Ayer y hoy
  • A la semana del pavoroso incendio de la Aduana de Málaga (25 de abril de 1922), el 'profesor' Enrico anunciaba el 'incendio' en directo del Teatro Isabel la Católica

'Incendio' en el Teatro Isabel la Católica

Anuncio del 'incendio' en la prensa local Anuncio del 'incendio' en la prensa local

Anuncio del 'incendio' en la prensa local

Se cumple el centenario del dramático incendio del Palacio de la Aduana de Málaga ocurrido en la madrugada del 25 al 26 de abril de 1922 que dejó nada menos que 28 muertos, además de familias enteras desaparecidas. Toda una España solidaria se volcó con Málaga. Granada abrió una suscripción popular patrocinada por la Sociedad Patronal de Artes e Industria para ayudar a los familiares de las víctimas del incendio. En ella colaboraron muy activamente la colonia malagueña en Granada y el Centro Artístico organizando, una vez más, funciones benéficas.

Después de esta tragedia no estaba el ambiente como para anunciar muchos espectáculos que tuvieran como protagonista precisamente al fuego. Pero era una forma morbosa de invitar a los granadinos a adquirir las localidades.

1922. Incendio de la Aduana de Málaga_ 1922. Incendio de la Aduana de Málaga_

1922. Incendio de la Aduana de Málaga_

Pues así fue. A la semana de la catástrofe malagueña y ante el asombro de la ciudad de Granada, la prensa local anunciaba dos funciones en el Teatro Isabel la Católica de la Plaza de los Campos (Elíseos), calificando el espectáculo de sensacional y estupendo, y en las que se invitaba a presenciar en directo el "incendio" del teatro llevado a cabo en el propio escenario y por la magia de un tal Profesor Enrico al que anunciaban como "discutido, perseguido y aplaudido". Se trataba de un experimento que contaba con el necesario permiso del Ministerio de la Gobernación. Se decía que sería lo nunca visto, pero causó en Granada la lógica alarma porque precisamente hablar de incendios en esos momentos no era lo más oportuno.

El domingo 7 y el lunes 8 de mayo actuaría el tal profesor Enrico en dos sesiones según lo anunciaba la prensa: "El misterioso Enrico actuará hoy en dos funciones, tarde y noche, en el coliseo Isabel la Católica". Se pensaba que al público le gustaría ver ese tipo de espectáculos tremendistas como le gustaría ver corridas de toros en las que se anunciara de antemano que el torero iba a ser corneado. Era una forma de incitar a los espectadores a asistir intrigados y un reflejo no muy positivo de los instintos más primarios de la condición humana.

Actual Teatro Isabel La Católica inaugurado en 1952 Actual Teatro Isabel La Católica inaugurado en 1952

Actual Teatro Isabel La Católica inaugurado en 1952

La única nota tranquilizadora para un público asombrado con el anuncio es que el espectáculo no repercutiría fuera del teatro, contaba con todas las medidas de seguridad y hasta con el permiso oficial del gobernador civil y desde luego no traspasaría los límites de la pura ilusión, ya que el profesor Enrico se anunciaba como mago. No sería preciso pues ni que tocaran las campanas de la Catedral en señal de alarma, ni que se avisara al cuerpo de bomberos. Puesto que si había dos funciones en el mismo día y otras dos al día siguiente…era evidente lo que era evidente.

De momento y tras las actuaciones del llamado Profesor Enrico y sus anunciados "incendios en directo", no tenemos noticias de que el "fuego" dejara rastro alguno en el local. La prueba está en que a finales de abril vemos de nuevo anunciado al profesor ilusionista en el mismo teatro en una función a beneficio del Montepío de Periodistas y Tipógrafos, advirtiéndose que sería siempre y cuando se contara con "la oportuna autorización para poder trabajar"; y es que de nuevo se temían las consecuencias del imaginario incendio.

1936. Granada. Incendio del Teatro Isabel la Católica 1936. Granada. Incendio del Teatro Isabel la Católica

1936. Granada. Incendio del Teatro Isabel la Católica

Sería años después, el 10 de marzo de 1936 cuando, esta vez sí fue de verdad, el Teatro Isabel la Católica de la Plaza de los Campos sería incendiado en los tristes acontecimientos revolucionarios de aquella II República. Pero esas llamas fueron de otras velas y no tuvieron nada de ilusionismo, y, como en todos los malos espectáculos protagonizados por la barbarie incontrolada, hubo pocas palmas, muchos pitos y muchos 'putin'.

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