María Eugenia Rufino: "Me voy porque alguien ha decidido por mí que debo parar, tenía ganas de continuar"

Entrevista a la alcaldesa en funciones de Salobreña

La alcaldesa de Salobreña hace un balance de la gestión municipal durante los últimos ocho años antes de despedirse: grandes proyectos desbloqueados, retos en el horizonte y disposición absoluta hacia su partido

La ampliación de un sendero junto al mar y un mirador transparente, los nuevos proyectos de Salobreña

"He recibido cientos de amenazas, muchas de ellas de muerte y mi familia también. Hay un límite que no se debe sobrepasar nunca"

María Eugenia Rufino: "Necesito un tiempo para desconectar pero siempre estaré disponible para lo que el PSOE necesite" / Alba Feixas
Alba Feixas

Salobreña, 15 de junio 2023 - 06:00

Quien la conoce la describe como una trabajadora incansable, dispuesta a ayudar a todo el que se lo pide y con la mejor de las sonrisas siempre disponible a pesar de que las circunstancias inviten a todo lo contrario. El socialismo corre por sus venas e intenta constantemente demostrar que se puede ser político y buena persona; durante los ocho años -dos legislaturas- que ha estado al frente del Ayuntamiento de Salobreña ha mantenido la puerta de su despacho abierta para recibir a todo el mundo, al igual que las de su casa, donde los vecinos saben que pueden encontrarla. De talante dialogante, le gusta consensuar las decisiones, tal y como ha demostrado durante estos años. María Eugenia Rufino (Salobreña, 1970), alcaldesa de la Villa, se marcha de la Alcaldía, tras una decisión interna de su partido de apartarla de la vida política, "orgullosa del trabajo realizado tanto por mi como por mi equipo, han sido ocho años muy bonitos siempre pensando en el beneficio y en lo mejor para Salobreña. En este tiempo se han podido sacar adelante muchos proyectos y otros han quedado pendientes para que se ultimen en las próximas fechas".

Ocho años que han dado para asentar los cimientos de la Salobreña del futuro, desbloquear grandes asuntos pendientes del municipio y plantear nuevos horizontes, sin olvidar la gran esencia que los distingue del resto de municipios de la Costa Tropical.

Hablamos con María Eugenia Rufino, alcaldesa de Salobreña, para hacer un balance de su trabajo al frente del Ayuntamiento, la dirección en la que se encamina el municipio o los retos personales a los que se enfrentará a partir del próximo 17 de junio, cuando deje el cargo tras la constitución del nuevo equipo de gobierno.

- ¿Cómo definiría su paso por el Ayuntamiento?

Todas las legislaturas tienen sus dificultades, es cierto que la primera fue cómoda al gobernar con mayoría absoluta, aunque eso no impidió que diese cabida y participación a todo el que quiso aportar desde la oposición. Desde el punto de vista económico fue algo más complejo por las grandes limitaciones que teníamos para contratar el personal, también hemos vivido una revolución absoluta en los ayuntamientos con la digitalización y la aplicación de tecnología, pero también procedimental con la capacitación del personal.

Veníamos de unos años de crisis económica importante, al que se le ha sumado en los últimos tiempos una pandemia. Mi paso ha servido para dar una cierta estabilidad al Gobierno local, y creo que puedo decir sin miedo que mi legislatura se ha caracterizan por ser discreta, me he centrado en trabajar por mi pueblo y no tengo ningún escándalo político. Por poner un ejemplo de lo que se ha realizado en este tiempo, hemos trabajado para estabilizar a la plantilla del Ayuntamiento; se ha desbloqueado la urbanización el TH1, la propiedad hizo una inversión de cerca de siete millones de euros que quedan para beneficio del municipio; se ha normalizado el pliego de limpieza o se han establecido procedimientos estándares en la administración.

-¿Ha sido complicado?

Dirigir un municipio como Salobreña es muy complejo, somos pequeños para según qué cosas pero igual que uno grandísimo para otras tantas desde el momento en que recibimos una cantidad de población flotante muy grande, tenemos tres anejos con todos los servicios incluidos prácticamente en su totalidad, nuestro talón de Aquiles es la limpieza, aunque insisto en la importancia del civismo de la gente porque por mucho dinero que se emplee no tendrá el resultado que debe tener. Mirando con perspectiva, el municipio tiene consolidados proyectos imprescindibles, pero sigue habiendo muchísima tarea en cartera que hay que empezar a promover desde ya.

-Si echamos la vista atrás, ¿de qué proyectos se siente más orgullosa y puede decir que ha conseguido?

Quiero recalcar que lo que se ha conseguido durante este tiempo es gracias al trabajo de mucha gente que se ha implicado personalmente para que todo sea posible. Hablamos del resulta de un gran trabajo en equipo. Las administraciones también han jugado un papel fundamental y hay que reconocer tanto a la Junta de Andalucía, a la Diputación de Granada como al Gobierno central por su disposición siempre.

