La Costa registra un aumento de varios grados en la temperatura del mar: "Lo más preocupante es que los valores se mantengan en el tiempo"

Los meses de julio y agosto suelen ser los más cálidos del año, por lo que la previsión es de superar las máximas registradas en 2024

Costa de Granada y tsunamis: planes, refugios y riesgo "limitado"

Dos personas disfrutan de la playa de La Herradura antes de hacer esnórquel
Dos personas disfrutan de la playa de La Herradura antes de hacer esnórquel / Alba Feixas

Uno de los temas de conversación más recurrentes las últimas semanas en distintos puntos de la Costa Tropical es la buena temperatura que tiene el agua de la playa. Salvo excepciones, el momento de adentrarse en el agua y sentir ese cambio de temperatura, no ha sido tan brusco como otros años, y buena muestra de ello es la información que recoge Puertos del Estado. Cada año parece que hace más calor, y no falta quien pone en tela de juicio dicho aumento de la temperatura alegando que a la gente se le olvida de un año a otro que en verano hace calor, que el mar siempre anda con la misma temperatura y que cada vez la gente se queja más por todo, pero lo cierto es que gracias a los datos que se recogen en las boyas que hay repartidas en distintos puntos del Mediterráneo, así como la información obtenida mediante modelos numéricos, se puede conocer distintas variables del estado del mar como que la diferencia de temperatura de junio con respecto al año pasado es de entre dos y cuatro grados, según el punto de referencia que se muestree.

Durante junio, último mes para ver la gráfica completa de variación de la temperatura, el mar en la costa granadina registró una temperatura máxima de 24,29 grados, mientras que la máxima registrada en el mismo punto de referencia un año antes marcaba los 20,86 grados, según los datos registrados por Puertos del Estado que permite consultar distintas variables del estado del mar. Estos elementos miden cada hora la temperatura del agua durante un intervalo de tiempo entre 1 y 10 minutos dependiendo del tipo de boya y sobre esa información se calcula un promedio que se considera representativo en esa hora. El sensor de temperatura del agua se encuentra a distinta profundidad según el tipo de boya, en las de la Red Exterior se localiza a 3 metros y en las boyas costeras está en la base del casco, alrededor de 1 metro de profundidad.

Dicha temperatura supone además la cifra más alta registrada desde 2015, fecha disponible en la plataforma, aunque lo cierto es que los registros no siguen una tendencia ascendente, ya que se pueden encontrar otros años más cálidos que el pasado en el agua del litoral. Sin ir más lejos, en junio de 2023 la temperatura más alta se registró en 23,27ºC, los 22,19ºC de 2018; o los 24,6ºC de 2017.

Aún habrá que esperar a que termine la temporada estival para saber si la tendencia sigue al alza en la temperatura del mar, aunque todo apunta que salvo que se registre un desplome de la temperatura, se igualarán, incluso superarán las registradas el año pasado que ya experimentaron un aumento de sus máximas durante los meses de agosto y septiembre, alcanzando los 27,48 grados, convirtiéndose además septiembre, en sus primeros días, en el mes con la temperatura más alta registrada de los últimos años. Solo en los primeros cuatro días del mes la temperatura máxima fue variando de los 26,11 a los 27,48 grados. Lo que llamó entonces la atención, si se comparan las temperaturas anuales de los últimos años, es el registro de los meses de junio y julio, con máximas de 20,86 y 24,96 respectivamente, frente a los 23 y 25 de 2023, los 21 y 25 de 2022 o 19 y 21 de 2021. Otro de los datos significativos que arroja Puertos del Estado se encuentra en las mínimas, donde sin ir más lejos, en agosto registraba 22,37 y 26,11 en septiembre.

Según explica a Granada Hoy la bióloga marina, directora y cofundadora de Coral Soul, Marina Palacios, es importante cuando hay un episodio de aumento de temperatura, "es alarmante que toquemos valores máximos, pero más preocupante es que ese calor se mantenga. Es peor que haya 28 grados durante un mes a que un día se registren 31º". En este sentido, apunta que cuando aumentan las temperaturas muchas especies buscan nuevos emplazamientos en los que poder mantener el nivel normal, el problema llega cuando especies como los corales o las esponjas, que no puede desplazarse, se someten durante mucho tiempo a ese "estrés térmico", provocándoles heridas o patologías crónicas.

