Costa de Granada

Añoño, se fue el 'último pescador' de Castell de Ferro

  • El simbólico pescador de Castell de Ferro, de boina marinera y mirada pétrea, falleció a principios de febrero

Adiós a a Antonio López Oliveros 'Añoño', un pescador histórico de la Costa de Granada

Adiós a a Antonio López Oliveros 'Añoño', un pescador histórico de la Costa de Granada / G. H.

Decir Añoño en Castell de Ferro es algo tan grande como señalar cosas tan serias en nuestras vidas como el Mediterráneo o una fritura de pescado. En tierra de espetos y desgaste salino con la brisa marina, Antonio López Oliveros –conocido por todos en el pueblo como Añoño– era el símbolo del respeto.

Este histórico pescador falleció a sus 90 años a principios de febrero dejando a su paso una vida dedicada a la mar o el mar que diría Alberti. El penúltimo de la tradición de marengos que ha legado en su familia de 'Añoños', todo un símbolo de este pueblo marinero que acabó siendo el apellido de Gualchos, aunque sea el centro neurálgico del municipio de la Costa oriental.

Querido por los lugareños y respetado por veraneantes, Añoño representaba la imagen clásica del pescador siempre con boina y mirada pétrea al horizonte, la clásica vista de quien ha faenado en el mar y ha intentado entender la incomprensible fuerza de esos inmensos desiertos de azul y vida que son los océanos.

Siempre saludaba, aunque sea con la mirada, este hombre que hasta los últimos años ha estado buscando con su caña los mejores manjares que viven bajo el agua. Toda una vida dedicada a la pesca menor y a echar redes para llevar sustento a casa.

Antonio López Oliveros, un marinero querido por sus vecinos y respetado por los veraneantes

En el grupo de Facebook con el nombre de "Yo soy de Castell de Ferro", la vecina María José Martín informaba de la nota necrológica de Añoño, al que definía como uno de los vecinos más emblemáticos y queridos del pueblo: "Sin lugar a dudas, ha sido un hombre conocido por todos, pescador de toda la vida, que tantas veces hemos visto sentado a la orilla del mar, pescando con su chambel, una imagen que estamos seguros, que todos guardamos en nuestra retina", describía a lo que seguían una infinidad de comentarios de pésame a la familia y cariño al abuelo de Castell de Ferro.

Un modus vivendi Mediterráneo y ancestral que está en clarísimo riesgo de extinción y que en pueblos con casas blancas de pequeñitos barcos como Castell de Ferro se representa a través de imágenes como la de Añoño, el nombre que pervivirá en las generaciones jóvenes como la forma de vivir el mar con un oficio para nada rentable pero romántico y honrado.

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