Milanés o de Joaquín Sabina, músicos a los que he admirado siempre pero que recuperados así, en plena complicidad con los amigos, me sonaban como si fuese la primera vez. A menudo, basta recibir la música de otra forma para que parezca del todo distinta.

-En otras ocasiones le he escuchado citar a Pink Floyd y a Peter Gabriel como músicos a los que también admira. Sospecho que tiene usted algunos ases en la manga que guarda para más adelante. ¿Me equivoco?

-No, no te equivocas. A menudo he pensado en dar pasos hacia caminos muy distintos. Si te dijera todo lo que alguna vez se me ha pasado por la cabeza, uf... Pero mejor no, mejor dejarlo ahí guardado. Lo bueno es encontrar la manera de que todo lo que piensas confluya en un único objetivo, en un solo trabajo. Cuando encuentras el camino, todo sucede de manera muy natural y a base de intuición. Y eso es lo que ha pasado con Prometo. Es el único disco para el que no he echado mano de canciones anteriores, todas son recientes. La última que compuse fue Prometo. Cuando la terminé, supe que el disco estaba listo.

-¿Le pesaba de alguna forma a la hora de escribir estas canciones el éxito al que estaban abocadas, la certeza de que las escucharían millones de personas?

-No. Cuando compongo sólo pienso en mí. Hacer canciones es como mirarse en un espejo. Pero una vez terminadas, sí que pienso en la gente que querrá escucharlas. No atender a eso sería como vivir en una burbuja, y yo prefiero tener los pies en la tierra.

-¿Qué puede adelantar de la gira de conciertos de Prometo?

-Estamos definiendo aún la cuestión artística y la parte musical. Pero sí puedo adelantar que será nuestra gira más cercana al público. Habrá menos barreras. Tengo comprobado que conectamos más con la gente en los momentos más desnudos de los conciertos, aunque, por supuesto, hay que ofrecer varias cosas. También habrá ocasión para bailar, eso seguro.

-¿Ha tomado alguna decisión de la que se haya arrepentido?

-Sí, claro. He dado pasos en falso. Hay canciones con las que ya no me siento identificado y tengo claro que no volveré a cantarlas. Y que conste que hablo de canciones recientes, algunas incluso de Terral. A nivel de producción, te diré que en el primer disco se tomaron ciertas decisiones que yo no habría tomado. No porque las considere un error, porque no lo fueron, sino porque no me sentí representado en algunas cosas. Lo que espero en cada error es aprender de nuevo.

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