Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

Una fe milagrosa

Como las cuentas le salen, habrá que pensar que Sebastián Pérez considera que lo votarán haga lo que haga

Las metástasis de un partido en el que innumerables cargos públicos han confundido la Administración con una heredad personal alcanzan a Granada, cuya realidad empieza a asemejarse a la de Valencia, Castellón o Alicante. Los consejeros delegados de la Empresa Municipal de Cementerios se han explicado perfectamente y confirmado algunas presunciones ante el juez instructor. Eduardo Moral y María Francés afirman que todos los fantasmas contratados (digo fantasmas por su condición de incorpóreos en las oficinas) faenaban desde sus domicilios, desde el Ayuntamiento o por teléfono; y (salvo rara excepción) no acudían jamás a la sede de Emucesa. Luego hay que agradecer al PP que, en plena crisis, haya creado una nueva modalidad de contrato, el de andar por casa, extraordinariamente remunerada. Como en el caso de Cifuentes, los dos concejales no guardan prueba documental de las tareas ni forma de acreditar que se hicieron, porque los informes, según del Moral, se los daban de viva voz. Los ediles también coinciden en que no se eligió a nadie por ser del PP, aunque todos eran militantes del PP o le prestaron servicio, no vaya a extenderse la idea errónea de que en la España actual el carnet de un partido vale más que un título académico o una larga experiencia profesional para encontrar acomodo en las instituciones. Queda el remate: la precisión de que estas personas estaban destinadas a ser "correas de transmisión" entre la empresa y el equipo de Gobierno. Como andaban muy entretenidos y no podían acudir ficharon a gente que tampoco acudió, pero sí cobró, hasta que la firma, quizá muy debilitada por tanto gasto extra, se semiprivatizó. Entonces se acabaron los fichajes caprichosos.

Tan milagroso como las explicaciones de Francés y Del Moral es que su compañero en el Ayuntamiento y presidente del partido, Sebastián Pérez, no se enterara absolutamente de nada y anuncie ahora que, pese a la gravedad de la miopía, será candidato a la Alcaldía de Granada. Como las cuentas le salen, habrá que pensar que Sebastián considera que lo votarán haga lo que haga, que, más que con militantes y simpatizantes, cuenta con una afición también ciega, con una hinchada semejante a la de cualquier club de fútbol, dispuesta a perdonar todo, incluido el juego feo y sucio, si el equipo logra ganar merced a un penalti injusto con gol y expulsión en el tiempo de descuento. Eso por decirlo de una manera fina, mordiéndome la lengua y sin pillarme los dedos.

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