La distancia que separa a Luis Landa de su sueño cuesta 30.000 euros. Ése es el precio de una pierna ortopédica de última generación que haría posible que el joven músico granadino volviese a caminar sin necesidad de usar las muletas y pudiese cargar los platos de su batería sin la ayuda de sus compañeros de grupo; porque lo de tocar y disfrutar sobre el escenario es algo que lleva haciendo desde hace años.

Pero 30.000 euros no se reúnen de la noche al día, así que Landa y el batería Pancho Brañas se pusieron a idear todo tipo de fórmulas posibles para hacerlo hasta que dieron con la clave una noche tras una jam session en la sala Boogaclub: reunir a todos los músicos amigos y organizar un festival benéfico que cada día se está haciendo más grande y que está dejando al batería "lo que va después de emocionado y agradecido".

La cita será el próximo 1 de octubre en el Malafollá Festival, y por el escenario del Anfiteatro de Maracena pasarán Eskorzo, Elastic Band, Son de Nadie, Maui y los Sirénidos, Alpujarra Libre, La barca de Súa, Red Soul Community, Microjachis, Tennica y dj Asiman. Todos regalarán su actuación para que el dinero que se recaude vaya íntegro a financiar parte del sueño de Luis.

"Cuando probé la pierna nueva fue una experiencia alucinante; en apenas unos minutos ya sentía que podía saltar y echarme a correr. Lo malo fue quitármela y volver a la realidad de la mía: andar con ella era casi más difícil e incómodo que hacerlo con las muletas. Fue recordar en un instante un proceso muy duro de más de cinco años", cuenta el batería.

A Landa le diagnosticaron con apenas trece años un tumor en la cabeza de la tibia. Fue entonces cuando empezó un periplo interminable de hospitales en Sevilla y en Granada (de la mano del doctor Juan Ramón Delgado) con tratamientos de quimioterapia y más de una decena de operaciones por culpa de una infección empeñada en amputarle la pierna izquierda; pero para ese momento Luis tenía ya 17 años y estaba demasiado enamorado de la música.

Ya con ocho años tuvo su primera batería: un set improvisado con latas de pintura y dos palos que aporreaba imitando a un vecino que tocaba la batería. Después vinieron los días en el hospital, que se le hacían un poco menos largos por culpa de una guitarra que su padre le enseñó a tocar. Además, entre el grupo de voluntarios que acudía a jugar con los niños ingresados en Oncología en el hospital infantil de Sevilla había un músico que se llevaba siempre consigo una guitarra eléctrica que fascinaba a Luis y que hasta le regaló un libro con las canciones de Metallica para guitarra.

Cuando todo el proceso de hospitales y operaciones concluyó y Landa pudo retomar su vida normal, decidió ir a por todas en la música. Empezó con Eric Jiménez (Los Planetas, Lagartija Nick...) y luego con David Fernández (Lagartija Nick, Elastic Band...) y varios profesores dispuestos a sacarle todo el ritmo que llevaba dentro. Fue entonces el turno de recorrer pueblos y pueblos en feria con orquestas y de comenzar a hacer de las suyas en bandas como Tennica, Alpujarra Libre y la Big Band de Ida y Vuelta, que ocupan ahora todo su tiempo junto a los continuos descubrimientos que hace en el flamenco, la música latina y el jazz, tres de sus grandes pasiones.

El festival del próximo 1 de octubre va creciendo por momentos y cuenta en todo momento con el apoyo de los músicos, que se han sumado incondicionalmente a la iniciativa y que no dejan de idear planes para que todo sea un éxito: "Para mí esto es ya más que un éxito. Es muy emocionante ver así el cariño de la gente; empezó a correrse la voz y esto ha ido haciéndose grande. Si hay algo que está por encima de sorprendido es como me siento. Yo voy a darlo todo ese día y estoy buscando que haya sorpresillas, porque toda la gente que participa y la que va a venir se lo merecen".