Sangre, crueldad y muerte en el cortijo de la finca 373 de Los Yesos: el crimen con las penas más altas de la historia de Granada llega a juicio
Este lunes se inicia la vista, que durará hasta el viernes, en la que los cuatro acusados se enfrentan a las mayores penas de la historia judicial de Granada
Adelantan a noviembre el juicio a los 4 acusados del doble crimen del cortijo de Los Yesos, en la Costa de Granada
Los Yesos existe porque hay una escollera que lo salva del oleaje. Apenas hay medio centenar de casas en la lengua que dejan las rocas y la carretera antes de toparse con la montaña. En esta zona de la Costa Oriental de Granada todo sigue siendo muy salvaje. Y agreste. Para subir al cortijo de don José hay que remontar un barranco muy profundo que, si alguna vez llevara agua, se vertería directamente al mar. Una tarde de abril del 22, cuatro personas, las acusadas de perpetrar el crimen que tuvo lugar en la pedanía de Sorvilán, aprovecharon la quietud del lugar para tratar de cometer un robo que acabó en uno de los sucesos más siniestros, cruentos y descarnados de la historia de la provincia: dos muertes a sangre fría, agravadas con violencia injustificada y alevosa, una agresión sexual, y todo sin el menor atisbo de humanidad de los acusados a los que se juzga desde este lunes 10 en la Audiencia Provincial. Se les piden las mayores penas de la historia de la justicia moderna en Granada: prisión permanente revisable y 60 años de cárcel en total para los acusados por asesinato, en distinto grado de coautores y cómplices, detención ilegal, robo con violencia, agresión sexual, lesiones, tenencia ilícita de armas y, por si faltara algo, hasta contra la seguridad vial.
El crimen que conmocionó a toda Granada, en especial a la Costa y a los pueblos más cercanos, y a cuyos detalles ha accedido este diario con el documento de conclusiones provisionales de la Fiscalía de Granada, hace un relato desnudo de unos hechos que van teniendo menos sentido conforme avanza el relato fiscal. Dos asesinatos desgarradores para un botín de 120 euros, unos décimos de Lotería, una radial, dos móviles, una lámpara, un aparato de aire aconcidicionado, unas zapatillas y algo de ropa.
Dos machetes, una pistola artesanal
Del escrito de Fiscalía se podría concluir que el plan no salió como esperaban los cuatro enjuiciados, que responden a las iniciales de R. L. y H. E. A., que son los acusados de cometer los principales delitos, y D. C. B. y C. A. G. S., que figuran como cómplices en ellos, y en otros como coautores. Estos cuatro sujetos llevaban días planeando el robo en el cortijo de don José, en una finca con invernaderos entre el casco urbano de Los Yesos y la autovía A-7. Y en la misma tarde de autos, el martes 20 de abril de 2022, se reunieron en el domicilio del primero de ellos en Castell de Ferro para ultimar los detalles del asalto. Tampoco era la primera vez que iban a intentar desvalijar la casa, explica la Fiscalía.
Llevaban el instrumental de siempre: vestimentas oscuras para "pasar más desapercibidos", pasamontañas, guantes, cinta adhesiva, dos machetes, un revólver y una pistola artesanal. De esta guisa se presentaron en el cortijo sobre las siete de la tarde. No había nadie, así que por una ventana lateral lograron entrar tras forzarla, y empezaron a rebuscar dinero y objetos de valor, relata la Fiscalía. Una hora más tarde, ya prácticamente de noche, don José aparcaba su furgoneta en el porche de su cortijo. Al alzar la mirada se encontró con cuatro cuatro sombras esperándole en la puerta, de negro, con pasamontañas, y cada uno con una de las armas que habían llevado. Forcejearon, pero no fue suficiente, y José acabó atado de pies y mano en una silla, con la cabeza cubierta, y golpeado repetidamente mientras sus captores le exigían que les diera su dinero.
