Acumulación por dentro, libertad arriba

Manolo Jiménez ordena un 'trivote' en la medular y mucha movilidad en ataque

Hasta cuatro hombres rodean a Geijo, una constante durante todo el partido.
Hasta cuatro hombres rodean a Geijo, una constante durante todo el partido.
Enrique López / Granada

16 de abril 2012 - 05:02

Si algo se le exige a un equipo cuando salta al terreno de juego es que se deje la piel sobre el mismo. De hecho, hay ocasiones en lo que esto, que se presume que va en el sueldo, no llega a rozar el mínimo exigible en determinados equipos. Sobre todo si esos conjuntos están en la zona baja ya que es el principal argumento de los seguidores para echar en cara los malos resultados. Pero ayer si hay algo que no se le puede achacar al Real Zaragoza es su entrega y trabajo a lo largo de los noventa minutos. La dinámica en la que han entrado los jugadores de Manolo Jiménez (han sumado doce de dieciocho puntos posible) y la intensidad que le exige el técnico sevillano a sus pupilos ha calado y de qué manera en los zaragocistas que vencieron al Granada CF a base de casta, presión y sobre todo mucho trabajo.

Ida y vuelta

Si había algo que el Zaragoza no deseaba era que el choque fuera un correcalles. Un duelo de ida y vuelta donde los locales tenían muchas opciones de perder pues si algo tienen flojo es su línea defensiva. Pero el duelo comenzó con un disparo al larguero del rojiblanco de Dani Benítez, algo que fue contrarrestado con una contra que culminó Dujmovic con el único tanto del partido. El tanto le dio mucha tranquilidad a los maños. Ya habían logrado su objetivo, pero había que defender la renta durante casi todo el encuentro y lo hicieron con mucho orden y disciplina, además de garra.

Caídas

En ataque, Aranda sembró muchas dudas. No porque participara en exceso en las jugadas de ataque sino porque el malagueño cayó en innumerables ocasiones a banda, generando en los dos centrales rojiblancos la incertidumbre de salir a cerrar al ariete blanquiazul o mantener la posición aunque no hubiera una marca fija.

Coordinados

En defensa, el 'trivote' ordenado por Jiménez funcionó a la perfección. El portugués Ruben Micael ejerció de hombre ancla, siendo el más retrasado de los tres centrocampistas. Pero además, era la primera opción para construir el juego de ataque local gracias a su buen trato de balón. Dujmovic ejerció de llegador mientras que Zuculini realizó un trabajo inmenso en la medular.

Por dentro

La idea del técnico sevillano del Zaragoza estaba clara: recuperar el cuero cuanto antes y arriba mucha movilidad. De ahí que no fuera raro ver a Aranda en una banda, Lafita como delantero o Edu Oriol por dentro, con lo que trataban de conseguir mayoría en línea de tres cuartos y de paso crear espacios.

Por fuera

Todo ese movimiento de hombres de ataque buscaba como objetivo generar espacios para que ambos laterales, en especial Abraham, subieran al ataque obligando a Siqueira y Nyom a contenerse y trabajar hacia atrás. Esto hizo que al menos durante prácticamente 70 minutos jugarán sin sobresaltos atrás.

Misión clara

Otra de las bases del juego del Zaragoza era evitar que el Granada CF jugara. Una de las formas era anular a Martins, cosa que hicieron a la perfección. Pero es que además, cualquier intento de jugada ofensiva de los rojiblancos era frenada en falta, evitando así que el rival tuviera continuidad en el juego. Veinticuatro faltas suponen muchas interrupciones y la posibilidad de reorganizarse defensivamente, que a la postre es objetivo que se buscó y se logró.

Bregador

Si un hombre encarna lo que quiere Manolo Jiménez de sus centrocampistas, ese es Zuculini. El joven centrocampista argentino ofreció un despliegue físico en la medular digno de elogio. Atento en todo momento a la circulación de balón del cuadro visitante, cortó muchos balones pero sobre todo lideró la presión de sus compañeros. Además, en los últimos veinte minutos, cuando se equipo bajó físicamente, mantuvo con su trabajo el centro del campo zaragocista.

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