Infraestructuras

Espigones de Granada: otra historia de nunca acabar

Escollera de la playa que hay fuera del núcleo urbano de Castillo de Baños

Escollera de la playa que hay fuera del núcleo urbano de Castillo de Baños / A. Feixas

Los espigones de defensa de la Costa de Granada sufren en mismo problema de las infraestructuras de toda la comarca: parece que nunca se van a acabar. Al menos la autovía quedó terminada hace ya 14 años, pero el resto de obras cuesta sacarlas un mundo. Las canalizaciones de Béznar-Rules están aprobadas pero aún no han empezado las obras, lo del tren al Puerto de Motril sigue pareciendo quimérico, y los espigones, al ser muchos, las tramitaciones son largas y farragosas, y dan una de cal y otra de arena. Si este verano se aprobaba por fin el de playa Granada, situado en la Punta de la Mona, el varapalo ha venido con el de Castillo de Baños.

¿Y ahora qué? El Ayuntamiento de Polopos-La Mamola, en declaraciones de su alcalde Matías González a Radio Motril (este diario trató de ponerse ayer en contacto con él sin respuesta), afirmó que seguirán luchando por tener playa y que la decisión es más una "falta de voluntad política" que unas conclusiones basadas en estudios científicos. Alternativas hay, al menos cinco. Una de ellas la actualmente desechada, que podría modificarse para adaptarse a mejores criterios ambientales. La otra es reiniciar el proceso con alguna de las otras variantes del proyecto que fueron inicialmente desechadas por Transición Ecológica, en su momento Ministerio de Medio Ambiente.

Sin embargo, el proyecto de espigón de Castillo de Baños seleccionado por el propio Ministerio era el "mejor" ya que "a pesar de tener una mayor repercusión ambiental, es más viable desde el punto de vista técnico, estético, paisajístico y económico". Este se impuso a otras alternativas recogidas en la DIA. Una trataba la construcción de dos espigones rectos, de 100 metros de longitud, manteniendo la escollera longitudinal actual en una longitud similar.

El segundo era la construcción de dos espigones "que generen una celda estable en el lado este de la escollera, apoyando lateralmente un tramo de playa al oeste". En este seguía "siendo necesario mantener un tramo de escollera longitudinal de protección en el lado oeste". El tercero suponía la construcción de tres espigones de 120, 60 y 30 metros de longitud que permitieran generar una playa estable en toda la longitud de costa a proteger.

La otra alternativa, llamada 'cero' era directamente dejar todo como está, algo que no quiere el Ministerio ya que "no justifica aspectos socioeconómicos como la seguridad frente al cambio climático que pueda ofrecer la construcción del espigón proyectado, el aumento de visitantes a una zona en retroceso poblacional y donde el desempleo en estos núcleos de población es un factor muy limitante a la despoblación". Estos criterios fueron contestados por las asociaciones ecologistas con datos estadísticos que venían a decir justo lo contrario.

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