Granada 74 | eibar · la crónica

El Luque de la lámpara

  • Genio El sevillano hace romper a su equipo la racha de seis partidos sin ganar con un golazo logrado desde su propio campo Sólido El '74' se muestra muy rocoso en defensa y sólo pasa apuros al final

Recuerdo el partido de la primera vuelta en Eibar. Luque se quedó en el banquillo por sorpresa, algo que nunca, estando el 23 para jugar, pasa. La apuesta le salió mal a Tapia, y cuando devolvió al sevillano al campo, ya cayendo el '74' en el marcador, el zurdo se propuso hacer la guerra por su cuenta en alguna acción, consciente de su altísima capacidad técnica. Pero aquel día nada le salió. Ni a él, ni a Tapia, ni al equipo. Como si fuera un tahúr vengativo y aquella espina la llevara clavada en el pecho, José Juan Luque esperó pacientemente a que la Liga diera una vuelta completa para ajusticiar al mismo Eibar de la primera ronda, y de paso enterrar la cuita de aquella tarde tan fea. Y ni tardó, pues lo hizo a los 9 minutos, ni le tembló el pulso. Todo lo contrario, eligió la suerte más difícil de todas para sacarle la sonrisa a los presentes y de paso devolverle a su equipo los puntos que aquella tarde no pudo conquistar. Y la tranquilidad, que tan necesaria era. Ni siquiera anotó desde el centro del campo, lo hizo más atrás, en terreno propio, mejorando incluso el tanto que le metió a la Real Sociedad en el mismo escenario. Luego el genio se rodeó de diez currantes y su golazo bastó.

El equipo rojillo ya apuntó hacia la mejoría en Castellón, pese a perder. Ayer volvió a ser el equipo sólido al que el público ya se había acostumbrado, con una línea defensiva casi impecable, unos laterales agresivos, especialmente Ruz (partidazo el suyo), un centro del campo muy batallador y algo de chispa en ataque, sobre todo en la segunda parte. El Eibar, que quiso ser poco arriesgado al principio, al salir al campo con cinco defensas, fue aumentando progresivamente su vocación atacante, y al final puso en apuros a los locales, pero Jaime, que volvió a estar soberbio, solventó varios balones comprometidos, especialmente el de Yagüe en la última acción del partido (ver foto sobre estas líneas).

El golazo de Luque inauguró las hostilidades después de que el Eibar hubiera mostrado a las claras que iba a Motril a contener y a buscar a Goiria, quien se mostró muy activo en la punta siempre. Mandiola no cambió su sistema defensivo hasta la segunda mitad, y pese a defender con cinco, el '74', con poco, creó peligro.

Javi Guerra chutó fuera y en buena posición en lo que pudo ser el 2-0 (16'), y al poco una falta con jugada ensayada derivó en un chut de Crespí desde la frontal que siguió el mismo camino (26').

Los centrales rojillos estuvieron muy atentos a los balones laterales, como demostró Fagoaga en el 35' para despejar un cuero comprometido. Sólo un tiro de falta de Txiki con mucha intención inquietó a Jaime antes del descanso (44').

El partido fue más bonito en la segunda mitad. Lejos de encerrarse para salvaguardar su botín, el equipo granadino se mostró incisivo, encontró a Elvis, desaparecido en el primer acto, e incluso los refuerzos ofensivos, que salieron al final (Xisco Nadal y Urtain) acercaron a su equipo al gol.

Cuando Mandiola pasó de cinco a cuatro defensas y comenzó a reforzar sus líneas ofensivas, Ruz ya había chutado con peligro (50'), y Luque había estrellado el cuero en el larguero tras el saque de una falta, rozando así la salida a hombros del estadio.

No cejaron los de Tapia en su empeño por buscar el segundo. Falcón dio un gran pase a Elvis que dejó al nigeriano mano a mano con el arquero, pero Ogude fue tímido y la jugada pudo con él, saliendo Cuéllar victorioso en el envite (59'). Sólo dos minutos más tarde el pase fue hacia Gibanel, en el área, pero el aragonés no llegó por un pelo. Siguió el vendaval rojillo con dos nuevas acciones ofensivas protagonizadas por Elvis, que chutó fuera desde la frontal (69') y posteriormente estrelló un tiro cruzado en el cuerpo de Cuéllar (72').

La salida al campo de Xisco Nadal hizo que el equipo no bajara un ápice su intensidad ofensiva. El balear pronto se alió con Luque, protagonizando dos acciones consecutivas, acabando la primera en córner y la siguiente, a la salida del mismo, con un cabezazo fuera de Xisco (78').

Mandiola terminó por dejar a su equipo con tres defensas tras introducir en el campo a Yagüe, pero los ataques de los guipuzcoanos, desordenados y con poca fe, encontraron en la zaga y en el arquero locales la respuesta adecuada.

El último tramo del choque fue de nervios, por lo corto del marcador, y por los balones colgados que buscaban el ajo del área de Jaime. salió Alberto para contener y Urtain para refrescar el ataque. El canterano no pudo hacer más en menos tiempo. Protagonizó una acción preciosa junto a Xisco y Luque, terminando la jugada en un gran pase de Urtain que Luque no hizo gol por culpa de un zaguero, que despejó. El juvenil también gozó de una oportunidad en un disparo que despejó el arquero.

El descuento moría cuando apareció Jaime para salvar dos puntos. Ayer no se podía escapar. Y no se escapó. Menos mal.

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