A Cappa y espada

La salida silenciosa de la secretaria general de Podemos Granada

  • Lilian Bermejo dejó el cargo antes de que acabara su mandato tras la liquidación de los Consejos Ciudadanos Municipales que ha ejecutado el secretario de Organización Jesús de Manuel

La salida silenciosa de la secretaria general de Podemos Granada

La salida silenciosa de la secretaria general de Podemos Granada

Un día de 2018 me llamó el añorado Chiqui Cascón con su inconfundible optimismo mañanero. Quería invitar a su tertulia de EsRadio a la nueva secretaria general de Podemos en la capital, Lilian Bermejo, que era algo así como llevar a Gerard Piqué al encuentro anual de las peñas del Real Madrid. Ella aceptó sin problemas y la entrevista fue más que cordial sin que en ningún momento Chiqui me dirigiera uno de esos guiños suyos con los que me anticipaba que se iba a tirar a la yugular en la siguiente pregunta. Terminó la entrevista y cogimos el coche para volver a Granada y compartir chascarrillos y ocurrencias. “No le auguro un gran futuro en el partido, es demasiado noble”, me comentó Chiqui contradiciéndose porque él era una excelente persona y había dedicado su vida a la política. De aquello han pasado dos años y el tiempo le ha dado la razón a Chiqui: Lilian Bermejo ha dejado su cargo en Podemos sin hacer el menor ruido, tanto que casi nadie fuera del partido se ha enterado.

Ganadora frente al aparato

Lilian Bermejo ganó las primarias tras el abrupto divorcio entre Podemos y Alberto Matarán, dando la ‘sorpresa en la Condomina’ al imponerse a la lista ‘oficialista’ de Antonio Folgoso en la que figuraban pesos pesados del pablismo en Granada como Jesús de Manuel. Y fue la gran ideóloga de que el independiente Antonio Cambril liderara la lista de Podemos-IU para el Ayuntamiento, venciendo las reticencias iniciales de sus socios. Y también en su propio partido, porque poner como número uno a un independiente tras la experiencia de Carmena en Madrid olía a azufre para un gran sector. Finalmente, y aunque las expectativas iniciales eran las de conseguir dos concejales, se ganó el tercero y estuvieron rozando el cuarto que hubiese posibilitado un bipartito de centro izquierda entre el PSOE y Podemos-IU.

Llegó con la intención de mantener su independencia con respecto a las distintas corrientes del partido, que han seguido manteniendo una guerra soterrada hasta el último momento con la salida de los anticapitalistas de Teresa Rodríguez para empezar a edificar el nuevo proyecto de Andalucía no se rinde. Y lo curioso es que la retirada de Lilian Bermejo, antes de que acabara su mandato, no ha sido con un portazo y ha cerrado con delicadeza su paso por la dirección del partido, que asumió en junio de 2018. Y apenas dos años después se retiró, aunque desde hacía tiempo quería dar un paso atrás y no lo hizo para no desestabilizar el partido. Lo que hubiera sido un escándalo mayúsculo en partidos como el PSOE, PP, Vox o Cs queda como una escena de Memento en el caso de Podemos.

Ya no existe Consejo Ciudadano tras las directrices de Vistalegre III y se ha sustituido por una portavocía municipal que ostenta Rosa Escobar, de la cuerda de Jesús de Manuel, quien según fuentes del partido no cuenta con apoyos a nivel local y vive en su torre de marfil de poder en soledad. Por eso, apuntan, y para asegurarse aún más ser el cabeza de lista en las próximas elecciones autonómicas, está dando apoyo a IU en diferentes cuestiones para cuando llegue el momento de confeccionar las listas.

Sin poder en las provincias

El tema de fondo es la ambición primigenia de Pablo Iglesias de controlar las provincias, para lo que ha desestructurado las organizaciones locales. Así, una de las primeras decisiones de Jesús de Manuel como secretario andaluz de Organización fue lapidar los consejos ciudadanos y las secretarías generales en las capitales, quedando sólo en pie el órgano provincial, ahora en manos de Manuel Ríos, que en principio está en línea de independencia de Bermejo y que sí ha sido elegido de forma democratica a nivel interno.Lilian ha desaparecido de las redes sociales de Podemos y el protagonismo público lo ha asumido en las últimas semanas Rosa Escobar. Pero en la sombra está el ahora todopoderoso secretario de Organización que no hace tanto tiempo era mirado de reojo cuando entraba en la sede de la formación junto al Hospital Real.

Quedó en el ostracismo y relegado en las listas de las últimas elecciones andaluzas tras ser parlamentario en la anterior legislatura en sustitución del fallecido José Luis Serrano. Y ahora, como mano derecha de Cristina Velarde, ha sido el gran muñidor de la expulsión de Teresa Rodríguez de su grupo parlamentario. Una venganza del único que queda de la foto fundacional de Podemos en Granada y que se ha aferrado con uñas y dientes a la vida política. De esa foto ya se han tachado Alberto Matarán, Marta Gutiérrez o Ana Terrón y permanece el más pablista de todos ellos, una vez purgados convenientemente los anticapitalistas y los errejonistas en un proyecto que nació como la casa común de los inconformistas y que ha pasado a ser un chalet privado en Galapagar.

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