Hombre precavido vale por dos. El refranero castellano es tan sabio que difícilmente se le puede llevar la contraria y quizá a ello se agarra el entrenador del Covirán Granada, Pablo Pin, cuando al final del encuentro ante el Barça Lassa, en el que el equipo nazarí sumó su decimocuarto triunfo –hay que recrearse en la cifra–, hizo referencia a que el objetivo es la permanencia, aunque enseguida explicó que "algo muy extraño" tendría que pasar para que los rojinegros se vieran la próxima temporada en la LEB Plata.
Seguro que lo dijo con la boca pequeña y apenas creyéndose sus palabras porque la realidad nos indica que más que algo extraño lo que tendría que pasar para que la permanencia no se sellara sería algo semejante a que la alineación de todos los planetas coincidiera con que al que suscribe le tocara una millonada en la primitiva. Vamos, que el equipo está salvado sí o sí por mucho que haya que esperar a la consabida certificación matemática.
El juego
A falta de que las matemáticas no dejen ni un resquicio a lo que a día de hoy se antoja imposible, hay que subrayar que hasta ahora el Covirán Granada ha demostrado que su juego está por encima de no pocos equipos de la LEB Oro y que está en condiciones de competir de tú a tú con todos salvo con un Betis que se puede permitir el lujo de perder cuando le da la gana, tal como ocurrió el pasado fin se semana.
A por todas
Así que nada de vender que el objetivo es la permanencia. Lo que hay transmitir es lo que piensan todos y cada uno de los que componen la familia de la Fundación CB Granada. Quedan casi tres meses de competición a los que hay que poner algo de picante. Es decir, no hay que tener miedo a decir "play off".
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