Faltó el gol, porque Fabri le volvió a ganar a Manzano
El gallego sorprende con un once plagado de peloteros, con un excepcional Fran Rico, que habría derrotado al Atlético si no echara de menos la suerte en la definición
La de anoche era la velada perfecta. Un partido de los grandes en Los Cármenes, con Fabri apelando en la previa al Granada de los 70. Testiculina y algo menos de fútbol. Balompié por oleadas y virilidad. Pero las mimbres que sacó al césped eran otras. Entrega asegurada, pero también con cariños al cuero.
¿Cómorrrrr?
Eso dijeron los aficionados al conocer el once de Fabriciano frente a los colchoneros. Rebosaba calidad. Los mejores jugadores en el tacto del balón que tiene el gallego a su disposición saltaron al verde zaidinero. Fran Rico con la batuta de la orquesta, con Abel Gómez y Martins por delante. En las bandas, Dani Benítez y ¡un delantero! Uche. Geijo quedaba para fijar y rematar.
Un baile
El Granada bailó al Atleti en la primera parte. Con Falcao siendo devorado por don Diego Mainz, el planteamiento de Fabri le volvía ganar al de Manzano, que ni con Gabi, Mario Suárez y Thiago en la media, y Diego por delante, hizo cosquillas al Granada. La pieza clave era el pontevedrés Fran Rico. Capo lavoro del 'cuatro' rojiblanco. Mandaba, creaba, cortaba. Ayudado por Martins y Abel en fase defensiva, dejó seco a un Diego Ribas que no encontró nunca el hueco. Cuando tocaba ir hacia arriba, le dio al equipo que siempre busca Fabri: salidas rápidas. Se cosía la pelota al pie al cortar en línea de tres cuartos defensiva y encontraba siempre la solución en la salida, ya fuera con la colaboración de Martins y Abel Gómez, o buscando más profundidad con Dani Benítez y el sorprendente interior derecho Uche. Gracias, Real Madrid, por dejarnos traer a Granada a este tío. Un pelotero en mayúsculas.
Falso interior
El Granada iba a jugar con dos delanteros natos, pero nada más lejos de la realidad. Fabri buscó hacer daño con la habilidad y fugacidad de Uche, un ariete que ayer volvió a entrar por la banda derecha. El técnico gallego ya lo había probado en esa posición ante Osasuna y el Valencia, pero ayer fue la primera vez que lo hizo de titular. Con un Dani Benítez más liberado de tareas tácticas (tan sólo se dedicó a ayudar en la presión) para aprovechar toda su verticalidad para entenderse con Geijo y llegar al gol, la labor del nigeriano fue más de pizarra. Sobre todo al defender la salida del Atlético de Madrid, cuando con el hispano-suizo formaba la primera línea de presión rojiblanca.
Vigilado Siqueira
El Atlético de Madrid demostró tener controlado al Granada en dos aspectos: el primero, teniendo paciencia y sabiendo que los nazaríes arrancan fuertes pero llegan sin gasolina al final; y el segundo es que a Siqueira le conocen. El peligro colchonero llegó, en su mayor parte, buscando la espalda del de Florianópolis. Reyes y sus apoyos con Juanfran, unas veces, y Gabi en otras, ganaron muchas veces al brasileño.
Acordeón atascado
En la segunda parte, el Granada se hizo más largo de medio campo hacia adelante, y se arropó más atrás. La facilidad para estirar las líneas con orden desapareció, ya fuera por el 'virus FIFA' que asoló a un exhausto Martins, o por el desgaste acumulado por la buena primera entrega del partido. Los locales juntaron más la defensa con el centro del campo, en el que Fran Rico siguió a lo suyo (manda, corta, juega, pinta, colorea y te hace la colada al mismo tiempo), y que contó con el refuerzo de un Mikel Rico que aportó tranquilidad desde que entró, cuando Diego se asociaba mejor con Adrián López y los espacios empezaban a abrirse en la zaga granadina.
Ataque solitario
Con un Granada más dedicado a aguantar las galopadas de Adrián (¡la que le salvó Roberto!), los pases de Diego y sufrir en las segundas opciones que siempre encontraba el sevillano, que tuvo tres buenas en el cuarto de hora final, Fabri decidió no perder en cinco minutos lo ganado en 85. El ataque quedó arrinconado al milagro. Mantuvo en el césped a Álex Geijo, al que nunca hay que quitar porque siempre tendrá una, y le dio la alternativa a dos que siempre se comen el campo. Yohann Mollo sustituyó al lesionado Benítez y como un pura sangre, la banda zurda recobró bríos. Asociado con Siqueira y Geijo, pudieron generar alguna de peligro. En la contraria entró Franco Jara, más individualista, pero también peligroso. Está demostrado que el argentino es más efectivo como revulsivo que como titular. Ahora mismo, no le llega para más.
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