Confirmado: nunca camina solo
Granadinistas de distinta índole, desplazados y residentes con raíces, disfrutan con su equipo y dan calor a la tarde, pese al tedio generalizado · La familia de Dani Benítez lo vive con especial emoción
Menos mal que el Granada no es el Madrid y Palma no es Pamplona, porque si los energúmenos que se hicieron famosos hace pocos días por su deplorable actitud en el Reyno de Navarra -cuando obligaron a unos pacíficos hinchas del Madrid con críos pequeños incluidos a quitar unas pancartas- hubieran estado ayer en el estadio Iberostar, quizá otra vez habrían salido por la tele, en Los Manolos, en El Día Después y hasta en Pedro Lara, para escarnio nacional, local y regional. Y es que no es una exageración aquello de que el Granada jamás camina solo. De hecho, sólo hace falta un estadio tan desangelado como el mallorquín para que 'un puñao' de rojiblancos se dejen oír más que miles de anfitriones. Bueno, ni eso, porque en los grandes templos, como el Bernabéu o el Camp Nou, la parroquia rojiblanca tampoco pasó precisamente desapercibida.
Fueron unos pocos, desperdigados en varios grupos, pero tanto por los alrededores como por muchos sectores del campo se divisaron las bufandas rojiblancas y se escuchó el aliento de los aficionados, desplazados unos pocos para la ocasión y residentes otros muchos en las islas, por mor de las migraciones laborales.
"Siempre nos tocan los tontos al lado", espetó al aire un ineducado periodista local próximo a quien suscribe, cuando el grupo más numeroso de granadinos, ubicado en la tribuna principal y acompañado de una enorme pancarta (la de la foto, leñe), comenzó a hacerse oír. Seguramente fue el único improperio que ayer se le dedicó a la parroquia granadinista, pues se diría que el resto de aficionados del Mallorca o no estaba, o tenía mucho frío, porque quitando a un reducido grupo de jóvenes supporters, el Iberostar parecía más un camposanto que una cancha de fútbol.
También se escuchó, y se vio, a la familia de Dani Benítez, que ni siquiera es considerado un 'hijo pródigo' para el mallorquinismo por dos motivos: porque todavía no ha triunfado y porque no llegó a defender la camiseta del primer equipo bermellón (sí jugó en el filial). Por cierto, el equipo se quedó a dormir anoche en Mallorca, pero que nadie piense que hubo escarceos nocturnos para celebrarlo. Ya habrá tiempo, hombre. Ya habrá tiempo.
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