Las cuentas se aprietan (1-0)

Liga bbva

El Granada cae ante un rival directo y ve reducida su distancia con el corte de la permanencia. El Zaragoza marca pronto y provoca un choque sin ritmo e influenciado por el fuerte viento.

Foto: EFE
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Julio Piñero

Zaragoza, 15 de abril 2012 - 16:13

La pugna por la permanencia sufrió un lapsus en La Romareda y habrá que sufrir un poco más tras la mínima derrota ante el Zaragoza. Esta vez no salió para el Granada cómo se quería y ante el tercer rival de abajo se falló. Antes había salido a pedir de boca frente al Sporting y el Racing. No es, de todos modos, para que cundan los nervios. La ventaja aún otorga margen de tranquilidad para maniobrar con inteligencia. Hay que seguir sumando lo antes posible en las jornadas que restan para evitar agobios de última hora.

El partido se dio mal desde el principio con el tempranero gol de Dujmovic, que originó que el Zaragoza lo convirtiera en un infierno. Lo interrumpió una y otra vez para que el Granada no encontrara su identidad. Apenas hubo juego y menos aún con el fuerte viento que dificultó aún más las acciones de ataque. El descontrol fue continuo y de esta circunstancia sacó máximo provecho el equipo de Manolo Jiménez, que se agarró a ese clavo para coger aire y dejar que pasaran los minutos sin que se dieran casi opciones de gol. Eso sí, Dani Benítez mandó dos balones al palo, que bien pudieron cambiar el signo del partido, sobre todo el primero, que se produjo antes del gol maño. El mallorquín malogró esa oportunidad y sigue sin estrenarse esta temporada.

Lo que muchos demandaban desde hace tiempo lo ejecutó Abel Resino en esta ocasión. Le dio la alternativa a Geijo de inicio para jugar en punta y fue Ighalo el que se quedó en el banquillo. En las bandas no hubo sorpresas y las ocuparon Uche y Dani Benítez. Tampoco había mucho más de donde tirar, si se tiene en cuenta que Franco Jara ha perdido la confianza del técnico toledano por su desesperante individualismo. Esta vez los elegidos como centrales fueron Mainz y Borja Gómez, lo que se convirtió en perjuicio de Íñigo López, que vivió el duelo desde el banquillo.

El Granada CF empezó con intenciones ofensivas. Un avance de Martins nada más ponerse el balón en juego, aunque su disparo no fue como pretendía. En el espacio de un minuto el partido dio un gran vuelco. De poder adelantarse el equipo granadino tras una gran dejada de Geijo hacia Dani Benítez, que con toda la portería a su favor le dio con mucha fuerza y la mandó al larguero, se pasó a continuación a un avance del Zaragoza desde la derecha, con envío hacia atrás de Aranda, que mandó hasta el fondo de la red Dujmovic.

Torcido demasiado pronto se tornó el encuentro, pese a que los rojiblancos habían dado buenas sensaciones de inicio. Pero ese tanto afectó después en el juego. Se pasó a una fase de inseguridad en pocos instantes. El balón duraba demasiado poco y el fuerte viento parece que también desconcertó. El Zaragoza empezó a sentirse cómodo cediendo el balón y buscando claramente el contragolpe. Fueron constantes las faltas que se cometieron sobre Geijo cuando se daba la vuelta para recibir.

El partido se metió en una maraña peligrosa. Los maños pretendían que pasaran los minutos lo antes posible y cortaban el juego con faltas cuando le atacaban. Pasó media hora y apenas pasó nada de relevancia al margen del palo de Dani Benítez y del gol tempranero de los locales. Se despertaron algo los jugadores con la pitada monumental de todo el estadio en el minuto 32 contra Agapito Iglesias, el presidente del Zaragoza, por su controvertida gestión. El descuento de la primera mitad se prolongó y casi llega un gol de Martins en un disparo que dio en un defensa.

Fue una extraña primera parte que discurrió por el sentido que interesó al equipo de Manolo Jiménez. Su desesperada situación en la tabla y el hecho de verse por delante en el marcador provocó que llevara el partido a la nada. No se dieron opciones de gol, apenas se pisó el área y el juego se paró una y otra vez con las faltas. El Granada se vio desbordado por ese guión y echó por tierra el primer periodo. Martins entró poco en juego y por las bandas tampoco se atisbaron soluciones.

Peor se pudo poner todo nada más volver del descanso. Un descuido de Mikel Rico propició que Dujmovic se llevara el balón. Se metió en el área, recortó y con toda la portería a favor la mandó fuera. Un alivio que no entrara. Moisés Hurtado estaba tocado desde la primera parte y Abel decidió retirarlo para que entrara Abel Gómez. El Granada necesitaba creérselo para ser capaz de igualar el choque y no dejarse llevar por el ritmo de los maños.

El Zaragoza siguió replegado y eso creó muchos quebraderos de cabeza al equipo de Abel Resino. Entró al terreno de juego Franco Jara por Geijo, al que quitó el entrenador rojiblanco para protegerlo, ya que estaba con una amarilla y en la jugada anterior pudieron haberlo expulsado por una mano.

El Granada se desesperó sin espacios y su fútbol no brotó. Ni pasar a Uche a la punta del ataque repercutió de forma positiva. Los locales presionaron mucho y casi no dejaron avanzar. El ritmo se interrumpió muchas veces y de esta forma no se dio continuidad en las acciones. Lo intentó Dani Benítez con un disparo lejano, que se perdió por encima del larguero.

Salió Ighalo por Martins y a continuación Dani Benítez mandó otro balón al palo tras golpear de cine una falta. El rechace no lo pudo cazar Ighalo. El Granada apretó al máximo ante un Zaragoza nervioso por defender un resultado que le daba vida. Los instantes finales fueron angustiosos para los aficionados maños. Temían que se les escaparan tres puntos vitales para seguir con vida, algo que casi aprovecha el Granada ante el nerviosismo de los jugadores locales por defender esa mínima renta. No pudo ser y no cabe otra que pensar ya en superar al Getafe para evitar hacer cuentas.

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