EDITORIAL
Extremadura señala tendencias
Dani Güiza prolongó ante Grecia la leyenda del arquero. Una celebración que nació de mano de su ídolo, Kiko Narváez, y que frena la ansiedad matadora del 'Pichichi' de la Liga antes de los cuartos de final ante Italia. Si fallan Fernando Torres y David Villa, espera su turno un jerezano cargado de flechas. Sus vidas se cruzaron cuando Kiko, un chaval espigado de buenas maneras, comenzaba a despuntar en el Cádiz y a ser protagonista de mil andanzas en una pensión modesta. Por cada uno de sus goles del inicio de una carrera que nacía rumbo al estrellato, recibía un bocadillo de mortadela. Era el orgullo de Jerez, una ciudad en la que Güiza daba sus primeras patadas en campos de arena plagados de piedras.
Una mañana, una gripe de Luna hizo que Kiko fuese entrenador por un día del equipo de alevines del barrio de La Liberación. "Los enanos me miraban con admiración y descubrí a uno escondido cuando les hacía correr", recuerda Kiko. "Monstruo, menos correr y más tocar el baloncito", me dijo. Ese descarado era Dani Güiza, que no aguanta la risa recordándolo. "El tío vino y nos hizo correr mucho. Cuarto de hora para un lado y otro cuarto de hora de vuelta. Por el camino vi que había árboles y me escondí detrás, así a la vuelta me unía al grupo otra vez".
En ese momento de su infancia, nacía una admiración por Kiko que muestra en cada momento que tiene ocasión. "Aquel día fue impresionante. Fui por la tarde a entrenar y apareció Kiko, que entonces ya estaba jugando en Primera. Para todos los chavales de Jerez era tremendo tener a ese hombre al lado. Era nuestro modelo a seguir".
Desde sus primeros pasos, algo hacía diferente a Güiza del resto. "Cada vez que tocó el balón aquel día era como si hablase otro idioma que el resto de niños. Ya se veía el pedazo de futbolista que iba a ser", dice Kiko. Más tarde, Güiza buscó el éxito y la perdición por caminos alejados del fútbol, en equipos como Barcelona B, Xerez, Mallorca B o Recreativo, antes de ver la luz cuando Quique Pina ejerció de padre en el Ciudad de Murcia.
No lo fue menos Ángel Torres en el Getafe, para lanzar una carrera que no tiene freno tras ser máximo goleador con el Mallorca. Para Kiko, "es el delantero de España que mejor define delante del portero. Tiene un don innato. Siempre está bordeando el fuera de juego para lanzar unas diagonales muy peligrosas". Güiza es distinto a Kiko, aunque guarda cierto parecido en el rostro. "Me gustaba todo de él como delantero. Tenía un juego de espaldas único, buen remate y mucha calidad. Era muy completo", recuerda Güiza de su ídolo.
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