En este sentido, apunta que en el litoral de Granada hay una esponja que "ha sufrido un declive debido a enfermedades que le salen por el aumento de temperatura". En el caso de la Cladocora caespitosa, su población se ha visto mermada debido al aumento de la temperatura. El problema por este incremento del mercurio no solo afecta a las especies cercanas. "En el Mediterráneo, la gorgonia marina Paramuricea clavata ha sufrido un 80% de disminución en menos de seis años". Sobre las acciones que se pueden realizar para intentar frenar la situación, Palacios lo tiene claro, "aunque el aumento de temperatura es algo muy difícil contra lo que luchar, pero hay pequeñas acciones que contribuyen a la mitigación del cambio climático, como apagar el coche si estás en un atasco, utilizar más transporte público, optar por una optimización de los recursos naturales y no desperdiciar materias primas, reciclar, son pequeñas acciones que todos conocemos".

Con el aumento de temperatura otra de las especies que se está dejando ver por la costa, aunque de momento de forma esporádica, es la medusa. El coordinador del servicio de socorrismo de Motril, Francisco Alfonso, explica que ya han realizado varios servicios por picaduras de medusa. "Creo que este año tenemos el agua con temperaturas históricas, con perdón de la expresión, parece caldo de pollo. Te metes en el agua y sales con ganas de irte a la ducha y refrescarte porque está más fresca que la de la playa". Aunque matiza que hay bastantes pocas medusas para las que se pensaban que se iban a encontrar con estas temperaturas.

Inicio de necrosis por estrés térmico en Cerdeña
Inicio de necrosis por estrés térmico en Cerdeña / Stefano Cellini. Coral Soul

Un proyecto de investigación en Cerdeña da esperanza

La bióloga Marina Palacios participa en un proyecto de investigación en Cerdeña de cuidado de gorgonias contra cambio climático. "Buscamos el ADN de los corales que son más resistentes al estrés térmico y los trasladamos a mayores profundidades. Si un coral ya cuenta con mucha adaptación a poca profundidad, cuando le aumentas esa distancia es más resistente. La idea es potenciar la genética de las poblaciones con ese ADN para fortalecer a la población para que cuando venga el aumento de temperatura, tengan una tolerancia mayor al calor".

Por otra parte, explica que tienen estaciones centinelas, tanto en Cerdeña como en la Punta de la Mona (Almuñécar), "con sensores de temperatura, registros de parámetros y con correntímetros para estudiar y analizar tanto la entrada de especies invasoras como los fenómenos de estrés térmico".

Desde Greenpeace apuntan que la situación afecta a todo el Mediterráneo, donde se están alcanzando temperaturas récord; de hecho, según apuntan desde Puertos del Estado, en junio se superaron los valores máximos registrados en las series históricas para este mismo mes en puntos como la boya de Dragonera (Mallorca) donde se chequearon los 30,55ºC el 30 de junio, un dato relevante si se tiene en cuenta que la máxima registrada es de 31,87ºC en agosto del pasado año.

La organización ecologista señala que el Mediterráneo está experimentando una ola de calor desde noviembre de 2024 con anomalías superiores a los 4 grados, y va camino de convertirse en una sopa. Una situación que, como también apunta la experta Marina Palacios, pone en peligro la flora y fauna del mar . "Las altas temperaturas y la falta de oxígeno hacen que haya pérdida de hábitats, se altere la red trófica y haya una alta migración y mortandad de especies. Todo ello acompañado de un cambio en las corrientes marinas que regulan el clima. Y no solo están desapareciendo nuestras costas. El calentamiento del agua está provocando que los peces abandonen nuestras aguas huyendo hacia aguas más frías —que no son su hábitat natural— mientras nuevas especies invasoras se multiplican sin control y arrasan con todo a su paso", indican.

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