Un tostón provechoso (0-0)

El Granada sale indemne y reforzado de Mallorca y alarga hasta las siete unidades la ventaja con la zona de descenso. El choque resulta tedioso, pero el Granada compite y es valiente.

Foto: EFE
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Alejandro Morales

Palma de mallorca, 08 de abril 2012 - 18:08

El Mallorca-Granada de ayer, disputado a la hora del café en un campo feo, desangelado y ventoso, pasará a la historia de la presente temporada como uno de los más aburridos y tediosos del curso. Casi todos los choques de las cuatro de la tarde lo son, por cierto. A ver si eso vale para que el año que viene el listo que coloca los horarios se lo piense y lo suprima. Porque, que nadie dude de que el asunto nos interesará también en primera persona la próxima temporada. Y es que tan tostón resultó el partido como provechoso para los intereses rojiblancos, que con el punto sumado en Palma rozan ya, todavía más, con la punta de los dedos la renovación de su tarjeta de residencia entre las estrellas. A los rojiblancos se les pedía que compitieran y lo hicieron, resultando plácido un partido que se preveía estresante. No se dejaron intimidar por las presuntas garras mallorquinistas, que si aparecieron apenas se notaron. Todo lo contrario,impidieron cualquier susto con bastante solvencia, sin pasar apuros y, yendo más allá, dando la sensación de que si algún equipo tuvo alguna opción de ganar ayer, fue el Granada. Todos lo habríamos firmado en agosto. Benditos tostones si todos los partidos que quedan son iguales. El caso es que el equipo se salve y muy mal se tiene que dar el asunto para que ya se escape.

Y olé por Abel Resino, que a veces se equivoca y peca por exceso, que casi nunca por defecto. Si algo tiene el equipo desde que lo dirige el toledano es valentía, algunos dirían que peligroso y excesivo atrevimiento, pero vocación ofensiva siempre, en definitiva. No lo parece a tenor del resultado y de las poquísimas ocasiones de unos y otros ayer. Sin embargo, así fue, Resino fue valiente en Palma. Pese a que el empate se iba revistiendo de oro con cada minuto que pasaba del segundo tiempo y que un gol del Mallorca le habría cortado el cuerpo hasta a los que no son futboleros, el Granada buscó, propuso, quiso llevarse los puntos a sabiendas de que cualquier escaramuza local podía resultar letal. Entre las muchas opciones que existen, Resino siempre escoge la gallarda, salga o no salga bien. Y eso, siendo el Granada quien es y estando donde está, tiene un montón de mérito.

Las anunciadas rotaciones de Abel fueron mínimas y alcanzaron a sólo dos titulares, Iñigo, que dejó su lugar a Mainz, y el imprevisible Jara, que se volvió a quedar en el banquillo. A cambio, Resino volvió a juntar de inicio a los dos nigerianos, Uche e Ighalo, siendo éste último la referencia en el ataque, mientras que Ikechukwu partió como interior diestro. Además, regresó Martins y Fran Rico calentó banqueta y sólo salió al final.

Todos eran conscientes antes del inicio de que un triunfo en Palma significaba, tras las derrotas de Zaragoza y Sporting y lo poco que queda por delante, un pasaporte casi seguro al sueño de la permanencia. Saliera como saliera, tenía que notarse desde que rodara el balón que el equipo se jugaba la vida, que el Mallorca no podía ganarle en intención, por mucha situación similar que atravesaran los de Caparrós y pese a que fueran ellos los que jugaban delante de su gente.

La primera mitad fue lo peor. Estuvo a la altura del nulo ambiente de fútbol de la isla y del indecente horario. No pasó nada. Ni ocasiones ni juego combinativo, sólo un lento transcurrir de minutos que, por otra parte, no perjudicaba al Granada. Los rojiblancos estuvieron muy bien colocados o y no pasaron ningún apuro, resultando el ritmo de inicio muy inferior a lo esperado. El Mallorca quiso dominar y tuvo más la pelota, especialmente en el primer tramo, aunque era al recuperarla el Granada cuando daba la sensación de que podía suceder algo.

A los rojiblancos (ayer sólo blancos) les acompañó una mayor claridad, y también calidad, con el balón en los pies. Menos nervios y precipitación. Intentaron imprimir mucha velocidad a sus acciones y desarbolar así a su rival, pero les faltó precisión en las entregas y también en los intentos sobre el área, como faltaron las subidas de Siqueira o las apariciones de Martins, Benítez, Uche. Tampoco a balón parado se hizo pupa, ni en saques de esquina ni en faltas, los únicos lances en los que el Mallorca tuvo esperanzas de pescar algo.

Tan sólo se generó una ocasión decente de peligro en el primer tiempo, con el sello de Uche, que se desmarcó bien a la espalda de los centrales y no logró aprovechar el pase entre líneas, pues se encontró algo forzado frente a Aouate. El rechace le cayó a Martins, quien tampoco halló la portería (20'). Ighalo estuvo bien vigilado por la zaga y la mayoría de los envíos que lo buscaron de espaldas al marco no encontraron destino en el nigeriano.

La segunda mitad resultó levemente más interesante, seguramente por ese talante ofensivo que el Granada quiso imprimirle a su tarea, saliera como saliera. De inicio se generaron dos opciones, una con un centro de Nyom (46') y la segunda en una contra clara desaprovechada por un chupón Benítez (52'). Al poco el Mallorca gozaría de su única ocasión clara, un chutazo lejano de Pereira que igual que lamío el larguero y salió hacia la pista de atletismo, pudo haberle quitado el polvo a las redes (61').

Abel Gómez compareció por Ighalo pronto y eso mandó a Uche a la punta, aunque su presencia como nueve resultó irrelevante. Fue Siqueira quien más peligro llevó en la segunda mitad, periodo en el que multiplicó sus misiones de combate.

Con el desencanto instalado en la grada balear el Mallorca fue acumulando imprecisiones y el Granada se supo seguro, lo que le permitió seguir porfiando por un triunfo que, ése sí, casi significaba la permanencia virtual. Pudo llegar a la contra en el 75', pero Abel no resolvió el último trámite de la acción.

Caparrós ya había cambiado de 'nueve' (Ogunjimi por Hemed) y Resino buscó en los últimos minutos desborde con Jara (solo encontró individualismo inútil) y posesión con Fran Rico. Se generaron dos ocasiones más, una por bando, en la recta final del choque. Julio César estuvo firme ante un disparo intencionado de Víctor (89') y Franco Jara, ya en el alargue, tiró por tierra una buena opción tras pase de Uche. Así que no fueron tres puntos, pero sí uno. Y ayer bastaba. ¡Si acaso!

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