La amplitud del mar esconde grandes secretos aún por descubrir que, en muchos casos, permanecen ocultos por la dificultad para acceder a ellos. Motivo por el que multitud de expertos en la materia centran sus investigaciones en el medio marino para desentrañar a este gran desconocido. Un ejemplo es el Proyecto Meso_Alborán, un proyecto de investigación de la Fundación Museo del Mar de Ceuta realizado con la colaboración de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico a través del Programa Pleamar y cofinanciado por el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca que se ha presentado en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada.

Se trata de un estudio biológico de los fondos marinos sumergidos del Mar de Alborán, centrado especialmente en los microescarpes mesofóticos de Ceuta, Melilla, las Islas Chafarinas, Granada y Málaga, donde el grupo de trabajo especializado en la materia ha analizado dichos fondos con la intención de aumentar el conocimiento biológico de las profundidades en penumbra –entre 25 y 150 metros de profundidad-. Ocho zonas de trabajo dentro de la cuenca alboraní que, en el caso de la costa de Granada, los estudios se han centrado en zonas de acción de Salobreña, Calahonda o Castell de Ferro. 

Los resultados finales de la campaña de investigación se han dado a conocer en un seminario organizado en la Universidad de Granada. Desde la Fundación Museo del Mar de Ceuta explican que su objetivo principal es la investigación y la conservación científico marina, cuentan con una dilatada experiencia en el tema, y este año decidieron presentar un proyecto a la convocatoria de Pleamar 2021, "es un proyecto que consiste en el estudio de los fondos marinos, es algo bastante interesante por el desconocimiento que hay sobre el tema, y ahora mismo nos encontramos en una fase del proyecto en el que estamos organizando una serie de seminarios para la difusión de los resultados".

Uno de los principales hándicaps es la reducción de la intensidad lumínica en la zona, por lo que las especies fotosintéticas van desapareciendo y en su lugar se encuentran corales o esponjas. Para realizar las inmersiones, los investigadores han utilizado un ROV –Remote Operated Vehicle-, un robot submarino no tripulado y que se maneja desde la superficie. Algo que les ha facilitado acceder a zonas más inaccesibles y adquirir muestras de los fondos marinos para realizar análisis genéticos y morfológicos.

Personal de la Fundación Museo del Mar de Ceuta fotografiando un entorno mesofótico

Gracias a este proyecto, que ha contado con una duración aproximada de 8 meses, se han observado entornos de arena fina bien calibrada en las cercanías de Salobreña, y pese a que no se ha detectado la presencia de especies protegidas, sí que se ha detectado la presencia de Rugolopterix okamurae, un alga invasora original del Pacífico noroccidental, y significativos impactos en los fondos marinos derivados de la acuicultura.

Uno de los descubrimientos más inesperados fue en la desembocadura del Río Guadaldeo, donde el grupo de trabajo localizó una tortuga boba –Caretta caretta- de poca edad, o algunas cuevas de pulpos; y en la Punta de la Mona varias colonias de Dendrophyllia ramea, corales sobre cantos de medio y pequeño tamaño, esponjas Axinella y fondos con un gran impacto de la pesca.  

Entre los objetivos del estudio se encuentra el conocimiento de las comunidades biológicas y las condiciones oceanográficas; observar cómo afecta la actividad humana en áreas de estudio seleccionadas; conocer si existen áreas de reproducción de especies de interés a nivel comercial o biológico; o caracterizar las especies de los hábitats estudiados; entre otros.

El proyecto conformado por un grupo de especialistas en la materia, entre ellos el Fernando Rodríguez –presidente de la Fundación-, Óscar Ocaña –director científico de la Fundación-, Alfredo Rosales –coordinador del proyecto-.