Enrique Vercher. traductor y escritor

"¿Qué haríamos cada uno si tuviésemos poderes ilimitados?"

  • El profesor de la Universidad de Granada Enrique Vercher da el paso a la ficción con una primera novela sobre el poder titulada 'Última' (Nazarí)

El profesor y escritor Enrique Vercher se estrena en la ficción con un libro titulado 'Última'.

El profesor y escritor Enrique Vercher se estrena en la ficción con un libro titulado 'Última'. / álex cámara

"¿Qué haríamos cada uno si tuviéramos poderes ilimitados?". Esa es la idea de la que parte el traductor y profesor de la Universidad de Granada para su primera incursión en la ficción después de una andadura de casi dos décadas de textos y libros de investigaciones académicas. "Yo siempre he escrito ficción. A los once años ya estaba escribiendo versos, pero pertenecían al terreno de la intimidad. Nunca me había atrevido a publicarlos", comenta Vercher, que cuenta con tres licenciaturas, dos doctorados y es profesor de la Universidad de Granada, además de director de una agencia de traducción. Última es el título de su primera novela, publicada en la editorial Nazarí y que presentó tanto en la pasada Feria del Libro como en el Centro Artístico de Granada.

"Se me ocurrió primero la idea, la historia, que los conceptos. ¿El mito se basa en un hecho real o es anterior? ¿Las sirenas se basan en el narval o existían de antes y luego se ha intentado justificar la existencia del mito con una base real?", reflexiona sobre el punto de partida de esta novela de ficción en la que ha estado trabajando más de cinco años. En ese tiempo ha escrito y reescrito muchos capítulos inspirándose también en acontecimientos que de los que iba teniendo noticia o vivía en primera persona.

El resultado es una obra distópica que se inicia con un primer capítulo en el que narra el intento de eliminación de Última, quien no muere a pesar de haber sido acribillado. "Es un episodio que extraña al lector, quien probablemente queda desconcertado sin llegar a comprender lo que ha ocurrido, algo que solo entenderá avanzada la novela", explica Vercher, quien señala que "la novela continúa con varios capítulos en los que se presentan a una serie de personajes que no parecen mantener ninguna conexión entre ellos, lo que también intriga al lector".

Así, vemos pasar por el texto a una refugiada eritrea que trabaja como traductora, a un viejo pescador viudo gallego, a un prisionero ruso maltratado por sus compañeros de prisión, a una señora irlandesa de edad avanzada que acoge a estudiantes en su casa y a una joven filósofa salmantina que sobrevive como becaria en la universidad. Lo más curioso es que el personaje que da nombre a la novela y que la vertebra, Última, con la excepción de ese primer capítulo, no aparece ni interviene hasta la mitad del libro.

El autor señala que la escritura de esta novela partió precisamente de los personajes y que hasta los secundarios " tienen su importancia, como en la vida": "Cuando un personaje (o nosotros) entramos a comprar algo en una tienda, el hombre que ya estaba allí comprando tabaco y que sale para no aparecer más en la trama (o en nuestra vida) tiene a su vez una vida propia, es protagonista de otra gran historia. Eso es lo que ocurre con Saba, Caldeira o la señora McGrillen".

La línea central de la novela, -que se articula en 22 capítulos que reciben como título el nombre de un personajes- es la interacción entre Última, un hombre que inexplicablemente ha adquirido poderes ilimitados y se ha autoproclamado en Archiemperador del mundo, y Constanza, esa joven filósofa captada por la organización clandestina que agrupa a los servicios de inteligencia de todo el mundo y que busca la manera de acabar con Última. Constanza consigue entrar en el palacio del Archiemperador con la excusa de querer escribir su biografía.

Para Vercher, este planteamiento da pie a mostrar el complejo y singular mundo que se ha creado, así como la también la compleja interacción entre Última, Constanza y resto de personajes que pueblan la novela. "En este sentido las numerosas intrahistorias de todos esos personajes secundarios adquieren una especial relevancia, de tal modo que la historia central de Última casi queda abrumada por este recurso literario".

La novela va mostrando tanto la evolución de Constanza como la de Última, quien se va degradando y volviendo más violento, víctima de las circunstancias que su propio poder le han impuesto. En palabras del profesor de Literatura de la Universidad de Granada, César Morón: "Última representa a un mismo tiempo al tirano y a la víctima de su propio poder. Representa la idea de corrosión con la que la misma idea de poder aniquila lentamente, pero sin otra solución posible, la voluntad del individuo. Conocer a Última es enfrentarse a un mismo tiempo a la erótica del poder y a su debilidad".

Para Vercher, el protagonista del libro "comienza a aprovechar sus poderes ilimitados para lo que parece lo más básico, rodearse de lujos, de belleza (también de una mujer exuberante, Láowin)".

Además de construir esa mujer, una especie de replicante, y un palacio, también crea un personaje como Infierno, una especie de demonio. "Última, el Archiemperador, es un ser vulgar y corriente, no parece haber tenido como persona normal mayores aspiraciones, y así se nos aparece también al principio. El hecho de ser tan corriente es quizá también el motivo de ser más bueno (o menos malvado), pero también de no haber hecho nunca grandes cosas a pesar de su poder, a lo que será incitado en un momento de la novela por Constanza", detalla el autor, que deja abiertas todas las interpretaciones de la obra. "Los lectores son los que han ido configurando el libro, determinando cómo debe leerse la novela, no yo, desde luego".

La lectura que realiza César Morón es que la distopía de Vercher pertenece al género de "lo maravilloso" porque los elementos sobrenaturales de los poderes del personaje no provocan ninguna reacción particular en los personajes".

Sobre la posibilidad de circunscribir la obra en el terreno de la novela distópica, Vercher aclara que el mundo en que vive Última "es el necesario marco en el que debe encuadrarse un personaje". "Al fin y al cabo, si tiene poderes ilimitados, el mundo externo de un modo u otro será reflejo de lo que es él, de sus sentimientos e ideas; de hecho él mismo llega a reflexionar como sería el mundo si fuera otro y no él quien tuviera poderes ilimitados, cuestión que traslada al lector".

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