Unas doscientas personas se concentraron ayer en Motril para mostrar su preocupación ante la crisis que se está viviendo en Afganistán, y que repercute especialmente en las mujeres y niñas que "están sufriendo una lamentable vuelta al pasado, con un régimen que realiza ejecuciones públicas y lapidaciones, entre otras vejaciones".

En la concentración, celebrada bajo el lema de "Las mujeres afganas son nuestras hermanas", los participantes dejaron en el suelo velas que portaban en señal de lucha por la situación que está viviendo el país.

Una convocatoria en la que la plataforma Motril Feminista hizo un llamamiento urgente a la comunidad internacional para que "exija" al régimen talibán que "mantengan abiertas las fronteras para que todas las personas que deseen abandonar Afganistán, huyendo de un poder fanático e impuesto por la fuerza de las armas, puedan hacerlo en unas condiciones mínimas de seguridad".

Además de solicitar que se respeten los principios elementales de "solidaridad y compasión humana" con la admisión de todas aquellas personas que quieran salir del país en los distintos vuelos de repatriación, y especialmente a las afganas "cuya vida está en peligro".

La plataforma reclamó que todos los países acojan a estos refugiados y colaboren para aliviar la presión que un éxodo masivo podría suponer para los países limítrofes de Afganistán.

Durante el acto se escucharon cánticos de solidaridad con el pueblo afgano y se leyeron numerosas pancartas como "nosotras fuimos ellas", "las mujeres afganas son nuestras hermanas" o una cita de la escritora y filófoca Simone de Beauvoir "Bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados".

Afganistán es un país en el que dos millones de niñas no van a la escuela, según Amnistía Internacional, sólo el 26 % son universitarias y el 14 % ejercen la docencia en estudios superiores. Una de cada tres mujeres se casa antes de los 18 años y un 4% antes de cumplir los 15.