Vivir

Una razón para irnos, muchas para quedarnos

  • Médicos Sin Fronteras presenta su nueva campaña que denuncia los ataques sobre los cuerpos sanitarios

En el mundo moderno los superhéroes de DC Cómics y Marvel quedan lejos. Más bien los enmarcamos en ciudades norteamericanas de los 50 y 60, en las que la máxima amenaza era un villano de cabeza roja proveniente de Rusia, o quizás algún capo de la mafia de Chicago. Esos seres extraordinarios, que siempre velaban por el statu quo y defendían al inocente, no podían morir y rara vez salían heridos del último gran combate. Pero nada de eso sucede en la vida moderna.

Ahora hay héroes repartidos por todo el mundo que mueren cada día desempeñando su trabajo de curar y salvar la vida de otros, que por coyunturas que a la mayoría se nos escapan, no tienen manera de huir de la pesadilla de las bombas y de los asesinatos masivos.

La organización trabaja en 60 países afectados por guerras, hambrunas o epidemias90 centros hospitalarios de MSF fueron objetivo de guerra y sufrieron 50 bombardeos en 2016

Los trabajadores de Médicos sin Fronteras (MSF) son esos nuevos superhéroes. Esta organización que funciona desde 1971, tiene presencia ahora mismo en 60 países donde desarrolla proyectos y misiones en las que asiste a personas afectadas por la guerra, la violencia, el desplazamiento y las enfermedades endémicas o epidémicas.

Estando sobre el terreno, estos cooperantes tienen que lidiar con situaciones terroríficas: huyen de balas, presencian bombardeos y ven como incluso sus propios compañeros mueren en zonas de conflicto como Siria o Yemen. Aún así todos ellos deciden quedarse para seguir cambiando el mundo persona a persona.

Ayer Médicos sin Fronteras presentó su nueva campaña Yo me quedo, que quiere precisamente sensibilizar y abordar las dificultades que entraña seguir dando ayuda humanitaria a víctimas de conflictos y sobre todo, dar un mensaje alto y claro: pese a todo, quieren seguir haciéndolo.

Médicos Sin Fronteras quiso comenzar esta presentación con datos tan escalofriantes como que el año 2016 terminó superando la cifra de 40 conflictos activos en todo el mundo y más de 60 millones de personas tuvieron que abandonar sus hogares. El impacto directo de las guerras en las poblaciones civiles se ha ido agravando en estos nuevos conflictos "sin reglas", como los denomina Carmen Escalante, delegada de la organización en Andalucía.

En la actualidad, los centros hospitalarios "se han convertido en objetivos de guerra", comentó ayer Escalante recordando el desastre del atentado en 2015 a su hospital en Kunduz, en el norte de Afganistán, donde, según citan en su informe posterior "hubo pacientes que fallecieron quemados vivos en sus camas y trabajadores sanitarios que sufrieron amputaciones o fueron decapitados por las explosiones".

Otros datos que denuncian son los 90 centros hospitalarios de MSF que fueron objetivo de guerra, y los 50 bombardeos llevados a cabo en 2016 a la comunidad médica. Pese a todo, como apuntó ayer durante la presentación una de las cooperantes, la doctora Julia García, "el trabajo merece la pena", porque estando allí estos súper seres humanos sienten que están donde deben estar, donde se les necesita realmente.

Con la campaña Yo me quedo MSF quiere denunciar la situación de quienes están atrapados en las guerras y la urgencia de prestarles ayuda, en un momento en el que el sistema humanitario internacional está fallando a la hora de responder a estas crisis agudas en países como Yemen, Siria o Sudán del Sur.

Al hilo de esto, Escalante explicó ayer que el pasado año MSF renunció a los fondos de la Unión Europea por su "papel vergonzoso en la guerra de Siria". Es por esto que la organización debe seguir valiéndose de su máximo activo: la sociedad civil.

En Granada hay 12.000 socios de Médicos Sin Fronteras, en España 500.000 y en toda Andalucía 48.000.

Ante este último dato, Escalante declaró su emoción ya que "esta comunidad autónoma es de las más afectadas por la crisis económica" y aún así es una de las más comprometidas. Todos estos socios, que por suerte se cuentan por miles, son los que garantizan que por ejemplo en Siria en 2015 MSF pudiera realizar 130.000 consultas externas, 7.000 cirugías, 2.000 partos y cesáreas y pudiera repartir entre la población 3.500 kits de artículos de primera necesidad.

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