Me siento orgullosa de que se queda resuelto un asunto histórico para el municipio como es la inundabilidad, el desbloqueado del TH-1, del futuro centro de salud, o de la rehabilitación del Castillo o la batalla que supuso recuperar para el uso público el frente del litoral en Salomar, porque fue muy duro, pero estamos convencidos y gracias a eso hoy en día tenemos un espacio recuperado y mejorado, ahora se presenta el reto de terminarlo.

También de pequeños detalles que en conjunto tienen que ver con la mejora de determinados espacios públicos, como la rehabilitación de plazas, calles y lugares que se han habilitado para la gente más que para los coches. Es muy satisfactorio saber que los pequeños arreglitos que te piden los vecinos, que son muy necesarios para el día a día, como una baranda, una rampa o una farola, se han hecho. O de la gran apuesta por la cultura, nos acogimos a PLATEA es el Programa Estatal de Circulación de Espectáculos de Artes Escénicas en Espacios de las Entidades Locales, organizado por el INAEM en colaboración con la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias), que, junto al Festival Lucero del Alba, el Tendencias, el Festival de Habaneras y los espectáculos de música en los rincones, o más recientemente con el Tropicalia somos un referente cultural en la Costa Tropical. Además, se han realizado eventos que han situado a Salobreña en la punta de lanza como la Vuelta Ciclista de España, la dos ediciones de la Élite Woman, y sin duda me siento orgullosa de saber que somos un municipio referente en la lucha por la igualdad y contra la violencia de género.

-¿Y qué se queda pendiente?

Quien venga ahora tiene en las manos un instrumento increíble con el nuevo pliego de Limpieza, llega después de tres años de trabajo y está listo para servir. Creo que va a ser un revulsivo para el municipio y me da pena no haberlo puesto en funcionamiento en su totalidad. También se pondrá en poco tiempo la primera piedra del nuevo centro de salud; o la licitación del espigón, que es algo inminente. Por otra parte, se ha solicitado una subvención para poder realizar una segunda rehabilitación el Castillo; o la remodelación del paseo marítimo, la rehabilitación del Ayuntamiento o todos los proyectos que se han planteado dentro de los Planes de Sostenibilidad Turística.

-¿Alguna espinita clavada?

No me perdono haber tenido algunos días el Castillo o la Oficina de Turismo cerrados, y reconozco que por más que lo explique, es incomprensible, pero la solución inmediata no estaba en mi mano. La verdad que es algo que me cabrea mucho, vivo al lado del Castillo y me ofrezco gratuitamente para abrirlo de forma voluntaria.

- Se despide por el momento del mundo de la política, ¿se trata de un punto y final o se plantea regresar?

No descarto nada, me voy porque alguien ha decidido por mí que debo parar, tenía ganas de continuar y no cierro ninguna puerta. Ahora mismo no puedo afirmar si dentro de cuatro años volveré a entrar en el juego, ahora mismo necesito descansar y desconectar pero no digo un no rotundo. Solo deseo pero que quien me suceda lo haga con la capacidad, la formación y el talante necesario para saber estar aquí, es lo que Salobreña merece.

-¿Qué sensación tiene?

Cuando decidí dar el paso para ponerme en primera línea, un amigo me dijo que no servía para estar en política porque era buena persona y era algo incompatible. Espero haberle demostrado después de todo este tiempo que se equivocaba, que en política, como todo en la vida, hay de todo y que sigo siendo la misma Mariú -como la conocen cariñosamente sus amigos- de siempre. Este trabajo te da una experiencia, un bagaje, un conocimiento o una formación y preparación que no tenía cuando llegué y podría decir que ha sido mi carrera particular.

A título más personal no quiero poner en una balanza lo que me he perdido, fue una decisión personal y cuando decidí dar el paso, tanto mi familia como mis amigos sabían a lo que nos enfrentábamos y aún así respetaron mi decisión y me aceptaron tal como soy.

- Y a partir de ahora, ¿qué? ¿No le da miedo parar de golpe después del ritmo frenético?

La gente que me conoce me dice que no me creo ni yo los planes que tengo de descansar, y es cierto que a medida que se acerca el final da un poco de vértigo, pero prefiero no pensar en eso. Sinceramente creo que necesito descansar un poco, parar mi cabeza, dedicarme a mí y a mi familia, recuperarme un poco físicamente. Quiero parar un poco para ordenar mis ideas, ponerle las cuerdas a una guitarra rota, ponerme al día con un mueble lleno de libros, cocinar tranquila o sentarme sin prisas en la mesa con mi familia para comer.

Pero igual que digo eso, reconozco que no es una sensación agradable, soy consciente de que se avecina una etapa dura, pero estoy bien. Ahora es el momento de pensar que voy a recuperar esa parte más familiar que he echado en falta este tiempo. Me apetece hacer cosas que no he podido hacer y eso me ocupará un tiempo. Necesito un periodo de descompresión.

-¿Tiene un Plan B?

Siempre estaré dispuesta para lo que necesite mi partido, pero incido en que necesito ese periodo de descompresión y prefiero no pensar donde puedo estar dentro de dos semanas, dos meses o dos años. Estoy tranquila porque se que tengo opciones de trabajo fuera del mundo de la política, por si el día de mañana los caminos se separan, pero mi puerta siempre estará abierta porque no me retiro de este mundo por decisión propia.

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