No por mucho madrugar...
El Granada avisa nada más empezar con dos disparos, pero el Zaragoza marca en su primera ocasión
Minuto 1: Martins busca la portería zaragocista desde la frontal y el balón se marcha alto. Minuto 5: Geijo se la pone a Benítez y el mallorquín estrella el balón en el larguero. Siguiente jugada: contra del Zaragoza, el esférico le llega a Dujmovic que, de fuerte y colocado zapatazo, lo introduce en la meta de Julio César. El Granada comenzó con fuerza pero el amanecer y los tres puntos puestos en juego fueron para los jugadores que son entrenados por Manolo Jiménez.
El de La Romareda no fue un encuentro de grandes cifras. Todo lo contrario. Las más destacadas fueron las de las faltas, sobre todo las firmadas por los futbolistas aragoneses, que duplicaron a sus invitados en lo que a infracciones respecta. Esto no se vio reflejado en las cartulinas, pues hasta que en el último segundo Rubén Micael vio la roja directa, las amarillas cumplían perfectamente la gubernativa ley de paridad. Algo no fue bien en este aspecto, en lo que se refiere a la vara de medir del señor colegiado, al que también cabría preguntarle por qué unas manos son merecedoras de tarjeta y otras, no.
Tiros, pocos y casi siempre de lejos. De hecho, el Zaragoza no pisó el área en todo el primer tiempo. El Granada, por su parte, no es que se prodigara mucho, pero por lo menos si se acercó más a las inmediaciones de Roberto. Eso sí, con peligro, sólo el mentado balón al travesaño de Dani Benítez.
Menos fértil fue el segundo acto. En éste fue el Zaragoza el que salió con más ganas de chutar y bien pudo marcar el segundo a las primeras de cambio, pero a Dujmovic se le 'atrofió' el punto de mira cuando lo tenía todo a favor. Los granadinistas se perdieron por el centro del campo, donde siguieron siendo objeto de numerosas faltas. Al guardameta rival no el inquietaron mucho... por no decir nada. Sólo hay que contabilizar una nueva confraternización de Dani Benítez con la madera. Fue una jugada que pudo cambiar el destino del encuentro y, quizá, el futuro inmediato de los de Abel Resino. Fue una falta desde unos 30 metros que el mallorquín ejecutó de forma espectacular, pero el balón fue atraído por el poste derecho. Para colmo de la males, el esférico le llegó rebotado a Ighalo, pero el nigeriano no puso bien la cabeza cuando su remate era a puerta vacía. Antes y después, poco o nada en el plano ofensivo del Granada.
Al final, el encuentro se decidió por el único disparo que fue entre los tres palos con cierto peligro. El partido bien lo pudo ganar o perder cualquiera de los contendientes. Fue como una moneda lanzada al aire que acabó en cruz. Y en el aire se queda, de momento, la permanencia en la liga de las estrellas... blancas y azulgranas. ¿Hay más?
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