Doña Carmen, su pareja, conducía mientras tanto hacia el cortijo, ajena al infierno que se vivía dentro. Veinte minutos tardó en llegar, aparcar, y ver en la puerta la misma escena: los cuatro acusados esperándola, amenazándola, y atándola espalda con espalda a su pareja sentimental. Tampoco podía ver nada. El averno en la tierra se desató durante más de una hora y media en el cortijo de la finca 373 de Los Yesos. A José le exigían "de forma muy violenta y bajo amenazas de muerte" que les diese el dinero, incluso rodeándole su "cuello con una cuerda con intención de asfixiarle", lo que hizo "desvanecerse" y "perder el conocimiento". A ella también le exigían la pasta, pero sin llegar a pegarle, y le sacaron del bolso 120 euros y varios décimos de lotería. Pero no fue lo peor. Los investigados R. L. y H. E. A. la agredieron sexualmente tras "colocarla en una cama" y en presencia de los otros dos acusados, "quienes asistieron complacientes a la agresión sin oponerse", explica la Fiscalía.
Terrible desenlace
Tras todo ese tiempo transcurrido, los captores no había logrado nada de sus rehenes, así que "enojados y frustrados por no lograr su propósito, decidieron cumplir con sus amenazas y acabar con la vida" de José Acosta. Y así lo hicieron en el cuarto de baño, no sin antes aumentar el grado de las agresiones, "extremadamente violentas", "rociarle con pimienta" la boca y la nariz, o incluso "verter lejía sobre su rostro". Pese a las súplicas, no hubo clemencia. Murió degollado en el acto. La Fiscalía sitúa a R. L. y H. E. A. como ejecutores de la herida fatal, mientras que los otros dos sospechosos "no impidieron la actuación de sus compañeros". Por connivencia o por miedo a lo que veían tendrá que decidirlo el jurado popular a partir del lunes. A continuación "decidieron, para no dejar testigos, (...) acabar también con la vida de Carmen". De la misma manera. "Brutal ejecución", lo califica el texto de acusación.
Los cadáveres fueron envueltos por los cuatro acusados con una manta y un edredón, y fueron llevados hasta la furgoneta. Luego limpiaron el cortijo para borrar cualquier vestigio de su presencia allí. Pero no pudieron resistirse a sustraer los dos móviles de la pareja, la documentación de ambos, además de materiales como una radial, una lámpara, un aire acondicionado, zapatillas, ropa y hasta comida, describe la Fiscalía. "Para deshacerse de los cuerpos, los acusados condujeron la furgoneta de don José durante un kilómetros deteniéndose en un barranco y "los lanzaron". Los restos de la limpieza de la casa y las mantas en las que fueron envueltos los dos cuerpos fueron arrojados a un contenedor de basura en Casarones. Cae la tapa y un frágil velo de silencio en la madrugada de la Costa. Al día siguiente, alguien descubrió el horror.
Las penas más altas
No se tardó mucho en apuntar a los posibles responsables. José ya había denunciado previamente que había sufrido robos y amenazas, y que había sido extorsionado. Dos días después se registró el domicilio de R. L. y H. E. A. en Castell de Ferro. Los agentes de la Guardia Civil se encontraron con efectos que directamente relacionaban a los acusados, desde dinero en metálico a dos móviles, el bolígrafo pistola, un revólver artesanal, quince navajas, una catana, una daga, cuchillos... Y en una zona muy próxima a la casa de los dos principales acusados, en una bolsa azul de basura, dos machetes, según se desprende del escrito de Fiscalía.
Para la Fiscalía, estos hechos constituyen los delitos de asesinato con alevosía y ensañamiento, en el caso del de José, y evitar descubrimiento en el Carmen. También de otros dos delitos de detención ilegal en concurso medial con robo en casa habitada, así como de uno de agresión sexual a la mujer víctima de los hechos. Se suma otro de lesiones a dos José, tenencia ilícita de armas y otro contra la seguridad vial, ya que el acusado R. L. no contaba con permiso de conducir pero fue quien manejó uno de los vehículos al abandonar el lugar del crimen. Además, se les aplica la "agravante de disfraz" en todos ellos.
Las penas que se les piden por la muerte de José son de 25 años para R. L. y H. E. A., ambos de nacionalidad marroquí, como "coautores", y que suben a prisión permanente revisable en el caso de Carmen, sumando también otros 14 años de cárcel a cada uno de ellos por la agresión sexual a la mujer. Para los otros dos acusados, D. C. B. y C. A. G. S. se les solicitan, a cada uno, 12 y 22 años como "cómplices" de asesinato; y a 6 años y medio por el de la agresión sexual. Por la detención ilegal de ambos, a los cuatro se les piden 8 años más a la sombra, por las lesiones, otros 3, y por la tenencia ilícita de armas, 2 años y medio por añadidura. La justicia empieza a hacerse desde este lunes.
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