Covirán Granada

La fe y la constancia permiten la milagrosa salvación del Covirán Granada

Los jugadores del Covirán Granada se abrazan en un Palacio volcado tras conocer la victoria del Real Madrid

Los jugadores del Covirán Granada se abrazan en un Palacio volcado tras conocer la victoria del Real Madrid / Antonio L. Juárez / Photographerssports (Granada)

El Covirán Granada logró la permanencia este miércoles en la Liga Endesa de forma emocionante y milagrosa para poner fin a una campaña de su estreno en la máxima categoría llena de dificultades en la que se ha salvado gracias a la fe y la constancia.

La continuidad en la ACB permite alargar el cuento de hadas del club rojinegro, que con apenas una década de vida ha llegado a la elite desde lo más bajo, con el mismo presidente (Óscar Fernández-Arenas), el mismo entrenador (Pablo Pin) y una estructura de base que se mantiene.

Lo que sí ha conseguido el club de baloncesto en sus poco más de diez años de existencia es ser el foco de atención de una ciudad históricamente baloncestística que vibra con su equipo, como se pudo comprobar el miércoles en el Palacio de los Deportes en una noche que ya queda para la historia del deporte granadino.

Hay varios datos que convierten la permanencia del Covirán Granada en extraordinaria meritoria y casi milagrosa, el principal lo ocurrido en el desenlace de la competición con una última jornada en la que los nazaríes necesitaban ganar al Joventut y que el Betis perdiera en la pista del Real Madrid.

Pese a estar casi todo el partido por debajo en el marcador, lo de Pin lograron doblegar a los de Badalona (73-62) en un sensacional último cuarto, mientras que el mejor jugador del Covirán Granada en la jornada fue el base estadounidense del Real Madrid, Nigel Williams-Goss, que anotó nueve puntos seguidos para los suyos para el 79-77 final pese a que los sevillanos entraron en los dos últimos minutos con el partido ganado (70-77).

Tres victorias en las tres últimas jornadas, algo que no había conseguido el equipo en toda la liga, con remontadas en todos los encuentros, ya que en los anteriores ante el Casademont Zaragoza y el propio Betis casi todo el tiempo fue perdiendo el Covirán, también adornan la inesperada permanencia rojinegra.

El cuadro rojinegro, que ha tenido el presupuesto más bajo de la categoría, ha hecho de la fe, la constancia y la creencia su bandera, sobre todo en aquellos momentos en que las lesiones golpearon a la plantilla y parecía todo perdido.

Los problemas superados

Tras un sensacional inicio de curso, con cinco victorias en ocho jornadas, se lesionaron de gravedad tres de los cuatro fichajes del equipo: el pívot brasileño Cristiano Felicio, el alero serbio Dejan Todorovic y el alero estadounidense Luke Maye, lo que marcó el resto de la temporada.

Ni Felicio ni Todorovic han vuelto a jugar, mientras que Maye lo hizo tras casi tres meses ausente de las pistas y le costó varias semanas recuperar su mejor versión, aunque esta llegó a tiempo para las decisivas tres jornadas finales.

La llegada en el tramo final del alero estadounidense Joe Thomasson ha servido de acicate del equipo, aunque la clave de la salvación hay que encontrarla en el núcleo duro del equipo que subió desde LEB Oro, en jugadores como el pívot senegalés Petit Niang, el base Lluis Costa o el alero estadounidense Thomas Bropleh, que se ha echado al equipo a la espalda en los momentos cruciales.

Los déficits del equipo a domicilio, ya que estuvo más de siete meses sin vencer fuera hasta que lo hizo en el choque clave ante el Betis, los ha solventado en el Palacio, donde ha logrado ocho victorias de las once sumadas al final y ha sustentado el objetivo.

Dijo Pablo Pin tras lograr la permanencia que esto para los suyos era como ganar la Euroliga y viendo cómo lo celebró el Palacio, que siempre estuvo junto al equipo, lleva razón, porque es imposible imaginar un festejo y una alegría mayor, ni siquiera ganando un título.

Ahora al Covirán Granada le toca descansar y volver a reinventarse. El milagro de la permanencia en la Liga Endesa es una realidad y el club seguro que busca, como siempre sin prisa pero sin pausa, seguir creciendo. El baloncesto en Granada está de enhorabuena.

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